• 04/11/2020 00:00

'El 3 de Noviembre viene, el 3 de Noviembre va y yo con mi…'

“Se trataría de estaciones cortas, en donde nuestro poeta nacional Álvaro Menéndez Franco, […], hablaría de historia patria a siete conocidos míos de diferentes comunidades de los campos del distrito de la Pintada de Coclé”

¡Hola!, venerables ancianos de la patria nuevamente, con ustedes esta vez para que celebremos juntos, con el pensamiento, los 117 años de la separación de Colombia. Pero miren cómo la maldita pandemia china ha echado a un estercolero los maravillosos actos que teníamos preparados para este insólito 2020, se nos escurrieron entre las manos y escabullido entre las canillas, como si fueran totumadas de agua, los primeros, y un gato trepando raudo por encima del fogón, tumbando todas las amarras de “pescao” seco, el segundo.

Se trataría de estaciones cortas, en donde nuestro poeta nacional Álvaro Menéndez Franco, vestido con su saco blanco cartagenero, hablaría de historia patria a siete conocidos míos de diferentes comunidades de los campos del distrito de la Pintada de Coclé. Menéndez Franco disertaría de Panamá, como él solo sabe hacerlo, ante lo que he considerado, por haberlo observado, que es una costumbre de una casta de personalidades del campo (pocos quedan), que se han acostumbrado a no “apearse” nunca de sus caballos cuando acuden a determinados lugares, formando un círculo de cabalgaduras que conversan entre ellos o se embriagan, si es el caso, y en donde los sombreros de junco hacen imágenes diversas por la forma en que se acomoda y descansa cada vaquero sentado en su caballo, mientras escucha o habla.

Todo iniciaría en Piedras Blancas, desde las 6 de la mañana, luego, en La Madera y así sucesivamente hasta llegar a los otros sitiales en donde nos esperarían, El Potrero y Toro Bravo, en donde no íbamos a demorar más de 20 minutos en cada puesto en esa mañana del 3 de Noviembre de 2020.

Todo eso se planificó gracias al respaldo financiero de mi mujercita de años, Nereida Shaik de Caicedo, institutora de la generación de 1964, que cumple conmigo un matrimonio de cuarenta y pico de tucán juntos, con dos críos que ya están más sabios y viejos que ella misma.

Como ven, este 3 de Noviembre no disfrutamos, como pretendíamos, orgullosamente de la presencia ni de las palabras del poeta nacional Álvaro Menéndez Franco como orador ante los 117 años de la separación muy afortunada de Colombia. Tampoco tuvimos que sorprender al Halloween antes de la noche de brujas, adornando con enseñas patrias desde el trancón de la casa hasta el cerro Membrillo y lo nuestro blandiera con gallardía. De manera que, mi 3 de Noviembre, que llevo en el alma, fue opacado, cierto, pero advertido por el pánico que han instaurado los actuales jefes del país (los minseñaños) con la palabreja protocolo, ¿la nueva normalidad de qué? Si todo aquí es anormal, menos en la Asamblea, estadísticas de contagios, encamados y difuntos, lavarse las manos con agua, pero gastando más jabón que cuando tenías trece años, necios detenidos porque temen que todas las playas pronto quedarán como “mojón beach”, biosalubridad, burbuja familiar de siete personas, incluyendo al perro, balaceras y muertos hasta en Capira, suplantando machetes y puñales, planilla 172, en donde ni de a vaina lo meten a Ud. ni a mí, más un etcétera grande de calamidades.

Pero, tenga fe en DS y oremos como unos trastornados para que esta anormalidad cambie pronto.

¡Que viva el 3 de Noviembre, carajo! “Y no crean que porque el grillo salta es maromero”. El patriótico podio, donado por el Ing. Roque Arrocha de Olá, quedará esperando con sus cuatro banquillos “mueleculo” para el organizador, el aguatero y el encargado de colocarlo con la enseña patria detrás del orador histórico: Álvaro Menéndez Franco.

Economista, escritor costumbrista.
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