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- 07/05/2020 00:00
- 07/05/2020 00:00
La emergencia nacional ha generado un estado de alerta en la población. Esta situación tiene más de un mes de haberse instituido. Además, por la desinformación que circula en las redes, se ha generado desconcierto y ansiedad colectiva sin precedentes (estrés).
¿Será que controlar las emociones nos ayuda a manejar de manera eficaz la situación que afronta el país? ¿Qué pasaría si las autoridades del Ministerio de Salud, durante la rueda de prensa, entraran en pánico, lloraran o tiraran la silla al público? Lo más probable es que usted, lector, pensaría que “no saben manejar la situación”. Seguramente lo primero que piense es que no pudieron manejar sus emociones y que la situación del país está en descontrol.
Controlar nuestras emociones incluye dos procesos que debemos tener en cuenta. Estos son el autoconocimiento y la autorregulación. Si bien es cierto, cada uno puede realizarlo por su propia cuenta, la ayuda de un psicólogo es importante para que se lleve a cabo de manera eficaz. Podemos dividir el proceso del control de emociones por fases, para comprender su manejo. Primero debemos conocer cuáles son las situaciones que provocan emociones fuertes en nosotros y que nos dificultan el manejo o control (ejemplo: una nota de voz sobre el desabastecimiento de alimentos en las cadenas de supermercados o información falsa sobre la cuarentena). Segundo, se debe detectar la emoción que provoca la situación (enojo, euforia, desilusión, ansiedad) y también la intensidad con la que se presenta. Por último, se deben establecer las consecuencias de dichas emociones; es decir, ¿cómo me afecta?
Muchos podrán familiarizarse con el ejemplo que voy a brindar. Imaginemos que recibimos una nota de voz sobre el desabastecimiento de alimentos en las cadenas de supermercados. Inmediatamente sentimos ansiedad, y la intensidad de la misma, en una escala del uno al diez, es un rotundo siete. La consecuencia inmediata es la aparición de un estado emocional de alarma, que desde el punto de vista neurofisiológico, desencadenará una serie de mecanismos neurovegetativos como modificaciones en la frecuencia cardíaca, aumento en la presión arterial, sudoración, tensión muscular y dolores en zonas específicas del cuerpo. ¿Muchos han pasado por esto, cierto?
El estado emocional se activa por diversos factores que generan una respuesta de ataque-huida. Esta respuesta nace también de la percepción del individuo sobre el estímulo que se evalúa a nivel cognitivo y le atribuye una interpretación de amenaza al estímulo. Esto suele suceder con frecuencia en los seres humanos, porque los estímulos considerados como amenaza son, desde el punto de vista cognitivo, estímulos internos que generan un conflicto. En el ejemplo del párrafo anterior, el desabastecimiento –que aunque puede ser falso–, por las condiciones de pandemia hace que la nota de voz tenga importancia y genere dudas.
Aquí es donde podemos tomar las riendas a través de estrategias simples, como evitar cualquier situación que no sea imprescindible (filtrar los estímulos a los que uno se expone), y seguidamente, reflexionar sobre la interpretación de la situación y sus consecuencias para así buscar alternativas que permitan racionalizarla de otra manera. Las técnicas de respiración y relajación para el manejo de la intensidad son cruciales en todo el proceso. Últimamente, se necesita un autodiálogo interno.
Estimado lector, no permitamos que las emociones nos confundan o nos venzan. Intentemos concentrarnos en aquello que resulte más útil y de provecho. Disponemos de herramientas que todos podemos usar en el ámbito personal o profesional, inclusive en el escenario de la pandemia. ¿Puedo controlar las emociones que me perjudican, o ellas me controlan a mí? Recuerde, es precisamente el estrés, el principal causante de las alteraciones emocionales y se manifiesta en ansiedad tanto a nivel somático (físico) como cognitivo.