El número de víctimas mortales por la dana en la provincia de Valencia se eleva a 212, de las que 183 están ya plenamente identificadas, según el último...
'La Bestia', la historia que se repite en un eterno espiral
- 21/08/2022 00:00
- 21/08/2022 00:00
Sobre cómo nace el libro que mereció el premio Planeta, conversan Jorge Díaz y Antonio Mercero Santos dsde la FIL Panamá, para La Estrella de Panamá.
Con la intención de escribir la cuarta novela de la investigadora Elena Blanco el trío de escritores se encuentra frenado por la pandemia.
“Estábamos en confinamiento, eso de que estás en casa, no podías salir y que no sabías cómo iba a ser el mundo después de la pandemia y pensamos, si no sabemos cómo va a ser el mundo, si no sabemos cuándo vamos a salir, sino sabemos si va a haber vacunas, si la vida va a volver a la normalidad, si no sabemos nada de como va a ser el mundo, ¿cómo vamos a escribir una novela actual?”, comenta Jorge Díaz.
Ante tal incertidumbre, decidieron poner en pausa los casos de la investigadora Blanco y optaron por algo que sí sabían cómo había ocurrido: el pasado. “Nos pareció a los tres una buena idea y empezamos a buscar una época. El siglo XIX en España es muy turbulento, en consecuencia, también en América de influencia española. Un momento en que pasaban cosas apasionantes”.
Antonio Mercero Santos, gran aficionado de Dickens quería algún personaje que se asemejara a aquellos desposeídos. Repasando la historia española, se encontraron con un episodio del siglo XIX, “La matanza de los frailes” en 1834, e investigando por qué había ocurrido aquello, se toparon con un escenario que pese a dos siglos de diferencia, se asemejaba muchísimo a la actualidad: una epidemia que exacerba las diferencias sociales, medidas sanitarias que llaman al confinamiento, falta de respuestas que llevan a la desconfianza, el triunfo de la ignorancia sobre la razón...
“Nos dijimos, 'esta es nuestra novela', recuerda Díaz.
Al finalizar el minucioso trabajo de creación conjunta se encontraron tan satisfechos con el resultado que decidieron presentarlo al Premio Planeta.
“Estábamos agazapados tras el seudónimo, nadie sabía quiénes éramos pero teníamos la sensación de que estaban a punto de pillarnos”, comenta Díaz.
Decidieron que de resultar ganadores revelarían sus identidades y si no, pues al quedar el sobre cerrado, continuarían con sus vidas.
El anuncio de Carmen Mola como ganadora del premio llevó al trío a mostrar sus identidades y motivaciones y a luchar por que esta peculiar situación no le reste protagonismo a la historia que han creado.
“Hemos escrito un libro que se llama La Bestia, que tiene un argumento muy complejo, muy poderoso, muy ambicioso, muy crítico con la sociedad y merece la pena que se hable muy bien de eso”, insiste Díaz.
En La Bestia, en plena epidemia del cólera que vive Europa, salen a relucir temas como la ignorancia, el individualismo extremo, la exclusión, las luchas de poder. Temas que más que de una época específica parecen eternos. ¿Estaremos condenados a repetirnos siempre?
Para Díaz, en una novela histórica hablas del pasado y “te encuentras en realidad hablando del presente”.
“Pones el envoltorio en el siglo XIX, pero en realidad estás hablando de la ignorancia actual, cosas que acabamos de vivir. Nosotros nos encontramos con que todo es como un espejo deforme de la actualidad. Estamos hablando de una cerca de Madrid en la que dentro están los privilegiados y fuera de Madrid están los pobres y ahora mismo Madrid no tiene una cerca pero Europa la tiene, la cerca de Madrid es el Mediterráneo”, sostiene.
“La Bestia, siempre decimso que es un título metafórico. Sí, hay una bestia que mata niñas, pero la bestia es la enfermedad, es la ignorancia, son las supersticiones, y los matices son exactamente los mismos ahora que en el siglo XIX”, dice Mercero.
La intransigencia política que lleva al país a un conflicto, la desigualdad social y la indiferencia hacia los pobres, son otras bestias. “Desde luego, a mí me gusta mucho el título porque es muy directo pero está aludiendo a todas las desigualdades que existían en el siglo XIX y aún existen hoy”, sugiere Mercero.
Y meditando sobre la posibilidad de romper los ciclos históricos, para Mercero la respuesta es no.
“No se puede salir de allí, son grandes temas que son del ser humano. En cualquier época ha existido. La intransigencia, la ignorancia lamentablemente también, uno diría que con la educación se acaba la ignorancia, pero es que en el siglo XXI no hay más que hacer un repaso de los bulos que han circulado al hilo de la pandemia, que rivalizan con las supersticiones medievales del siglo XIX”, asegura.
“Sin embargo, hay algo que marcamos al final de la novela y es que siempre se sale adelante por la gente. Porque la gente sigue teniendo ganas de vivir, sigue teniendo amor por la vida y también creemos que es la esperanza que tenemos ahora”, asevera Díaz.
“La gente, al final, encontrará la forma de vivir. También las cosas buenas afortunadamente las compartimos, no solamente lo malo”.
Si bien es cierto que la realidad siempre termina superando a la ficción, no todos los elementos de La Bestia son reales.
“La historia es inventada, el asesino de niñas es un personaje creado. Lo que sí es real es toda la ambientación del Madrid de 1834”, cuenta Mercero.
“Nosotros construimos nuestra historia dentro de ese caldo de cultivo que se compone básicamente de una epidemia de cólera, una guerra carlista, una ciudad cercada y con una conflictividad social muy fuerte entre el clero y los pobres, lo que lleva a la matanza de los frailes, un día de ira en que el pueblo irrumpe en 4 iglesias para matar a 80 frailes y destruir las iglesias. Eso indica unos vectores de tensión muy altos en esa sociedad, todo eso es el escenario perfecto para que nosotros hagamos sobre ello, la trama de Carmen Mola, que es un thriller que parte del secuestro de una niña, y cómo una niña huerfanita -su hermana- la busca”, describe.
“Esa es la historia que nosotros vamos trabajando como guinistas, haciendo giros, contando las peripecias casi al estilo de una novela picaresca, de una niña que va encontrando ayudantes por el camino, todo eso es ficción”, agrega, aunque en algunos casos se utilizan elementos muy cercanos a la realidad, como por ejemplo los rituales violentos que efectuaban las sociedades secretas en aquel momento.
“Hay que tener presente que 1834 es una bisagra entre el antiguo régimen y la edad moderna en la que quería ir entrando Madrid y por extensión España, pero no terminaba todavía de ingresar en la modernidad, tenía todavía un pie puesto casi incluso en creencias medievales. Es un año que hace de charnela ente lo viejo y lo nuevo”, indica Mercero.
El hecho de que la protagonista sea una niña y no un mozalbete pícaro no es casualidad.
“Carmen Mola siempre ha pretendido una reivindicación del papel de la mujer tanto en las novelas actuales donde la protagonista no es solo una mujer como se dice ahora, empoderada; sino que no es una niña”, declara Díaz.
La investigadora Elena Blanco es una mujer de 50 años de edad, no una jovencita ni una mujer de una belleza inusual.
“Desde el primer momento pusimos a una policía de 50 años, esa edad donde parece que la mujer tradicionalmente desaparecía porque pensamos que la mujer a esa edad tiene unas características y una fuerza y un poder que a nosotros nos gusta que esté presente”, recalca Díaz.
En el caso de La Bestia, a pesar de toda su carga crítica, no deja de ser la historia de una niña que busca a su hermana y que está dispuesta a hacer todo para encontrarla. Es una novela picaresca, de aventuras.
Otros personajes femeninos de la historia hacen sus aportes. Doña Ana Castelear, por ejemplo, es una mujer con opinión propia, que utiliza su posición de noble para hacerla valer, aunque no siempre tenga la razón.
“Hemos buscado la manera de empoderar a algunos pesonajes en el siglo XIX, que no es fácil porque la mujer era muy vicaria del hombre, una niña pobre valía menos que una gallina”, nos recuerda Mercero.
“Una madama de un burdel es la reina de su espacio. Puede demostrar cómo funciona allí una mujer. Y la elección del protagonismo en una niña que en Dickens, por ejemplo, siempre es un niño, pues ya poner una niña es significativo. Es una niña pobre, pero sí es la protagonista de la historia”, señala.
Carmen Mola, asegura
La segunda, es que con la elección de personajes femeninos relevantes en sus novelas “poco a poco un escritor puede ir creando un relato nuevo en el que las mujeres no sean personajes funcionales o dependientes de lo masculino o muy accesorios o muy clichés. Que sean personajes de carne y hueso relevantes y eso es lo que va a ir calando poco a poco en el imaginario de las generaciones actuales de lectores y va cambiando lentamente el discurso tradicionalmente masculino que tiene la literatura y la vida en general”, concluye Mercero.
La segunda, es que con la elección de personajes femeninos relevantes en sus novelas “poco a poco un escritor puede ir creando un relato nuevo en el que las mujeres no sean personajes funcionales o dependientes de lo masculino o muy accesorios o muy clichés. Que sean personajes de carne y hueso relevantes y eso es lo que va a ir calando poco a poco en el imaginario de las generaciones actuales de lectores y va cambiando lentamente el discurso tradicionalmente masculino que tiene la literatura y la vida en general”, concluye Mercero.