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- 27/04/2014 13:57
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El Gobierno de Ucrania, con el Ejército ruso a un paso de sus fronteras, sufrió hoy nuevos reveses en el sureste del país: los manifestantes prorrusos tomaron la radiotelevisión de la región de Donetsk y el Servicio de Seguridad admitió la captura de tres de sus oficiales por las milicias separatistas.
La toma de la radiotelevisión se produjo después de un mitin en la plaza Lenin de la ciudad de Donetsk en respaldo del referéndum sobre la autonomía de la región homónima convocado por los prorrusos para el próximo 11 de mayo, consulta declarada ilegal por las autoridades de Kiev.
Los manifestantes derribaron uno de los portones e ingresaron en el recinto de la radiotelevisión, donde izaron la bandera la autoproclamada "república popular de Donetsk".
Los efectivos policiales que custodiaban la sede de la radiotelevisión abandonaron el edificio sin oponer resistencia a los manifestantes, como se pudo apreciar en imágenes transmitidas en directo por internet.
"¡Donetsk es una ciudad rusa!", "¡Crimea, Donbass (cuenca hullera de Donetsk), Rusia!", "¡Rusia, Rusia", coreaban los manifestantes
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) admitió hoy que tres de sus oficiales fueron capturados por las milicias prorrusas después de que medios digitales difundieran de imágenes de los detenidos.
Los oficiales se encuentran recluidos en las dependencias del Servicio de Seguridad de la ciudad de Slaviansk, el bastión de la sublevación prorrusa en el sureste de Ucrania.
Con los ojos vendados, descalzos, en calzoncillos y camiseta, los detenidos fueron exhibidos ante las cámaras de televisión.
Los prisioneros fueron identificados como el teniente coronel Rostislav Kiyashko, el mayor Serguéi Potemski y el capitán Yevgueni Varisnki.
Según los prorrusos, la misión de los oficiales del SBU consistía en secuestrar a uno de los líderes de las protestas contra el Gobierno de Kiev en la región de Donetsk.
La milicias prorrusas, dueñas absolutas de la situación en Slaviansk, permitieron hoy al coronel alemán Axel Schneider, uno de los siete inspectores militares europeos retenidos desde el viernes en Slaviansk, hablar con la prensa.
Schneider declaró que él y sus colegas no se consideran "prisioneros", sino "huéspedes" del autoproclamado alcalde de esa ciudad ucraniana.
"No somos prisioneros, somos huéspedes del alcalde (Viacheslav) Ponomariov", dijo Schneider, citado por la agencia oficial rusa RIA-Nóvosti.
Sin embargó el coronel alemán, jefe de la misión de inspectores militares, expresó que no saben cuándo podrán regresar a casa.
"No sabemos cuándo nos dejarán marchar a casa para reunirnos con nuestras familias. Desconocemos cuáles son las condiciones para nuestra liberación", dijo Schneider.
Según el oficial alemán, los diplomáticos "deben cooperar" con Ponomariov para conseguir ese objetivo.
Inmediatamente después de su detención, los inspectores militares europeos, que no forman parte de una misión de la OSCE, pero actúan bajo su amparo, fueron acusados por las milicias prorrusas de espionaje en favor del OTAN.
El Gobierno de Ucrania anunció que el secretario general de la OSCE, Lamberto Zanier llegará esta tarde Kiev en el marco de los esfuerzos para liberar a los observadores militares europeos.
Sin embargo, la OSCE desmintió hoy en Viena que Zannier vaya a viajar a Kiev.
Sin dar más detalles, la portavoz de Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), Cathie Burton, manifestó en declaraciones a Efe que Zannier "no viajará hoy a Ucrania".
Aunque las autoridades ucranianas han asegurado que la "operación antiterrorista" lanzada la semana pasada en el sureste del país sigue en marcha, su intensidad es mínima, muy posiblemente debido a la poderosa presencia militar rusa junto a las fronteras orientales de Ucrania.
A juzgar por el desarrollo de los acontecimientos, todas las esperanzas del Gobierno de Kiev están puestas en el efecto que puedan tener las nuevas sanciones contra Rusia que Estados Unidos y sus aliados adoptarán próximamente.
El presidente de EEUU, Barack Obama, acusó hoy a Rusia de no haber "movido un dedo" para ayudar a la crisis ucraniana y de apoyar a las milicias que se enfrentan al Gobierno de Kiev, lo que tendrá "consecuencias" en forma de sanciones.