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- 15/08/2021 00:00
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La provincia de Colón, desde el punto de vista económico, constituye toda una potencia. Esto se evidencia en sus sectores vinculados al mercado internacional, los que en su conjunto constituyen la más completa inserción en el espacio globalizado que se pueda observar en el país.
En efecto, el 60,0% de la actividad del Canal de Panamá, cuyo valor agregado bruto en 2019 fue $3,127 millones se encuentra en la provincia de Colón, que también está conectada por una autopista transístmica, un ferrocarril transístmico y un aeropuerto internacional.
El conjunto portuario de Colón, por su parte, es el que maneja el mayor volumen de TEU en toda América Latina y el Caribe. La provincia de Colón también es la sede de la segunda Zona Libre más grande del hemisferio. A esto se debe agregar la presencia de una actividad minera capaz de exportar cerca de $2,000.0 millones anualmente, aunque Colón prácticamente solo recibe los costos ambientales y humanos de esta actividad.
Todo esto significa que en la provincia de Colón, que apenas cuenta con aproximadamente el 7,0% de la población del país, se generó, de acuerdo con estimaciones del INEC, el 17,8% del producto interno bruto (PIB) a nivel nacional durante 2019. Esto explica que para ese año el producto interno bruto por persona de la provincia de Colón fuera el más elevado del país ($22,259.8), superando en 35,4% al de la provincia de Panamá. Si la comparación se hace con el promedio nacional se puede destacar que este indicador es 2,2 veces mayor en la provincia de Colón. Este hecho, sin embargo, no significó de manera alguna el bienestar de los habitantes de Colón.
La paradoja entre generación de riqueza y apropiación de la misma se evidencia en un estudio del BID, que contiene cifras de 2015, el cual muestra que el ingreso medio mensual de los hogares colonenses no alcanza al promedio nacional, siendo inferior en 36,9% al de los hogares de la provincia de Panamá. No es extraño entonces que para 2018 el porcentaje de pobres multidimensionales de la provincia de Colón fuera 59,8% superior al de la provincia de Panamá. De hecho, el porcentaje de pobres multidimensionales en Colón es cuatro veces mayor que el observado en la provincia de Los Santos y más de tres veces superior al de la provincia de Herrera.
Si se enfoca el problema en los niños y adolescentes en situación de pobreza crítica, nuevamente se evidencia la exclusión económica y social de la población de Colón. Es así que en la provincia de Colón el 24,3% de los niños y adolescentes se contabilizó como pobres multidimensionales, mientras que en la provincia de Panamá este indicador alcanzó el 19,6%. Nuevamente el contraste se hace más evidente si es con la provincia de Los Santos, donde el porcentaje de niños y adolescentes en pobreza multidimensional es de 12,1%.
Es evidente que un problema central de la provincia de Colón es que el modelo transitista prevaleciente es incapaz de generar suficiente empleo decente para su población. Un poco antes de la pandemia, en agosto de 2019, se observó que mientras a nivel nacional había una tasa de desocupación de 7,1%, en Colón la misma alcanzó a 12,1%. En esta provincia para ese mismo año la desocupación afectó al 26,7% de la población económicamente activa de menos de 20 años y al 23,6% del segmento de la misma con edades entre 20 y 24 años. En este último tramo de edades la desocupación de las mujeres alcanzó el 31,5%.
Sobre la calidad del empleo se puede señalar que en agosto de 2019 el nivel de subocupación fue de 13,0% a nivel nacional y de 18,8% en el caso de Colón. En cuanto a la tasa de informalidad resulta que la registrada en la provincia de Colón supera en 15,9% a la observada en la provincia de Panamá. Un reflejo de todo esto es que hacia marzo de 2019, el salario medio mensual en la primera de estas provincias fue inferior en 10,8% al de la segunda.
La situación de la provincia de Colón se explica por su propia estructura económica y la lógica de funcionamiento de la misma. Esta, en primer lugar, por ser una simple colección de enclaves, está expuesta a sufrir de una permanente extracción de excedentes desde el exterior, tal como lo avanzó conceptualmente Paul Baran en su obra La economía política del crecimiento.
El ejemplo más clásico de esto está en la Zona Libre de Colón, en la que durante el quinquenio 2015-2019 la renta captada por las inversiones extranjeras en la misma alcanzó los $2,202.0 millones. Otro ejemplo son los bajos aportes que del excedente generado en la actividad portuaria se aporta al país y, sobre todo, al desarrollo de la provincia de Colón.
Hoy este carácter de enclave se refuerza con un amplio proceso de gentrificación de la ciudad de Colón, diseñado para expulsar de la misma a sus habitantes. Se trata de que el capital transnacional y local se apropie de nuevas ganancias comerciales y rentas de su posición geográfica.
El segundo problema es lo que Myrdal llama causación circular y acumulativa, y otros autores, como Pablo González Casanova, colonialismo interno. Esto se expresa en diversas formas. Es así, por ejemplo, que el excedente que la ACP entrega al Gobierno Central va a dar a su cuenta general y escasamente se utiliza para el desarrollo económico y social de Colón, que apenas recibe cerca del 4,0% del total de la inversión pública. Por el contrario, la renta canalera entregada al Gobierno Central se pierde para mantener un sistema tributario favorable a los sectores económicamente dominantes, así como para financiar el clientelismo y la corrupción abierta.
Más aún, la cercanía con la provincia de Panamá, que es el mercado interno más amplio del país, conduce a que las inversiones dedicadas a atender ese mercado se coloquen, atendiendo a los costos de transporte, en la misma y no en Colón. De hecho, Colón, con la apertura de la carretera transístmica, sufrió un proceso de desindustrialización, perdiendo, para dar algunos ejemplos, actividades dedicadas a la producción de cerveza y bebidas gaseosas.
Colón precisa, como lo señala la propuesta de la Coalición por la Unidad de Colón, un plan integral de desarrollo que asegure el bienestar de su población. Se trata de un ejercicio democrático que surge de la participación del pueblo colonense. El mismo debe ser apoyado como un ejemplo de acción ciudadana.
El autor es economista. académico e investigador de la Universidad de Panamá