• 06/07/2022 00:00

El cambio climático y las energías renovables

En dos artículos anteriores, publicados en este medio, identificábamos al cambio climático como uno de los grandes problemas de la humanidad, al considerarlo un fenómeno, tan serio y amenazante, que es capaz de poner fin a la vida en la Tierra.

En dos artículos anteriores, publicados en este medio, identificábamos al cambio climático como uno de los grandes problemas de la humanidad, al considerarlo un fenómeno, tan serio y amenazante, que es capaz de poner fin a la vida en la Tierra.

Lo más lamentable y trágico es que nada parece indicar que los líderes mundiales, a pesar de sus discursos, frecuentes reuniones globales y las numerosas evidencias del caos climático hayan adquirido conciencia real de la magnitud y significado de la catástrofe que se avecina, si la temperatura del mundo aumenta más de 1.5 grados C.

Todos los informes actualizados y serios sobre calentamiento global pronostican que las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO²) alcanzarán, en el año 2023, nuevos récords históricos. Aún peor, estos alarmantes índices seguirán creciendo en los años siguientes, si el comportamiento de las naciones industrializadas continúa siendo muy similar al que han mostrado durante la crisis de la covid-19, donde anunciaron un gasto de $16 billones para hacerle frente y solo un 2% de esos recursos para promover las energías limpias, verdes o renovables.

Las tecnologías energéticas limpias o renovables, a diferencia de las tradicionales o convencionales, como el gas, petróleo y carbón, cuyas reservas son finitas, solo provienen de fuentes naturales inagotables y no emiten gases de efectos invernadero ni emisiones contaminantes a la atmósfera, lo que no agrava los problemas del cambio climático.

También reducen la dependencia energética, son seguras y almacenables, generan empleos y mejoran la economía y la calidad de vida de los seres humanos. Entre ellas se encuentran la energía eólica, solar, biomasa, geotérmica y otras.

Cada vez, se demuestra más la gran importancia que tienen las energías renovables como alternativas viables al combustible fósil y a la energía nuclear; así como en la lucha contra el cambio climático y sus efectos más destructivos.

Se estima que para el año 2,040, estas energías tendrán, principalmente, a través de las tecnologías eólicas y fotovoltaicas, una participación del 44% en el suministro eléctrico global. Es evidente que el cambio energético que la humanidad necesita para detener el desastre que se avizora, no cuenta con la voluntad política de los dirigentes de las naciones más poderosas, ni tampoco con la fuerza necesaria para vencer los grandes intereses existentes detrás de la industria petrolera, del carbón y del gas natural, responsables directos de casi dos tercios de las emisiones globales de dióxido de carbono.

Profesor Universitario
Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones