Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
He observado que en las hojas de opinión del diario La Estrella de Panamá prevalecen los artículos que escriben los izquierdistas, promulgando y defendiendo su ideología y permanente inconformismo. Por mucho tiempo espere que esta tendencia cambiara y alguien se atreviera a escribir un artículo de opinión que expusiera y denunciara con claridad lo nefasto que el comunismo y el socialismo han sido en la historia de la humanidad.
Al fin, el ultimo día del año 2019, el economista Julio César Caicedo Mendieta publicó el artículo titulado ¿Cuántos años duró el comunismo en el imperio Soviético?, que de forma didáctica y valiente expone la verdad sobre el anacrónico, nefasto, maligno y satánico sistema de producción común que se dio en Europa durante la era industrial y que fue un desastre total, como se puede observar hoy día en Rusia, China, Corea del Norte, Venezuela y Cuba.
Es muy importante que nuestros jóvenes estén bien instruidos históricamente y les recordemos lo que significa el comunismo y el socialismo, para que no se dejen engañar por los ideólogos trasnochados que aun pululan en nuestra comunidad y que a través de sus artículos engañosos y bien articuladas mentiras tratan continuamente de hacernos creer que Fidel Castro, Iosif Stalin, Hugo Chávez, Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales y Jose Daniel Ortega son los héroes políticos que debemos imitar.
Además es necesario y para esto escribo este artículo, poner en contexto medible lo que el economista Julio César Caicedo nos expone en su artículo, para poder dimensionar el daño que el comunismo le ha causado a la humanidad.
Para esto me baso en un libro: El Libro Negro del Comunismo crímenes, terror y represión, donde se guarda de forma muy detallada y prolifera el daño y la dimensión de la maldad que este satánico sistema le ha causado a la humanidad en los 64 años que duró el imperio mentiroso del la URSS.
En el capítulo escrito por el historiador francés Stephan Courtois “Los crímenes del comunismo” hace un inventario de las muertes que causaron y que copio textualmente:
“No obstante , podemos establecer un primer balance numérico que aún sigue siendo una aproximación mínima y que necesita largas precisiones pero que, según estimaciones personales proporciona un aspecto de considerable magnitud y permite señalar de manera directa la gravedad del tema: URSS, 20 millones de muertos; China, 65 millones de muertos; Vietnam, 1 millón de muertos; Corea del Norte, 2 millones de muertos; Camboya, 2 millones de muertos; Europa Oriental, 1 millón de muertos; América Latina 150,000 muertos; África, 1,7 millones de muertos; Afganistán 1,3 millones de muertos; movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder, 12 millones de muertos. El total se acerca a la cifra de 100 millones de muertos. Este grado de magnitud oculta grandes diferencias entre las distintas situaciones. Resulta indiscutible que en términos relativos el premio se lo lleva Camboya, donde el Pol Pot, en tres años y medio, llegó a matar de la manera más atroz, de hambre generalizada y tortura… aproximadamente a la cuarta parte de la población total del país. Sin embargo, la experiencia maoísta sobrecoge por la magnitud de las masas afectadas. En cuanto a la Rusia leninista y salinista hiela la sangre por su aspecto experimental pero perfectamente reflexionado, lógico y político”.
La apertura de numerosos archivos y la proliferación de testimonios han sacado a la luz algo que hoy ya es una evidencia: Los países comunistas se preocuparon más de hacer crecer los Gulaps que el trigo y de producir cadáveres más que bienes de consumo.
A pesar de estas evidencias tan espantosas, aquí en nuestro Panamá tenemos un grupo minúsculo pero bien adocentados y adoctrinados de individuos que pretenden imponernos el sistema comunista como forma política y productiva para vivir. Ellos saben perfectamente que por la vía de la elección libre no tiene ninguna posibilidad, como lo han demostrado en las dos últimas elecciones donde no lograron con sus candidatos izquierdistas sacar más del 1% de los votos. Saben también que el único camino que les queda es el de la violencia, por lo que continuamente recurren a motivar la luchas de clases, envenenarnos contra las debilidades de nuestro sistema institucional, a ensañarnos contra los norteamericanos y a empujar a los jóvenes, para que por la vía del desorden y el caos demuestren su desacuerdo contra el sistema establecido, para intentar, como lo están haciendo actualmente en Chile, e intentar llegar al poder por el camino de la violencia y la fuerza bruta.
Les queda también el recurso del engañó, discurso que manejan muy bien a través de la mentira y la dialéctica, para imitar lo que hizo Hugo Chávez en Venezuela. Estamos viviendo el momento perfecto que puede abrirles la puerta a estos ideólogos, para que a través de una Constituyente Originaria nos engañen y logren hacer una constitución de corte comunista para cambiar el pacto social y la convivencia pacífica en la que los panameños hemos vivido y logrado en los 100 años de vida republicana, con sus virtudes y defectos, el desarrollo envidiable que tenemos.
Para estos izquierdistas, lo que hacen es una doctrina en la que persisten sin tregua ni descanso, a la espera paciente para poder darnos la puñalada mortal. No podemos permitir que estos intelectuales enfermos y sindicalistas trastocados, a través del engaño, la dialéctica, la semántica y la mentira, pretendan llevarnos al desastre social y político, al que ellos históricamente han sido adoctrinados.