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- 30/06/2019 02:03
El cuento chino de las listas
La estrategia que se ha implementado en los últimos 10 años para afrontar los ataques de la OCDE y el GAFI al centro financiero de Panamá ha sido un rotundo fracaso. Resultado lógico y natural, cuando, ya sea por incompetencia, genuflexión o ambas, se ignoran las verdaderas raíces del problema que estamos lidiando.
El mismo no tiene que ver ni con transparencia ni cumplimiento ni lavado de dinero ni de financiamiento del terrorismo ni de proliferación de armas de destrucción masiva y demás hierbas aromáticas. Se trata de control geopolítico y en el caso de Panamá, el control de su estratégica posición geográfica.
En este caso específico, la inclusión de Panamá en la lista gris del GAFI es consecuencia directa del pésimo manejo que desde Cancillería se le dio a la apertura de relaciones diplomáticas con China. No en el hecho de hacerlo, que fue lo correcto, sino en la incapacidad de evitar que esto trajera como consecuencia un deterioro de las relaciones y el resentimiento de los EE.UU. que ahora, como presidente del GAFI, nos está pasando la factura.
El cuco de las corresponsalías bancarias solo tiene valor como excusa eterna de la clase política para esconder su incapacidad, falta de coraje y dignidad nacional para resolver de una vez por todas estos certeros ataques a nuestra economía y reputación.
Afrontar el reto no será un camino fácil. Requerirá diplomacia fina, liderazgo y decisiones valientes, si en verdad queremos rescatar lo poco que nos queda de soberanía financiera y de dignidad nacional. El derecho internacional público nos da la razón, así que, con inteligencia y coraje, no debiéramos perder. El problema es que ni siquiera intentamos defendernos. Simplemente bajamos la cabeza y aceptamos el regaño.
Como lo hicimos con el Canal, cuando rompimos relaciones con los gringos en plena Guerra Fría para culminar con éxito su devolución con los Tratados Torrijos-Carter.
Por su parte la banca nacional tiene que entender que hay vida más allá de las corresponsalías bancarias. Mientras se siga dependiendo de estas para realizar pagos internacionales, el GAFI, la OCDE y demás organismos satélites del G-7 seguirán utilizando el chantaje para cada día más controlar nuestra economía y centro financiero.
¿Solución? Abandonar las corresponsalías bancarias como herramienta única para realizar transferencias internacionales y migrar hacia una plataforma bancaria para pagos internacionales utilizando ‘blockchain' y ‘crypto' monedas. Con esta vía se podrán enviar y recibir desde Panamá transferencias no solo en dólares, sino en yuanes, euros, yenes y demás monedas a todas partes del mundo. Todo esto cumpliendo todas las normas de KYC y AML. Esto no es teoría, ya ocurre en Europa. Este paso verdaderamente catapultaría a nuestro país como un Hub Financiero internacional.
Recordemos que nuestra Constitución en su artículo 259 establece que no habrá en la República papel moneda de curso forzoso. Con este paso también nos independizamos del dólar sin tener que abandonar su uso y le sacamos de una vez por todas el dedo al GAFI y demás organismos satélites del G-7.
No importa cuántos cambios hagamos en nuestras leyes, el GAFI y la OCDE nunca nos dejarán en paz. Si seguimos por el mismo camino, seguiremos obteniendo los mismos resultados, los cuales hasta ahora han sido catastróficos. Nos hemos convertido en el centro financiero más regulado del mundo, pero seguimos sin salir de las listas.
Pues, según el GAFI, el problema del lavado de dinero no está en los países con mayor consumo de drogas ni en donde más se producen, sino en las sociedades anónimas y bancos panameños. Ignorando, claro está, que más del 70 % del dinero que se lava en el mundo viene de la venta de drogas que se da en Europa y EE.UU. Pareciera que vivimos en Congolandia.
Si el GAFI quiere evitar verdaderamente la proliferación de armas de destrucción masiva, ¿por qué no empieza regulando o listando a los mayores productores de estas, quiénes son? Los países que controlan el GAFI y la OCDE, empezando por Francia y los EE.UU. Doble congueada.
De los 10 mayores países exportadores de armas de destrucción masiva, al menos siete son miembros de la OCDE, encabezados por Francia y los EE.UU. ¿Quiénes son sus mayores clientes? Países del Medio Oriente y el Sudeste Asiático, cuna del terrorismo mundial.
¿Todavía hay alguien que se cree el cuento de que el problema del blanqueo de capitales, el financiamiento del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva está en los bancos, casas de cambio, bienes raíces o sociedades anónimas panameñas?
La soberanía para un Estado es lo que la libertad para el individuo. ¿Queremos ser independientes o seguir siendo el títere de los países del G-7? Esa es la pregunta que debemos hacernos. Lo demás son tonterías.
ABOGADO
‘No importa cuántos cambios hagamos en nuestras leyes, el GAFI y la OCDE nunca nos dejarán en paz. Si seguimos por el mismo camino, seguiremos obteniendo los mismos resultados [...]'