• 30/03/2021 00:00

¿El arte nos puede salvar? (I)

“Muchos son los interesados en utilizar el arte o las disciplinas artísticas como un medio para mejorar la salud mental, empoderar comunidades con pocos recursos o en riesgo social […]”

La pregunta “¿el arte nos puede salvar?” es muy ambiciosa, Con certeza, sé que no podré contestarla a cabalidad en un solo escrito, pero vale la pena analizar las diferentes aristas de sus posibles respuestas. En este mismo espacio he escrito de cómo hay artistas que siguen un camino de autodestrucción, ni su arte ni sus increíbles talentos los han salvado de sí mismos, si esto es así, entonces ¿cómo puede ser utilizado el arte para sanar, o para ayudar a otros a crecer?

Antes de iniciar mi análisis, hago la siguiente observación, para mí toda actividad humana tiene luz y oscuridad, tiene lo positivo y lo negativo inherentemente, por lo tanto, no hay nada totalmente inocuo ni nada exclusivamente negativo. Así como hay artistas a quienes su actividad artística no los salvó de sus propios demonios, también hay muchas personas que acreditan al arte como la tabla de salvación que les ha permitido mantenerse a flote y, en muchos casos, reverdecer en los parajes más áridos de su vida.

Definamos arte. En esta definición seré abarcadora, el arte como actividad humana simbólica, creativa y recreativa que permite reflexionar, cuestionar, exponer y cambiar la realidad concreta y espiritual de un ser que se sabe finito y esto le ocasiona, hasta cierto punto, sufrimiento. En esta definición de arte cabe el arte académico, el artesanal, el popular, el comercial y el de protesta, porque son reacciones a la existencia que cada artista o creador aborda desde sus recursos (talento nato, entrenamiento en una disciplina o disciplinas, posibilidades tecnológicas, estudios académicos), su filosofía de vida y el momento histórico que le toca vivir. La plástica, la música, la danza, el performance, la fotografía, la escritura son todas posibilidades artísticas que pueden ser utilizadas en un proceso de autoconocimiento, un proceso de empoderamiento comunitario, un proceso terapéutico o un proceso catártico. Gran parte de lo que se obtenga en una intervención artística con estos fines depende de quién guíe el proceso, su formación y los objetivos de este.

Muchos son los interesados en utilizar el arte o las disciplinas artísticas como un medio para mejorar la salud mental, empoderar comunidades con pocos recursos o en riesgo social y fortalecer las buenas relaciones en espacios comunitarios. A inicios del siglo 20, surgieron las primeras disciplinas en el área de la salud mental, donde se buscaba especializar a un personal que tuviera capacidades artísticas, pero que también pudiera llevar a cabo un proceso terapéutico, ya fuera en un hospital, un colegio o en iniciativas comunitarias. La musicoterapia, como disciplina académica, surge en los años 40, como una carrera universitaria en la Universidad de Michigan, la terapia de arte ve sus inicios en los años 60 y ya sería en los años 70 que la danzaterapia y la dramaterapia de Moreno verían un proceso de investigación y formación académica.

Actualmente, alrededor del mundo hay diversos tipos de formaciones, académicas y no académicas, para todas estas disciplinas. En diferentes países estas profesiones están reguladas de diferentes maneras.

Como menciono al inicio de este artículo, esta es una primera entrega y en la próxima explicaré un poco más las aplicaciones del arte en hospitales a través de diferentes tipos de iniciativas.

Psicóloga, Blog Cuentos al Garete.
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