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- 08/02/2025 00:00
- 07/02/2025 19:17
Como experta en Coaching y Liderazgo, una de las habilidades que más ayudo a desarrollar es la de la comunicación; de hecho, yo misma amo comunicar. Sin embargo, una de las prácticas que más me ayuda y me ha ayudado es la de permanecer en silencio la mayor parte del tiempo.
Quienes han sido parte de mis programas saben que uno de los pilares fundamentales que uso y practico es la “pausa”, ese momento en el cual establecemos una conexión con nuestro ser interior para preguntarnos: ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿En qué estás pensando?... observando qué hace nuestra mente.
En un mundo cada vez más ruidoso, el silencio se ha convertido en un bien escaso y preciado. Rodeados de estímulos constantes, a menudo olvidamos el poder sanador y transformador del silencio. A través de los siglos, diversas culturas y tradiciones han reconocido el valor del silencio como un espacio sagrado para la reflexión, la conexión con uno mismo y el universo.
La mente está en constante actividad, bombardeada por pensamientos, preocupaciones y distracciones.
El silencio ofrece un refugio donde podemos calmar nuestra mente y encontrar la paz interior. Al reducir la estimulación externa, permitimos que nuestro cerebro descanse y se regenere.
• Reduciendo el estrés y la ansiedad: disminuyendo los niveles de cortisol, la hormona del estrés, promoviendo una sensación de calma y relajación.
• Mejorando la concentración y la creatividad: aumentando nuestra capacidad de concentrarnos y generar un espacio para que la creatividad fluya.
• Aumentando la autoconciencia: permitiendo conectar con nuestros pensamientos y emociones más profundos, favoreciendo el autoconocimiento y la comprensión de nosotros mismos.
El silencio ha sido utilizado a lo largo de la historia como una herramienta para conectar con lo divino y expandir nuestra conciencia. Muchas tradiciones espirituales, desde el budismo hasta el cristianismo, recalcan la importancia del silencio en la práctica meditativa.
• Conectando con uno mismo.
• Ampliando la conciencia.
• Encontrándonos con lo divino
Existen diversas prácticas que puedes incorporar; comparto cuáles son las que más me funcionan:
• Meditación: es una de las herramientas más poderosas para cultivar el silencio interior. Existen diferentes técnicas de meditación, desde la atención plena a la meditación guiada: www.paulacabalen.com/meditaciones/
• Contacto con la naturaleza: salir a dar paseos, ir a la playa, una plaza, caminar, permite experimentar el silencio de manera más profunda y apreciar la belleza del mundo que nos rodea.
• Diario de gratitud: escribir en un diario sobre las cosas por las cuales estamos agradecidos nos ayuda a centrar nuestra atención en lo positivo y a reducir la cantidad de pensamientos negativos.
• Desconexión digital: establecer límites en el uso de dispositivos electrónicos nos permite desconectar del mundo exterior y dedicarnos a nosotros mismos.
• Participar de retiros: pasar varios días en un lugar en donde haya prácticas de meditación y desarrollo personal permite establecer el hábito con mayor facilidad.
El silencio no es la ausencia de sonido, sino la presencia de nuestra propia conciencia. ¿Te animas a experimentar el poder sanador del silencio? ¡Te invito a practicar!