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- 03/03/2024 00:00
- 02/03/2024 15:32
La Alianza Francesa de Panamá organizó una cata de vinos franceses de la región de Languedoc-Rousillon en la que se degustaron vinos de la bodega Gérard Bertrand. La cata estuvo a cargo de Eduardo Aguirre, director de ventas de América Latina de las bodegas.
Languedoc -Rousillon es una región situada al sur de Francia, y que colinda con el mar Mediterráneo. Aguirre comentó que se trata de “una zona típicamente árida con un clima bastante caliente en diferentes temporadas del año lo que permite una producción de vinos de diferentes tipos de cepas, porque que la vid se adapta muy bien”. Esta aridez genera el denominado estrés hídrico, en otras palabras, falta de agua que obliga a la vid a alargar sus raíces en busca de corrientes subterráneas, lo que trae como resultado, vinos con una mayor complejidad e intensidad de aromas y sabores.
A diferencia de vinos de regiones como Bordeaux, Champagne, Rhone y Bourgogne, los vinos de Languedoc no son tan conocidos en el país. Sin embargo, se trata de la segunda región vinícola más grande, con 230 mil hectáreas de viñas plantadas, lo que representa el 5% de toda la producción mundial de vinos.
Esta extensión abarca una gran variedad de microclimas y microregiones que generan una gran diversidad de perfiles de vinos.
Durante muchos años, la producción de la región se concentró en bodegas cooperativas, una producción casi en nivel industrial, pero en las últimas décadas, explicó Aguirre, algunos productores se pusieron como objetivo poner esta región en el mapa de los vinos de calidad.
Una de estas bodegas, Gérard Bertrand, que nació de la decisión de convertir unas parcelas de siembra de diversos vegetales exclusivamente en viñedos. El padre de Gérard, George, decidió adquirir parcelas adicionales y así los viñedos fueron creciendo. George fallecería en un accidente automovilístico, quedando Gérard a cargo de la empresa, con solo 20 años de edad, actividad que realizó a la par de ser un jugador de Rugby.
Además de poner su nombre a las bodegas para respaldar su objetivo de desarrollar vinos de calidad, la desarrollando exitosamente el negocio hasta ser propietario hoy de 16 «châteaux». Además, colabora con 300 viticultores del Languedoc-Rousillon.
En la actualidad, Todo el trabajo de Gérard gira alrededor de las labores orgánicas y biodinámicas en sus viñedos. A día de hoy, es el mayor productor de vinos orgánicos y biodinámicos del mundo y su labor ha sido reconocida por las más importantes publicaciones dedicadas al tema de la viticultura.
Bertrand está muy interesado en mostrar el Art de Vivre del Sur de Francia, en toda su complejidad de suelos, variedades y estilos de vinificación, así como respaldando eventos culturales, musicales, gastronómicos y turísticos, ofreciendo con sus vinos, una experiencia completa.
La cata incluiría un vino blanco, uno rosado y tres tintos, los tres primeros de la línea Cotés des Roses, vinos muy frescos cuyo nombre se inspira en la Costa de las Rosas, una playa donde Bertrand pasaba tiempo con su familia. Tiene una botella muy distintiva, con forma de rosa en la base.
El primer vino es un Cote des Roses, sauvignon blanc añada de 2021. A la vista el vino nos ofrece un color amarillo pálido, brillante y con lágrimas ligeras. En nariz, frutas tropicales, destacando la maracuyá y la toronja. En boca, es seco, con una acidez marcada, lo que aporta una gran frescura. Aguirre recomienda poner mucha atención a la temperatura de servicio que debe ser 8°C.
Continuamos con un rosé, mezcla de grenache, syrah y cinsault, de un color muy entre rosa y salmón muy tenue, elegante. Las lágrimas tienen un poco mas de viscosidad. En nariz, los aromas son de frutos rojos, frambuesa, fresas, casís y también es muy floral, Es como oler directamente una rosa.
En boca es más balanceado, no es tan ácido como el blanco, pero sigue siendo muy fresco. Algunas notas de barrica, muy leves.
Seguimos con Cote des Roses Pinot Noir. Advierte Aguirre que vamos a degustar un pinot noir muy diferente al de Bordeaux y al que se produce en el nuevo mundo. Hay que recordar que se planta muy cerca del Mediterráneo donde recibe más sol, lo que hace que los niveles de azúcar sean mayores.
A la vista, un rubí pálido, característico de la pinot noir, lágrimas con mucho más cuerpo, lo que demuestra mayores niveles de glicerol. En nariz, muy fragante, notas de frutos rojos, principalmente cerezas. En boca, entrada balanceada, taninos sedosos.
Continuamos con Gerard Bertrand, An 462 Languedoc, un blend de syrah y grenache de 2017.
10 meses en barrica de roble francés. De color rubí profundo y lágrimas gruesas. En nariz, frutos rojos, moras y cerezas, notas florales de violeta y con notas tostadas, regaliz y vainilla. En boca, balanceado, redondo, con volumen, taninos marcados.
La cata finalizó con An 806 Corbiéres, blend de grenache, syrah y mourvedre, de un color rubí intenso. En nariz, aromas torrefactos intensos y en boca, notas de frutos maduros,. Armonioso, estructurado y con un final largo.