Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber
En la plaza toca:
Porque Puma Zumix Grupo juvenil que interpreta...
Desde muchos años antes de la transferencia de la Zona del Canal a Panamá producto del cumplimiento del Tratado Torrijos-Carter, los estrategas de seguridad de EUA habían determinado que, más que la propia vía interoceánica, lo importante era contar con bases o espacios de avanzada que permitieran aprovechar la posición geográfica de nuestro país. Con la intención de modificar los tratados para establecer esta opción, centraron todos sus esfuerzos en la década de los años 80, incluida la invasión de 1989. Aunque no se logró ese objetivo y finalmente se cumplió el Tratado, tal como se había pactado en 1977, esto ha sido superado en gran medida por los avances tecnológicos que permiten recabar información o tener presencia en casi cualquier parte del mundo en minutos o pocas horas para el sistema de inteligencia y seguridad de EUA.
Las declaraciones del señor Trump, haciendo énfasis en obtener concesiones de Panamá respecto al Canal y su zona aledaña como vía de paso, sin descartar iniciar con sanciones económicas o militares, o están desactualizadas o simplemente son una cortina de humo para sustentar la verdadera aspiración de recobrar presencia militar o de seguridad en nuestro país.
No obstante lo anterior, la equivocada referencia a una posible presencia o influencia directa de China en el Canal y su zona aledaña, deja ver el verdadero propósito de sus declaraciones, que además son parte de declaraciones en sentido similar (inesperadas, equivocadas y belicosas) en contra de México, Groenlandia o Canadá. Es parte de una visión geopolítica global que busca replantear la posición de EUA, pero que se expresa de una forma (aparentemente) desorganizada.
Este tipo de declaraciones no sustentadas, hiperbólicas y fuera de todo contexto, son parte constante de la vida publica del señor Trump desde que inició su vida política en serio hace poco más de 10 años, incluidos sus cuatro años como presidente de EUA. Si esas palabras fueran expresadas por otra persona común, no valdría la pena ni siquiera comentarlas por lo fuera de realidad que a primera vista están, pero lastimosamente están siendo proferidas por el presidente electo de la nación más poderosa del mundo y no podemos quedarnos de brazos cruzados.
Justo en estas semanas de diciembre y enero en que se conmemoran los trágicos eventos de la invasión de 1989 y de la represión en 1964 contra Panamá, nos toca como panameños en general, y al gobierno nacional en particular, preparar no solo una estrategia de reacción/respuesta inicial a esta ofensiva, sino elaborar líneas de acción diplomáticas y de comunicación que tomen la iniciativa al respecto, con la dignidad nacional como bandera y que pongan coto oportuno a estas asonadas, que no harán sino intensificarse, pudiendo pasar gradualmente de simples declaraciones a acciones concretas si dejamos el espacio vacío sin respuestas contundentes.
En este inicio de 2025, el sacrificio de nuestros mártires de 1964 debe servir como fuente de inspiración para establecer de forma amplia esta estrategia de dignidad soberana, tomando en cuenta los aportes del mejor talento de nuestro país y acercando posiciones con países hermanos en Latinoamérica y en otras latitudes, como se hizo antes y durante la negociación de los tratados Torrijos Carter, sabiendo que era la única forma de lograr nuestro objetivo de alcanzar la integridad territorial y que se respetara nuestra soberanía nacional, teniendo claro siempre la enorme asimetría de poder entre el país del norte y nuestra pequeña pero valiente Nación.
Tenemos la capacidad, ya lo hicimos anteriormente, y lo podemos volver a hacer, solo falta voluntad.