• 08/06/2024 00:00

Consejos para un buen gobernante (Parte I)

Ser un gobernante democrático no es una acción sencilla, conlleva responder a los postulados sobre los patrones de la democracia y más en nuestros países en donde la misma se ha vulnerado en varias ocasiones

Un buen gobierno requiere de instituciones legítimas, representativas y eficaces que, junto con una sociedad participativa y bien informada, constituyen las bases para una democracia estable. En definitiva, la existencia de instituciones sólidas genera confianza en los ciudadanos.

Ser un gobernante democrático no es una acción sencilla, conlleva responder a los postulados sobre los patrones de la democracia y más en nuestros países en donde la misma se ha vulnerado en varias ocasiones. De igual manera la institucionalidad se ha visto afectada por el flagelo de la corrupción que permea todos los sectores.

Urge una reconciliación entre ética y beneficio, como expresaba Ángel Galindo, al referirse a la receptividad ética en las empresas.

El mundo empresarial ha mirado con recelo a la ética. Para muchos directivos la ética no es más que el cumplimiento de lo que dictan las leyes.

Según Luis Eduardo Cleghorn, experto en ética empresarial, el núcleo del problema radica en la concepción que se tiene de la ética. Se la considera desde su dimensión negativa, de prohibiciones y posible fuente de remordimiento. Pero la ética es amplia, propone, sugiere, ayuda a usar la capacidad creativa, anima y motiva.

El filósofo e historiador Plutarco, escribió hace casi 2 mil años, una serie de preceptos para los gobiernos que de forma acertada se amoldan a nuestra realidad en el propósito de gobernar con ecuanimidad.

De acuerdo con Juan Esteban Constaín, “leer a Plutarco es todo lo que un hombre decente necesita para brillar”.

Los aportes de Plutarco se plantean “desde una filosofía práctica que puede servir a los gobernantes para atemperar sus pasiones y cultivar la virtud, moderación, justicia, templanza, sabiduría. Todas estas cualidades se aprenden mediante una correcta educación.

El buen gobierno se considera hoy en día la clave para la implementación de las políticas que mejoran la calidad de vida en una sociedad. Por esto, el hecho de que una administración concentre esfuerzos en fortalecerse internamente aumenta la legitimidad del gobierno y la confianza de los ciudadanos en el Estado.

Personalidades sabias y de amplia trayectoria mundial, como el filósofo Daisaku Ikeda, consideran que es imperativo que cambiemos el estado del mundo en el que la gente común de buen corazón está oprimida y se la fuerza a sufrir.

Esta es una época de democracia, una época cuando la gente es soberana. Aquellos aún en las posiciones más poderosas de autoridad se encuentran en ese lugar solo para servir a la gente. Jamás debe ser al revés.

Por su parte, el antiguo héroe Kung Ming dijo: “la base de un buen gobierno yace en escuchar las opiniones de los demás”. Este es un principio que sostendrá la visión del liderazgo.

Cuando se lidera un grupo de muchas personas, no solo es importante hablarles, hay que escucharles, establecer las causas de preocupación y sumar la sabiduría de todos, a partir de allí podrá crearse una gran ola de avance dinámico y de respeto a las opiniones de los demás.

La autora es docente universitaria
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