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- 12/03/2023 00:00
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“Buenos días, ¿le sirvo un café?, ¿cómo lo desea?
Algunos huéspedes somnolientos reciben esa invitación con gran alegría. Otros, un poco más despiertos, no son capaces de rechazar la propuesta. Es hora del desayuno y el restaurante Amira recibe a los huéspedes del Marriott Barranquilla para ese primer bocado de la mañana. Los rayos del sol entran por la terraza cerrada con paredes de vidrio, decorada con un estilo tropical, sencillo, pero elegante.
Ese café se puede acompañar con unas empanaditas de maíz, una arepa de huevo, con un plato de recalentao o con algo de caldo. La oferta se torna internacional con la conocida estación de omelettes, panes y frutas.
Amira debe su nombre a la escritora y poetisa Amira Arrieta Mc Gregor, quien utilizó como seudónimo, el nombre Amira De la Rosa, considerada hija ilustre del caribe colombiano, creadora del himno a la ciudad caribeña.
Su oferta conjuga lo local y lo cosmopolita, lo íntimo y lo social. Sus creadores lo consideran “un espacio que combina, en una receta perfecta, lo femenino y lo masculino, lo explícito y lo sutil, la tierra, el fuego, y el agua -de río o de mar, para crear una experiencia de la que nadie querrá perderse”.
Para almuerzos o cenas, el menú se basa en platos que incorporan productos locales, o provenientes de tierras cercanas. Su intención, “exaltar la cocina colombiana con toques de innovación, que elevan el arte culinario de las regiones del país, en especial, la Caribe”. Las preparaciones de platos tradicionales reciben giros inesperados en la cocina, para ofrecer una interesante sorpresa a los sentidos del comensal.
Adicional a ello, el restaurante ofrece un completo brunch dominical muy completo y la opción de menú degustación maridado.
Para su variada oferta, su chef ejectutivo , Edwin Marín Palma trabaja con campesinos de la región y agricultores; que cosechan alimentos orgánicos y fomenta la disminución de desperdicio de alimentos.
Con una perenne sonrisa, el chef saluda a comensales y atiende las mesas, siempre verificando que todo esté a satisfacción. A nuestro grupo de invitados especiales y miembros de la prensa, ofreció una degustación de seis platos que abarcó desde la entrada hasta el postre.
Arrancamos con un ceviche de chicharrón preparado con chicharrón crocante, suero, ají dulce, cebolla roja, cilantro y zumo de limón.
La crocancia del chicharrón es balanceada con la cremosidad del suero que también ayuda a cotrarrestar la grasa del cerdo. Vegetales y hierbas aportan frescura. El plato se completa con unos chips de maíz muy crujientes.
Continuamos con una ensalada de burrata y pechuga de pollo. La parrilla juega un papel crucial tanto para el pollo como para los zucchinis. Se suman unas feijoas (guayaba del Brasil) encurtidas, mézclum de lechugas asiáticas, unas semillas tostadas para el toque crujiente y una reducción de miel de corozo. La burrata, elaborada localmente es muy cremosa y da cuerpo a la ensalada.
Siguió en el menú una pizza de posta cartagenera, para nosotros, una gran sorpresa. Además de salsa de tomates horneados, posta desmechada y queso costeño, contiene aguacate. Una combinación inesperada, pero muy satisfactoria, con el toque dulce de la posta, lo salado del queso y la untuosidad del aguacate. La masa es elaborada con un prefermento de la casa, lo que la hace ligera.
Llegan los platos fuertes, el primero, una pesca del día, servido a la plancha y acompañado con un risotto de limón, aceite verde y crocante de puerro. El plato respeta mucho el sabor ligero del pescado. Ningún otro componente lo encubre. El resultado es muy fresco.
Y para finalizar, un New York argentino, certified angus, con chimichurri de carambolos ahumados acompañado de papas costeñas (papas fritas con hummus de garbanzo y queso costeño). La carne es una delicia, no solo por su calidad sino por el respeto otorgado por sus cocineros. Presentada aún chirriando sobre una parrilla, cocida en su punto exacto y aderezada con un chimichurri con sabores conocidos, pero diferentes. El toque del queso y el hummus en las papas hace que se quiera comer más, a pesar de lo que ya llevamos en el almuerzo... y todavía falta el postre.
Llega a la mesa un mousse de chocolate, con sablé de chocolate, jelly de corozo y crumble de cacao.
Un gustazo para los amantes del chocolate, al poderlo degustar en diversas texturas. El jelly de corozo hace muy buena mezcla, marcando presencia, sin empalagar, más bien, complementando la potencia del cacao.
Marín Palma es un chef con más de 15 años de experiencia liderando cocinas en hoteles de renombre y restaurantes.
El ingeniero, oriundo de la ciudad de Bogotá, descubrió pronto que su verdadera pasión era la gastronomía; lo que lo ha llevado a descubrir de cerca los sabores de diferentes países del mundo y especializarse en la cocina de Colombia, reinventando recetas tradicionales desde la ciudad Bogotá, en la región de Antioquia, Cundinamarca, Boyacá, y recientemente en el Atlántico, donde asumió la posición de Chef Ejecutivo del Barranquilla Marriott Hotel.
Su pasión por la cocina, creatividad y arraigo al país, han dado como resultado platillos que exaltan lo mejor de la gastronomía colombiana, productos locales y apoyo al campesino; teniendo como resultado final platos innovadores y que transportan con cada sabor a los diferentes rincones de Colombia y sus regiones.