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¿Dónde está Rodrigo Silva?
- 03/02/2023 00:00
- 03/02/2023 00:00
¿Dónde está Rodrigo Silva Montero? Catorce días después del hundimiento del remolcador Sea Voyaguer II, Rodrigo Silva Fajardo sigue aferrado a la idea de encontrar con vida a su hijo. Lleva su mismo nombre. Tiene su misma cara. “Es igualito a mí”, dijo. Pero más joven: tiene 25 años y una vida por delante. Pero no aparece ni vivo ni muerto.
Este es el desgarrador relato del papá de uno de los tres tripulantes panameños desaparecidos en la tragedia de las Islas del Rosario, Cartagena, Colombia, el 19 de enero de 2023.
Estando en Nicaragua, Rodrigo alertó por teléfono a su mamá y a su hermana sobre un incidente en el barco: se rompió un pistón (pieza que se encuentra dentro del motor), dijo. Pero, aparentemente estaban solucionado el problema. Esa fue la última vez que se escuchó su voz.
El día de la desgracia, el Sea Vogayer II zarpó del puerto de Cartagena con destino a Panamá, con sus nueve tripulantes. La embarcación recogió combustible y emprendió el viaje. Pero, repentinamente cambió de dirección.
El padre presume que el oficial que controlaba la embarcación anunció que no podían continuar con el motor averiado. Pero - aseguró- el encargado de la embarcación en el puerto de Cartagena dio una orden: “Vayan suavecito”. “¿Se violó el protocolo de seguridad al dejar salir el barco?”, se pregunta el hombre de 46 años.
El remolcador se hundió a 45 millas náuticas. Los primeros informes aseguraban que una entrada de agua a la embarcación había provocado el naufragio en 45 minutos.
Afectado emocional y físicamente por la desaparición del hijo, Silva Fajardo busca una explicación a la desgracia. “Nadie puede arreglar el pistón de una embarcación en un día. En el mar no hay condiciones para bajar el motor y cambiar un pistón y ensamblarlo en un día ...”, comentó.
Desde el día del accidente, Silva Fajardo no descansa. En las pocas horas de sueño puede ver a su hijo. Lo ve caminando … ¿Es un presentimiento? “¡Tienen que encontrarlo!”, piensa.
Silva fajardo abandonó temporalmente su taller de carros en Nueva York, Estados Unidos y viajó a Panamá, dispuesto a mover cielo y tierra para encontrar a 'Yidito', como cariñosamente le llama a su hijo. Aunque los esfuerzos de búsqueda de los tripulantes desaparecidos están prácticamente agotados. Silva Fajardo exige la reflotación del remolcador que podría estar a 2.000 metros de profundidad, una operación que podría resultar costosa, pero que permitiría descartar si los desaparecidos quedaron atrapados en la embarcación.
El reflote “del bote es la clave de todo”, asegura el papá. El pedido lo hace a las autoridades de Panamá, de Colombia y de Tanzania, que abanderaba la embarcación. Y, también al mismo dueño del remolcador Sea Voyaguer II. La pregunta es, ¿qué pasaría si no está en el barco? ¿Se lo tragó el mar? ¡No lo puede creer!
Cuatro de los nueve tripulantes de la embarcación sobrevivieron: Augusto Cruz (Colombia), Cleto Marcelino Martínez (Honduras), Alberto Hernández (Panamá) y Oswaldo Giraldo Echeverría (Cuba) fueron hallados en una balsa y rescatados por un buque y trasladados a Cartagena. El único fallecimiento es Luz Dary Muñoz Posada (Colombia), que era la cocinera.
Los cuatro serían los únicos que podrían reconstruir la tragedia. Pero, ninguno de los testimonios de los sobrevivientes es consistente para establecer qué estaba haciendo Rodrigo Silva cuando se hundió la nave. Uno dice que el ingeniero naval panameño corrió por los celulares de los tripulantes. Otro que se montó en una balsa. Si es así, ¿dónde está? ¿Por qué unos aparecieron y otros no? El viento no pudo llevarlo en una dirección distinta a la de los sobrevivientes, hay que buscar la verdad, reflexiona Silva Fajardo.
Rodrigo Silva era ingeniero naval, recién graduado de la Columbus University, un estudiante sobresaliente. En el Sea Voyaguer II, se desempeñó como segundo oficial. En casa: era el tercero de cuatro hermanos, pero “era el preferido de todos”. Con una personalidad graciosa y descomplicada que saca sonrisas a todos.
'Yidito' iba dos o tres veces al año a Nueva York, Estados Unidos. Ayudaba a su papá en el taller de carros y siempre mantenía dinero. Pero, lo suyo es el mar. Antes de embarcarse en el Sea Voyaguer II, tenía previsto irse a Europa. Lo habían llamado para embarcarse. Pero, el destino parece haberle jugada una mala pasada. Le hacían falta unos documentos y optó por el Sea Voyaguer II.
Su papá tiene muchas preguntas sobre su desaparición: una lista larga, en un papel blanco. Pero, una sola respuesta. Una sin sentimientos, que no mide el dolor, que trae desesperanza. Es la de uno de los representantes de la embarcación. “¡Cómo le dices a un padre, a una madre, que está buscando a su hijo, que allí hay un seguro de vida!”, reclamó el papá, a punto de soltar las lágrimas retenidas en su ojos.