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El pitcheo y la defensa, claves en las coronaciones de Colón
- 08/05/2023 00:00
- 08/05/2023 00:00
Colón vuelve a hacerlo y por segunda ocasión en siete años, se convierte en el campeón nacional del béisbol mayor, al barrer en cinco partidos a la novena de Los Santos.
Hay diferencias marcadas entre uno y otro título. El primero obtenido en 2017 con Alex Zapata como director, y el segundo, hace muy poco, con Hipólito Ortiz al frente.
Hace siete años, se hace con la ayuda de los peloteros refuerzos, tanto nacionales como extranjeros, y ahora, principalmente con los del patio, teniendo como indicadores comunes, el pitcheo y la buena defensa.
En realidad, ambos. En la primera ocasión se echó mano de lo que permitían las reglas; y en la segunda, de una pléyade de jóvenes originarios de lo más profundo de la provincia.
Sin embargo, me atrevo a afirmar que el último título será el más recordado, porque se alcanza sin contar con un coliseo para celebrar sus torneos, ni muchos menos una instalación decente para realizar sus prácticas.
Será mucho más recordado, porque pone de manifiesto con letras mayúsculas las vicisitudes que pasan los atletas de ésta y otras provincias, sin coliseos adecuados para entrenar o competir, y aún así, cumplen a cabalidad.
Pero, adentrémonos en la consecución de los dos últimos títulos por Colón, en los que en uno y otro destacan los lanzadores foráneos Davis Romero (Coclé), Alexander Ayala (Metro) y Luis Ramos (Panamá Este), y los locales Alberto Acosta y Carlos Rodríguez.
Asimismo, los jugadores colonenses Jorge Bishop, Edgar Muñoz, Jhadiel Santamaría, Enoc Watts, Jason Patterson, el santeño Félix Arosemena y los capitalinos José Camarena e Isaías Velásquez.
Sin duda, en la obtención del primer título brillaron Romero y Acosta, aunque con características muy diferentes, mostrando en cada presentación su calidad y experiencia.
Romero, convertido en un refuerzo de lujo desde que retornó a la pelota nacional, ese año 2017 completó récord de 10-0 con 66 ponches propinados, 39 de ellos en la fase regular.
El izquierdo coclesano tuvo más del 40% de los triunfos obtenidos por Colón en esa ocasión, ya que logró diez de las 24 victorias del equipo.
Con los diez triunfos empató una marca de más victorias en un año, con el chiricano McArtur García (1974) y el capitalino Wilfrido Córdoba (1981), aunque fue la primera vez que se registró en un torneo de más de dos etapas.
También hay que batir las palmas por Alberto Acosta, un veterano de mil batallas con diversos equipos igualmente, que cumplió su último año en la pelota mayor.
Acosta relevó en siete encuentros, cinco de ellos en la regular, uno en la serie de ocho y otro más en la final, donde además ganó el último como abridor, rol que hizo en otras tres ocasiones, dos de ellas en la regular y una más en la serie de cuatro.
Coronó su actuación en la pelota nacional, al lanzar toda la ruta en el último encuentro del torneo de 2017, donde aceptó cinco imparables, dos carreras y ponchó a siete.
Ese año, donde solo actuaron lanzadores venezolanos como refuerzos, los colonenses tuvieron el apoyo de Alexander Morales, Ely Itzurriaga y Jean Toledo.
Morales tuvo mucho trabajo en la serie regular, donde amasó marca de 3-2, con dos partidos salvados, en tanto que Itzurriaga ganó tres de los 12 encuentros que ganó Colón, y Toledo tuvo un triunfo.
Otras contribuciones importantes fueron la incorporación del campo corto santeño Félix Arosemena y del receptor capitalino José Camarena.
Arosemena se convirtió en una muralla en las paradas cortas, haciendo combinación con el segundo saquista Edgar Muñoz, y bujía ofensiva en momentos claves de la fase final.
La historia fue diferente en 2023, cuando Colón tuvo que realizar series particulares con Chiriquí Occidente, Herrera y después Los Santos, tras su clasificación en la primera etapa.
En un principio, la novena llegó reforzada con peloteros capitalinos, pero fueron los de casa los que cargaron con la mayor responsabilidad.
En ese sentido, Fernando Gibson (3-0, 15 ponches), Abdiel Velásquez (2-0, 16), Carlos Rodríguez (2-1, 20), Aris Hernández (1-1, 10) y Josimar Austin (1-1, 7), se repartieron nueve de las diez victorias en la fase regular.
No obstante, a partir de la serie de Ocho, la dirección colonense redujo el cuerpo de abridores, al tiempo que se reforzaba con el capitalino Alexander Ayala y el pacoreño Luis Ramos.
El hombre de hierro, Carlos Rodríguez (2-1, 23 ponches) y una blanqueada; y el hijo de Los Andes No.1, Alexander Ayala (2-0, 4), un partido completo, se repartieron las victorias ante Occidente.
A partir de las semifinales, se escribió otra historia frente a Herrera. Rodríguez tiró partido completo, con seis ponches; Ayala lanzó otro similar con cinco abanicados; y Ramos se llevó dos triunfos con 8.2 entradas lanzadas, en cada uno, y diez ponches.
La final fue mejor contada.
Ramos ganó dos partidos, uno como relevo y salvó uno; Rodríguez quedó con marca de 1-1; Erick López se llevó la otra decisión, y Ayala se fue con un partido salvado.
Es importante destacar que Fernando Gibson tuvo tres juegos salvados, uno en cada serie particular.
Una de las más grandes satisfacciones del fanático colonense es que, a diferencia de otros años, la defensa en los jardines y el cuadro interior fue netamente colonense, a excepción de la receptoría donde estuvo el capitalino José Camarena.
Los jardines fueron custodiados por Jorge Hernández, Anmi Ortega y Edgar Muñoz, mientras que el cuadro interior por Enoc Watts (antesala), Jason Patterson (campo corto), Jorge Bishop (segunda) y Jadhiel Santamaría.
Cada uno aportó su cuota. El capitalino Isaías Velásquez estuvo entre los mejores bateadores (.400), anotadores (17) y dobles conectados (8); Watts en remolcadas (16) y bases robadas (9), acompañado allí por Muñoz (7) y Patterson (6).
Camarena estuvo entre los anotadores (16) y jonrones conectados (4), en este departamento acompañado por Santamaría, quien pegó tres cuadrangulares.
De los campeones de 2017, repitieron Camarena, Muñoz, Bishop, Santamaría y el lanzador Abdiel Velásquez.
Colón aún no ha terminado de escribir su historia, tal vez apenas ha empezado.