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- 24/04/2024 11:42
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Los días en Guatemala pasan muy rápido, el tiempo no alcanza para recorrerla y admirarla. En poco menos de una semana conocí la capital, viajé al norte para visitar las ruinas mayas del Parque Nacional Tikal y luego estuve en Antigua, una ciudad colonial nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
De su cocina y despensa de ingredientes diversos probé solo un poco. La gastronomía guatemalteca, según me contó Debora Fadul, chef del restaurante Diacá, tiene como principal influencia la cultura española, producto de la conquista. Al fusionarse con las tradiciones mayas se produjo una mezcla de sabores, las especias jugaron un papel trascendental. Más adelante llegaron los primeros migrantes al país, entre ellos los alemanes, que contribuyeron con nuevas técnicas y elaboración de productos.
Fadul es una de las cocineras más renombradas del país, su propuesta culinaria gira en torno al respeto por el producto local, su estacionalidad, aprovechamiento y consumo. En Diacá propone una carta basada en las diferentes temporadas y ciclos de cosecha que tiene Guatemala.
Su colega Sergio Díaz, propietario y chef del restaurante Sublime, ubicado entre los 50 Mejores de Latinoamérica al igual que Diacá, también se ha inspirado en el país a la hora de hacer su menú degustación. Sus platos rescatan recuerdos de la infancia y la idiosincrasia del guatemalteco, así como algunos episodios importantes de la historia partiendo de la época prehispánica.
La Frutería es otro negocio que vale la pena destacar, está ubicado en el barrio cuatro grados norte de la ciudad capital, una zona caminable rodeada de edificios nuevos, cafés y restaurantes. No venden frutas, pero sí batidos hechos con frutas nacionales. Así empezó su dueño Néstor Sical, luego incorporó desayunos que sirve todo el día. Hay tacos de birria, chilaquiles, sándwiches, entre otros platos preparados con mucho sabor.
Muy cerca de La Frutería está la panadería Miettes, palabra que significa “miga” en francés, fundada por Marta Méndez y Nils Saubes. Un proyecto que cree en el proceso de fermentación lenta, todo lo que hacen es con masa madre. Al principio no fue fácil explicarlo a los clientes, cuenta Marta, pero luego de más de 5 años trabajando en ello, han logrado posicionarse en el mercado local por su valor diferencial y productos de calidad.
Marta y Nils también son dueños de la pizzería L’ Aperó situada justo al lado de Miettes y recientemente abrieron un ‘winebar’ llamado Suelo, en Antigua. Un lugar que también les recomiendo visitar cuando estén de paseo por esta preciosa ciudad.