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- 03/03/2024 00:00
- 02/03/2024 15:30
Eva Andrés Vicente define la poesía como: “género literario que manifiesta los sentimientos, emociones y reflexiones que puede expresar el ser humano en torno a la belleza, el amor, la vida o la muerte”. En nuestro idioma la poesía tiene ciertas características como la cadencia, el ritmo o la rima entre otras, sin embargo, éstas no se aplican a la poesía japonesa. El artículo de hoy lo dedicamos a una de ellas, el haiku.
La poesía japonesa provino originalmente de China, los kanshi —poesía de la dinastía Han— escrita en chino clásico fue la predominante de las cortes imperiales y las clases altas y cultas durante el período Heian (794–1185). Ellas mantuvieron la tradición de su escritura sinográfica como reflejo de su linaje, pero poco a poco la poesía fue influida por el archipiélago y evolucionó en diferentes formatos.
Los primeros poemas los encontramos en dos libros del período Nara (710-794): el Kojiki —una compilación de tradiciones orales— del año 712 y el Nihon shoki o Nihongi —Crónicas de Japón— del 720. Gracias al man'yoshu (759) que recoge la mayor cantidad de waka —poesía japonesa— como se denominó para diferenciarla de la proveniente de China.
Entre los estilos más utilizados estaba el choka —poema largo—, que alternaba líneas de 5 y 7 sílabas que se repetían por lo menos dos veces y cuyo cierre debían ser tres líneas de 5, 7 y 7 sílabas. Otro tipo es el de los tanka —poema corto—, divididos en el kami no ku —frase superior— cuya métrica era 5-7-5 y el shimo no ku —frase inferior— de 7-7 sílabas.
El más complicado era el renga —poema encadenado—, basado en los conceptos ushin —elegancia— y yugen —belleza misteriosa—. Las primeras líneas 5-7-5 las escribía un poeta que las enviaba a otro que creaba las dos siguientes 7-7, él enviaba la totalidad a un tercero que añadía otras 5-7-5 y así sucesivamente cuantas veces se quisiera. Este método permitió crear poemas de hasta cien líneas. En el Kin'yo-shu, —una antología del año 1125— ya nos muestra algunos de ellos.
Para el período Muromachi (1392-1573) su evolución dio a la luz el ushin renga —renga formal— y el mushin renga —renga gracioso o chistoso—, y fue entonces que la poesía llegó a las masas, sin embargo, no es hasta el período Edo (1603-1867) cuando surgirá el haiku.
Durante el período Edo al mushin renga se le comienza a llamar haikai —cómico o casual— u hokku —nombre dado a sus primeras tres líneas—. Surge entonces una explosión de picaresca que une ambas palabras y se acuña el haiku, que solo utiliza las tres primeras líneas con el patrón de 5-7-5 sílabas. A pesar de que en nuestra época se considera al maestro Matsuo Basho (1644-1694) uno de los mejores exponentes del haiku, en realidad lo fue del haikai ya que la palabra haiku surgió a finales del período Edo, es decir, nuestro siglo XIX.
Nos preguntamos ¿cómo es posible que esta bella forma de expresión se considere picaresca?. La explicación es sencilla, debe comprenderse el contexto en que fueron creados y valoramos la singularidad de los kanji. He aquí un poema del maestro Basho:
Furu ike ya
Kawazu tobikomu
Mizu no oto
A un estanque tranquilo y viejo
Una rana salta
El sonido del salpicar
En ese período las ranas —kawazu— simbolizaban el amor de pareja en la poesía japonesa, por lo tanto una persona que leyera el poema de Basho podría deducir que las acciones de la última línea se centrarían en dicha pareja, sin embargo, el poeta terminaba con la acción de una simple rana, el chiste se perdía por el desconocimiento del significado de la rana en su época.
La poesía en general caló de manera profunda en el pueblo japonés desde muy temprano, una muestra fue el juego llamado Hyakunin isshu —cien poemas de cien poetas—, basado en la antología del mismo nombre, creada por el prolífico Fujiwara no teika (1162-1241), que fue novelista, poeta, calígrafo, crítico literario y hasta escriba. En dicho juego había un lector que leía una tarjeta y los jugadores debían encontrar la que contenía la continuación de la poesía.
A pesar de que los kanji —ideogramas japoneses— podían tener significados diferentes en su idioma original, pues dependían de la evocación y de sensaciones en su lector, esto no impidió que dicha forma de escribir poemas se extendiera a nivel global. Aunque el doble significado puede perderse, se ha mantenido la métrica de 5-7-5 sílabas, lo mismo sucedió con las primeras evocaciones que trataban de reflejar la naturaleza, estaciones del año, añoranzas, recuerdos, esperanzas o sentimientos del poeta ante algún evento.
En la actualidad se puede encontrar este tipo de poesía en diferentes idiomas e incluso, existen libros dedicados a enseñar a escribir y adentrarse en este mundo, uno de ellos A begginner's guide to Japanese Haiku de Tuttle publishers es una buena forma de iniciación.
Aunque le parezca increíble, el haiku también caló en nuestro país, con un poco de suerte y búsqueda podría obtener una copia del libro Haiku Do, en la ruta de la poesía breve, de las panameñas Aura América González, Dánae Brugiatti, Lil María Herrera, Margarita Vásquez y Sonia Ehlers. No cuento con la dicha de tener un ejemplar y menos de haberlo leído, pero no puedo negar que me encantaría poder disfrutarlo. Si alguno de ustedes, amigos lectores, sabe dónde hacerme con una copia, menciónelo en los comentarios, esté seguro de que se los agradeceré eternamente.
El autor es Doctor en Comunicación Audiovisual y Vicedecano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Panamá.