Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
Debo decir muy a mi pesar que lamenté el fin que tuvo el General Manuel Antonio Noriega cuando fue capturado por los agentes de la DEA en Panamá y llevado detenido a los Estados Unidos, luego de la invasión. Y como digo al principio, lamento el fin trágico que tuvo hasta morir de un tumor cerebral después de su regreso de prisión que pagó por el supuesto tráfico de drogas en que se le acusaba que estaba involucrado.
Noriega fue compañero de estudios en el Instituto Nacional cuando él finalizaba sus estudios de bachiller y yo los iniciaba. Él poco seguía las ideas de su hermano líder estudiantil, en cambio se dedicó a seguir los discursos del sociólogo y destacado jurista Demetrio A. Porras. Un día él me invitó a una charla que acostumbraba el alto dirigente socialista en una escuela primaria que uno se acomodaba de a malas. No tardé en decirle a Manuel Antonio que no me convencían sus charlas de socialismo; una vez hablaba en favor de varios bandos el capitalismo y su supuesta doctrina que no concordaba con el Marxismo, Noriega me contestó, Belisario está bien tú tienes tus propias ideas. Él terminó inscribiéndose en el partido de Porras vistiéndose siempre de blanco como su secretario de confianza; yo seguí mi camino en que me expulsaban de varios colegios y no paraba en uno solo porque mi firmeza era invariable, que todo el que me conoce sabe, con la diferencia que tengo ahora más experiencia hacia una extrema izquierda.
Lo perdí de vista muchos años porque se fue a estudiar milicia a Perú, y regresó con el grado de teniente. La historia de él es conocida y Torrijos lo tuvo a su lado en la zona militar donde era jefe hasta que sufrió su accidente. Pero Noriega fue terco desde el principio. Se tomaba sus tragos en Colón y maltrataba a algunas mujeres de la vida pública.
En algunas ocasiones, Torrijos siendo capitán de la zona militar de Colón lo amenazó con separarlo. Pero lo toleró en exceso.
Para terminar esta página en la fecha de la invasión, como digo en el título por haber seguido a Noriega, en otros caminos distintos al inteligente y sereno de Torrijos con quien logramos los Tratados Torrijos-Carter, su terquedad y su sospechosa conducta en el narcotráfico y además de no quererse apartar del poder, trajo como consecuencias una invasión de ese poder omnímodo del imperio norteño. Fue un error histórico de Noriega del que se aprovechó como siempre ese imperio ahora en manos de Trump y que pasará a ser enjuiciado en el mes de enero por todos sus desafueros y al derecho internacional, lo cual posiblemente dará lugar a la renuncia de Trump o a ser llevado a donde corresponda, según el juicio como termine en los días sucesivos a partir de año nuevo en que disponga el Senado.