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- 13/06/2022 00:00
Argelia es responsable del diferendo por el Sahara marroquí
El reciente cruce entre Argelia y España dejó al desnudo una realidad que el régimen dictatorial de Argel ha tratado de esconder por casi medio siglo. Argelia es responsable del diferendo creado en su disputa por el Sahara marroquí. El llamado frente Polisario es solo un instrumento en las manos de Argel y su afán hegemónico en el norte de África.
Argelia no es un mero observador, como pretende hacer ver ante la comunidad internacional, negándose a participar en la mesa de negociación bajo el argumento de que no es parte del diferendo y rechazando la propuesta de autonomía para el Sahara marroquí reconocida -desde que fue presentada por Rabat en el 2007- por las últimas 15 resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU).
Como en las anteriores, la resolución del Consejo de Seguridad de octubre pasado, no dio espacio a las pretensiones de Argelia de un referendo de autodeterminación en el Sahara y reconoció como “serio, creíble y viable” el plan de autonomía marroquí.
El exabrupto de la semana pasada protagonizado por Argelia, al romper un acuerdo de amistad de 20 años y amenazar con cortar el comercio y el suministro de gas a España, le ha dado la razón a Marruecos acerca de que el diferendo solo puede resolverse en una negociación bilateral con Argel. La guerrilla del Polisario es solo un títere en el tablero de intereses geoestratégicos de Argelia.
Desde su independencia de Francia en 1962, Argelia ha sido gobernada por un régimen militar autocrático, envejecido, copia de la exUnión Soviética, que ha dado la espalda a la realidad de un país con una población empobrecida en la que el 60% es menor de 30 años. Pese a los enormes recursos naturales, principalmente gas y petróleo, la riqueza queda en manos de una gerontocracia en pugna por preservar sus intereses económicos.
El régimen de Argelia creó, dio entrenamiento militar, armó y actualmente amamanta al Polisario en campamentos de refugiados en territorio argelino. Por eso su reacción visceral ante la decisión soberana de España a favor de la autonomía en las provincias del Sahara marroquí. Argelia asumió, de ese modo, su condición de parte principal en el diferendo.
La rabieta argelina se produjo horas después de que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, defendiera el miércoles pasado ante el Congreso en Madrid su decisión irreversible de apoyar, contra todas las amenazas de Argel, el plan de autonomía marroquí.
“La iniciativa de autonomía marroquí, presentada en el 2007, es la base más seria, realista y creíble para resolver ese diferendo”, reiteró Sánchez ante el Parlamento. “El impulso tomado para avanzar hacia una nueva era de relaciones con Marruecos es una realidad que va ganando terreno”. En la amplia agenda común sobresalen aguas jurisdiccionales, acuerdos pesqueros, las comunidades autónomas de Ceuta y Melilla, inversiones, inmigración y antiterrorismo.
España anunció hace dos meses su apoyo para que el Sahara se convierta en una región autónoma dentro de Marruecos y descartó un referendo de autodeterminación promovido por Argelia, por irrealista e irrealizable. Madrid resaltó sin ambages que “el Sahara es marroquí”.
El plan de autonomía propuesto por Rabat establece que las provincias del sur dispondrán de sus propios órganos legislativo, ejecutivo y judicial. El Estado cedería a la región autónoma competencias en materia de economía, infraestructuras, desarrollo social y cultura, mientras se reservan cuestiones como la defensa y las relaciones exteriores bajo el control del gobierno central.
La posición de Marruecos es que sin lealtad a la causa nacional del Sahara las relaciones de Rabat con otros países no avanzan.
La postura de España, al mismo tiempo, es cónsona con la adoptada por Estados Unidos, Alemania, Francia, otras naciones de Europa, África, países árabes y las principales democracias de América Latina.
Por otro lado, el acuerdo de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación que firmaron España y Argelia en el 2002, es meramente político. Pero al romperlo, Argelia envió un mensaje de que no es un país confiable.
Madrid y Rabat suscribieron en 1991 un tratado similar al de Argelia. Sánchez anunció el miércoles, horas antes de la pataleta argelina, la intención de su gobierno de negociar un nuevo acuerdo con Marruecos que recoja las renovadas relaciones con Rabat.
Las rabietas y amenazas de Argelia, recibieron una rápida respuesta de la Unión Europea, un error de cálculo que hizo recular a la gerontocracia de Argel.
Ante la dura advertencia de la Unión Europea por “violar” los acuerdos de asociación suscritos en el 2005 con Argel, que incluyen represalias económicas en caso de boicot a uno de los miembros del bloque comunitario, hubo un cambio de discurso. Aseguró que no ha roto relaciones comerciales con España y que garantizará el suministro de gas.
Mientras España compra a Argelia el 24% de gas y un 43% a Estados Unidos, Europa es el principal socio comercial argelino que factura el 47% de sus exportaciones. “Si Bruselas no enseña los dientes cuando un tercer país suspende unilateralmente el comercio con un socio europeo, ¿cuándo lo va a hacer?”, comentó el sábado el diario español El Mundo.
Al dar su pleno respaldo a España, Bruselas exigió a Argel restablecer el comercio con Madrid y pidió a Argelia no hacerle el juego a Rusia abriendo un nuevo frente energético en plena invasión militar de Moscú contra Ucrania. A lo largo de seis décadas, Rusia ha sido el principal proveedor de armas y asesoramiento militar de Argelia. Moscú controla el 30% de exportaciones de armas en África, frente al 7% de Francia y 5% de Estados Unidos.
Por otro lado, la visita del dictador Nicolás Maduro el jueves pasado a Argel y sus declaraciones de apoyo al Polisario, demostraron que el régimen venezolano es, junto con Cuba y Nicaragua, el principal soporte de esa guerrilla marxista en América Latina, como parte de su enfrentamiento con Estados Unidos.
La validación del respaldo de Washington al plan de autonomía marroquí se reforzó la semana pasada con el anuncio de la nueva edición de las maniobras militares African Lion 22. Estos serán los mayores ejercicios realizadas en 18 años, algunos en el Sahara marroquí, lo que refuerza el reconocimiento de la marroquinidad de ese territorio y significan un desmentido a la ficticia guerra del Polisario contra Rabat que propagandiza ataques que solo existen en sus comunicados.
Las maniobras African Lion constituyen una muestra de la fortaleza de la cooperación militar entre Estados Unidos y Marruecos.
La edición de este año contará con la participación de 13 países socios. Además de Marruecos y Estados Unidos, se encuentran Francia, Italia, Gran Bretaña, Países Bajos, España, Brasil, Túnez, Senegal, Chad y Ghana. A estos se suma la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). También participarán 28 países como observadores. Entre ellos Egipto, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos.
African Lion 22, entre el 20 y 30 de este mes, contempla maniobras de comando de fuerza de tarea conjunta, uno de armas combinadas con fuego real, uno marítimo, un ejercicio aéreo que incluye bombarderos, uno de entrenamiento de campo conjunto con paracaidistas, así como programas de respuesta e intervención en caso de ataques químicos, ataques biológicos, radiológicos y nucleares.