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- 05/01/2020 00:00
Los ustacha han reencarnado en Bolivia
Los medios noticiosos dan espacio a las afirmaciones de Karen Longaric, ministra de relaciones exteriores de Bolivia, relativa a la inocuidad de las movilizaciones de hostigamientos contra la embajada de México y ahora contra España.
El apellido de la ministra, de grafía trasladada al castellano, es de origen serbocroata y más croata que serbio, ya que si fuera serbio probablemente se escribiría Longorich. La verdad es que las dos naciones tanto Serbia como Croacia hablan el mismo idioma, pero se escribe con alfabetos distintos: los serbios usan el cirílico, el mismo que usan los rusos, y los croatas usan el latino; explicamos que la cristianización de ambos pueblos fue ejercida por evangelizadores distintos; los croatas por monjes latinos enviados desde el Vaticano, y los serbios por ortodoxos adscritos a la esfera de influencia de Constantinopla. El mismo idioma se escribe distinto por causas religiosas.
La influencia católica, cuando este credo era presa de las desviaciones fascistas (con el perdón del respetado Francisco I) se usó para hostigar y minar la unidad del reino de Yugoeslavia primero y de la república después. Fue sobre el territorio de Croacia en donde se impuso el fascismo de Ante Pavelic, dictador que mezclaba el terrorismo con una apariencia de humildad apabullante. Su oficinita estaba situada a pocos pasos de la puerta sobre unos peldaños, de manera que el que acudía debía mirar hacia arriba. Sobre su sencillo escritorio colocaba un gran recipiente de vidrio que contenía los ojos de cientos de sus enemigos; así de sencillo e intimidatorio.
Cuando Tito y sus partisanos lograron derrotar al fascismo, Pavelic huyó y se escondió en monasterios en Italia y finalmente huyó a Argentina, así como cientos de sus compatriotas. No se pudo sostener escondido y finalmente volvió a Europa para quedar bajo la protección de Franco.
El caso que nos ocupa es que aquellos centenares de militantes de su causa fascista emigraron a Sudamérica, algunos pasaron al Paraguay de Stroessner y la gran mayoría cruzaron al territorio de Santa Cruz en Bolivia en donde fueron recibido por la oligarquía local y fundaron, cruzando sus familias, la casta oligárquica que desde Santa Cruz amenaza a los bolivianos raizales y que se ofrece como base de operaciones estadounidenses.
La inmigración croata en Bolivia fue un movimiento que remonta sus raíces al siglo XIX, el cual tuvo fuerte descendencia importante, especialmente dentro de la historia de Santa Cruz, Se estima que la diáspora croata en Bolivia cuenta con un número estimado en 5.000 personas, de varias generaciones. Los primeros inmigrantes provenientes de Dalmacia, llegaron finalizando el siglo XIX y se asentaron principalmente en el centro y oriente boliviano, en torno a las ciudades de Santa Cruz y Cochabamba. No obstante, la inmigración que dio forma a la participacion croata en política es la que llegó con el final de la Segunda Guerra Mundial: de ellos se destacan descendientes en distintas áreas como Branko Marinkovic, ex presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Ivo Kuljis, empresario y ex candidato a la vicepresidencia, Raúl Garafulic, presidente del diario Página Siete, Pablo Ivanovic Kukoc, refundador de Atocha, Zvonko Matkovic, empresario y muchos más.
Son un conjunto de poderosas familias empresarias lácteas, cerveceras, y financieras, llegadas al país altiplánico en los años posteriores al fin de la Segunda Guerra, cuando el gobierno boliviano aceptó, a solicitud de la CIA, dar refugio a miembros de la USTACHA partido fascista croata cuyo nombre significa “resurrección” los cuales eran perseguidos por los partidarios de Tito.
Esos fueron los antecesores de quienes hoy controlan la economía y el poder en el Oriente boliviano. Los nietos de estos connotados genocidas son gente formada en duras ideologías racistas y anticomunistas, y se sienten los únicos forjadores del adelanto económico de sus provincias. Políticamente se han esmerado por mostrarse frente a los Estados Unidos como un grupo de fiar; fueron los grandes aliados del general Hugo Banzer durante toda su carrera política, siendo sus beneficiarios económicos.
La vida social de Santa Cruz de la Sierra se caracteriza por la gran proliferación de logias y sectas blancas por supuesto. Esa estructura socio cultural alimenta planes secesionistas de lo que ellos llaman la Media Luna Camba (blanca). Hoy el clan croata es uno de los elementos más activos en el proceso de desintegración de Bolivia.
Ellos buscan crear una nación blanca, laboriosa, ilustrada, que nada tenga en común con la altiplanicie colla a la que tienen que financiar con sus impuestos. Estados Unidos mira con buenos ojos la creación de un nuevo país en la región, por tal razón si llegaran a triunfar las fuerzas del MAS en una nueva elección deberían enfrentar otra vez al secesionismo.