LITERATURA

La pasión por contar historias

Actualizado
  • 02/07/2024 12:10
Creado
  • 02/07/2024 11:02
En su libro Cristina Raquel Hernández narra sus vivencias al tiempo que realiza un manifiesto en contra de la culpa y la vergüenza

Cuando Cristina Raquel Hernández tenía siete años identificó el impulso por escribir cuando se le ocurría anotar todos los acontecimientos de su alrededor en pequeños papeles.

Varios años después cuando decidió abrir un blog para contar lo que sentía durante la experiencia médica que tuvo con su hija, redescubrió esa pasión que una vez creía oculta y desde entonces no se detuvo.

Es entonces cuando en abril del 2015 publicó Del silencio a la voz, una autobiografía en la que cuenta con todo detalle cómo pasó de ser una niña tímida y silenciosa a tener la fuerza y la proyección suficiente para desempeñarse exitosamente como facilitadora y conferencista en temas de liderazgo.

En su libro Exilios del alma, deshaciendo el pecado y la culpa, que lanzó en el 2022, Hernández hace una retrospectiva por sus vivencias en dos partes: una a la que denomina el exilio y otra en la que cuenta esas historias situadas más allá de esa sensación de temor y culpabilidad que es capaz de paralizar al ser humano. En el texto incluye varios escritos autobiográficos así como de un ensayo, varios poemas y un cuento.

Hernández escribió estos textos durante un viaje a México en el que pudo dar rienda suelta a su talento literario y experimentar las vivencias que nutren a Exilios del alma. La autora le llama exilios a esos viajes que realiza cada cierto tiempo y que son producto de una decisión enfocada en su mejoramiento personal y espiritual. Confesa exploradora, la escritora manifestó que es amante de realizar viajes en los que se adentra profundamente en la naturaleza, conoce a otras personas y explora diversas culturas.

“Esto es muy natural en mí ya que siempre ando buscando mi lugar en el mundo con alma de exploradora y no suelo adentrarme en las grandes metrópolis sino que intento interactuar con los demás e ir a los mercados, palpar la realidad que se vive en el terreno, etc. Por otro lado, siempre cuando voy a escribir, tengo el objetivo de incitar a la reflexión a quien me lee. Este libro es un espacio para reflexionar y, al mismo tiempo, cuestionar esas supuestas grandes verdades que al fin y al cabo resultan ser que no son tan ciertas, y que nos han reprimido de alguna manera”, expresó.

En la segunda parte del libro, la escritora profundiza en su llamado a evitar el sentimiento de culpa y de pecado que se suele experimentar cuando el ser humano busca realizar una acción que se encuentre más allá de lo establecido por los canones sociales. Un aspecto que inicialmente abordó en su primer libro.

El proceso para dar forma a sus ideas surgió en el 2016 mientras participaba de un círculo de escritores – cuya totalidad de miembros eran predominantemente mujeres – en lugares como Miami y Ciudad de México. Hernández se centró en la denominada “escritura introspectiva”, centrada en la relajación de la mente y el ordenamiento de las ideas.

En ese preciso instante, fue que se dio cuenta que muchas mujeres vivían constantemente en el sentimiento de la culpa en un taller en el que las integrantes disertaban sus propias historias ante las demás.

Es entonces cuando la autora decidió darse a la tarea de indagar el por qué de ese sentimiento de culpa.

“Me puse a investigar el por qué de ese sentimiento de culpa y el de haber cometido un pecado, y me he dado cuenta que eso tiene su raíz en la acción de fallar. El hecho de equivocarse en algo tiene una mala connotación, y en lo que se refiere al pecado, eso es sencillamente el no dar en el clavo con lo que se espera de uno. Por motivos de la religión, se sembró en la sociedad ese sentimiento de la culpa y esta segunda parte del libro cuestiona todo esto. ¿De qué somos culpables? Este sentimiento del pecado original se remonta a los tiempos de la historia de Adán y Eva, y todo este sentimiento de culpa se está cuestionando a nivel filosófico y científico”, contó.

Es en ese sentido que Hernández atribuye a la sensación del pecado como un elemento disuasorio en el camino de los seres humanos a cumplir con sus objetivos en la vida. Con sus obras, la escritora invita al lector a preguntarse sobre las raíces de esos sentimientos de culpabilidad para vivir una vida libre de remordimientos e insatisfacciones.

“El hecho de que ese sentimiento de culpa sea algo tan común y universal en nuestra sociedad, no significa que tiene que ser permitido ni prolongado. Es hora de cambiar las narrativas y darnos cuenta que cuando nos hemos equivocado, es porque estábamos creciendo. No porque éramos malos en sí. Cada error conlleva un aprendizaje”, señaló.

La autora además aseguró en una entrevista con La Estrella de Panamá que ese sentimiento de culpa es predominante a tal punto que las empresas paralizan sus tomas de decisiones por el temor de cometer una mala acción.

La segunda parte del libro, denominada ‘Más allá del pecado y la culpa’, comienza con el relato ‘Todo inició en Xochimilco’. Hernández viajó a esa localidad mexicana para realizar un retiro católico junto a 17 personas siendo 13 o 14 de ellas monjas. Una experiencia que, afirma, la hizo aprender mucho de la vida de una forma sanadora y en la que pudo cambiar su perspectiva de cómo las monjas vivían una vida dedicada al servicio de Dios.

La idea de realizar el libro no fue automática. A ella se le ocurrió la idea, mientras caminaba sola por las calles México y pasó por su mente la siguiente frase: “Estoy viviendo mi propio exilio”. Para darle forma a su idea fue donde Angélica, una maestra de escritura en ese país a la que le mandó los retazos que ha ido escribiendo y, con ellos, armó el libro con el que busca provocar una reflexión en quien lo lee.

La pasión por escribir

Hernández siempre supo que tenía la pasión por escribir desde que era muy pequeña y anotaba todo lo que veía en cuadernos y papeles sueltos. Unos escritos en los que reflejaba lo más profundo de sus pensamientos. “Recuerdo que cuando íbamos con mi familia de viaje, no solía traer un cuaderno. Entonces, lo que hice fue arrancar bolsas y empezaba también a escribir”, rememoró entre risas.

Cuando vivió la noticia adversa de un diagnóstico de su hija, retomó la tarea de la escritura, y es así que crea alrededor del 2013 “El blog de Mamanauta”, en el que contaba sus experiencias y recibía una retroalimentación positiva por parte de sus lectores que la inspiró a seguir escribiendo libros.

“Después de esa experiencia positiva, decidí asumir con coraje la decisión de continuar escribiendo y decir ¿por qué no? Pedí ayuda y tenía editoras a mi costado que revisaban lo que escribía en un proceso que fue muy enriquecedor para mí. Cuando publiqué mi primer libro el 9 de abril del 2015 en la plataforma de Amazon fue una sensación emocionante y gratificante que dura hasta el día de hoy”, dijo.

A cualquiera que tenga las aspiraciones de ser escritora Hernández le aconseja que no tema en dar el gran salto y publicar lo que tiene porque siempre va a haber alguien dispuesto a leer lo que se tiene que decir.

“Escribir es un acto de amor y de servicio a los demás. Si tienes las ganas de hacerlo, es porque la vida te está dando un mensaje y si le pones ganas, siempre habrá alguien para apoyarte en lo que necesites”, aseguró.

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