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- 20/02/2023 00:00
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Hablar del carnaval en Panamá es hablar de murga, tamborito, carrozas, culecos, vestidos, comida, regué, tunas, reinas… Pero no siempre fue así. Hubo una época en la que las personas se disfrazaban de personajes relacionados con la colonización mientras recreaban batallas. Al principio estaba más relacionado con la cultura que con la diversión.
“Los carnavales tienen una tradición que se remonta a unos dos mil años atrás. Empiezan en Grecia y Roma; ellos rendían culto a sus dioses, el santoral de los griegos y los romanos era muy grande. En Panamá, la fecha más antigua que tenemos es en abril del año 1669”, detalla el historiador Rommel Escarreola.
En aquel entonces, el gobernador Juan Pérez de Guzmán hizo un despliegue de festividades conocidas, en ese momento, como carnestolendas o mojigangas, “hubo una crítica fuerte de la iglesia porque el pueblo de Panamá la Vieja [en ese entonces era la ciudad de Panamá], se volcó a recibir al gobernador con máscaras y disfraces y eso disgustó al clérigo”, relata el historiador. La discordia se produjo porque la celebración se realizó en Semana Santa, lo que fue considerado como un acto de burla.
“Hay que agregar que toda la parafernalia constituía la actividad de sentar las bases del poder del gobernador en contraposición con el poder clerical. Lo pagano se mezcló con lo sagrado y de esa forma el gobernador Juan Pérez de Guzmán, además de entrar triunfante a ocupar su puesto, lograba hacer sentir su mando sobre las autoridades religiosas. Para esa fecha, Panamá La Vieja contaba con 15,000 vecinos”, explica Escarreola.
En el año 1671 cae la ciudad tras el ataque del pirata Morgan. En 1673, a ocho kilómetros de lo que era Panamá, el gobernador Antonio Fernández de Córdoba funda la nueva ciudad. Las tradiciones se trasladaron.
“Fuera del intramuros se encontraba el arrabal de Santa Ana, se realizaban carnavales, pero era una manifestación que rememoraba los hechos históricos de Panamá. La alzada de los cimarrones de Antón, Mandinga y Bayano, también se revivía en los carnavales, como si fueran obras teatrales”, agrega el historiador.
Cuenta además, que también se tiraba agua con añil y huevos, “los huevos eran en cartuchos [bolsas] y le echaban agua perfumada, las personas quedaban con un olor muy peculiar”.
Escarreola comparte un dato del libro Apuntamientos históricos de Mariano Arosemena, “en la época de la colonia y a principios del siglo XIX y XX, los panameños se dedicaban a bailar el tamborito y las fiestas religiosas las tomaban como actividades carnestolendas”.
En el arrabal de Santa Ana existían los payasos, las máscaras y los resbalosos, “fue un crimen haber eliminado este último; no tuvieron en cuenta que era una tradición colonial; fue un crimen a la memoria histórica y a las tradiciones culturales de Panamá”, señala el historiador.
Agrega que en la actualidad, tampoco existe Domitila, “la mujer de traje típico que paseaba por la avenida Central donde se realizaban los carnavales”.
El carnaval se oficializó en 1910, mediante decreto, expedido en ese entonces por el alcalde, José Agustín Arango, así lo publica el Ministerio de Gobierno en su página web, haciendo referencia a una cita de la museógrafa e historiadora Marcela Camargo R., especialista en los antecedentes históricos de la cultura del carnaval.
Al pasar los años, algunas tradiciones fueron desapareciendo para dar paso a otras. Por ejemplo, la 'mojadera' que viene con el carnaval desde la antigüedad. Desde las fiestas dionisíacas, las comparsas se embadurnaban con vino y comidas.
Más adelante serían la harina y el añil, e incluso huevos. Con el tiempo pasaron a usarse latas y baldes hasta llegar a los carros cisternas como se hace hoy día
“Hay una tesis de los folcloristas, que yo comparto, Panamá ha dejado la tradición cultural y folclórica del entorno de la sociedad panameña y ha ido convirtiendo y desnaturalizando los carnavales”, asegura el historiador Escarreola.
Para Escarreola, los carnavales simbolizan “una expresión popular donde el pueblo se manifiesta en una actividad que es correcta, porque en esa actividad donde hay una participación de la sociedad para divertirse ordenadamente, tiene que haber baile folclórico que es el tamborito”.
“Los carnavales deben recoger el sentido de la tradición, la cultura de nuestros ancestros y nuestros antepasados, para resaltar la memoria histórica y recoger aquellas raíces que nos hacen sentir y nos hacen fortalecer nuestra identidad”, dice el historiador.
La tuna consiste en un grupo de personas que desfilan en los carnavales guiadas por la cantadora o 'cantalante', quien canta una determinada tonada, copla o melodía que es coreada por el resto del grupo, según publica el columnista Ricardo M. Alba en este diario.
“Calle Abajo y Calle Arriba son las 'tunas' tradicionales en Las Tablas y el resto del distrito de Las Tablas y otros distritos de la provincia y región de Azuero (Santo Domingo, La Palma, Pedasí, Tonosí, La Villa de Los Santos, Paritilla, Parita, Ocú, Pesé y otros lugares). Esta división data de los primeros años de la República y son su celebración característica de las fiestas del dios Momo”, reseña Alba.
Añade que entre ambas tunas “se desarrolla una rivalidad y una competencia muy fuerte de alegría, lujo, belleza y donaire de las respectivas reinas y resistencia física durante los cuatro días del carnaval”, tradición que aún se mantiene.
Sin embargo, en Antón la tradición ha evolucionado, “nuestra tuna no es Calle Abajo, ni Calle Arriba, se llama Comunidades Unidas, existió hace tiempo, pero eras con princesas. Lo que hicimos fue cambiarlo y ahora lo hacemos con reina, lo hemos transformado”, expresa a este medio Edison Tuñón, coordinador de los carnavales de Antón.
“Comunidades Unidas estuvo siete años sin salir (…) a las personas les cuesta cambiar algunas cosas del carnaval antiguo. Gracias a que la tuna de nosotros entró, el carnaval de Antón ha agarrado otra vida, se ha dado a conocer, los carros son grandes, los vestidos de las reinas son muy bonitos y costosos. Tratamos de que cada vez tenga más realce”, comenta Tuñón.
Este año, las reinas de Antón saldrán caminando en vez de permanecer sobre el carro alegórico, “conservamos el domingo de pollera. Pero, este año las reinas no van a salir en carro alegórico, van a salir a pie con las tres tunas, Calle Abajo, Guabas Abajo y Comunidades Unidas. Con sus polleras y tamborito antonero, los carros alegóricos saldrán solo para los culecos”, manifiesta el coordinador.