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- 23/05/2021 00:00
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Adivinen, Lorelai se casa. Sí, por sexta vez… y como desde la primera, no renunciará a tener un cortejo en el que no pueden faltar sus amigas Silvia y Farida. Otra vez toda aquella preparación, otra vez las exigencias, otra vez los gastos desmedidos y otra vez el mal rato, porque Lorelai se convierte en toda una bridezilla. Y sus amigas se merecen el cielo por vivir nuevamente ese infierno. Así son las amigas: fieles, comprensivas, desprendidas, ¿tontas o desquiciadas?
¿Cuáles son los límites de la amistad? ¿De qué sería usted capaz por su amiga? Es el tema principal de “Bridezilla”, obra escrita por Isabel Pérez Burgos, y que se presenta los jueves, viernes y sábados hasta el domingo 27 de junio en el teatro la Estación.
“Escribí 'Bridezilla' pensando en una obra en que pudieramos actuar Enithzabel (Castrellón), Stella (Lauri) y yo”. El trío, recordado por su éxito en “Divorciadas, evangélicas y vegetarianas”, buscaba una nueva obra para compartir complicidad, “pero no hay muchas obras para actrices de 40-50 años, es difícil conseguirlas, así que me puse a escribir una”, dice.
Corría 2019, año de elecciones y Pérez Burgos se había planteado desarrollar dos temas: uno relacionado con las elecciones, que decidió posponer, y otro sobre un tema que llamó mucho la atención: el fenómeno de las bridezilla, una novia que se torna en un monstruo con la preparación de su boda y pone en jaque a todos, desde el novio hasta el último invitado con humillaciones y exigencias absurdas. Este último tema, además de llamativo, le resultó cercano. Anteriormente Pérez Burgos había dirigido dos obras relacionadas con bodas: “Cinco mujeres con el mismo vestido” del estadounidense Alan Ball y “La madre que me parió”, obra española escrita por Ana Rivas y Helen Morales.
“Quería escribir algo así, relacionado con ese tema”, confiesa la dramaturga. Y puso manos a la obra, que fue estando terminada antes de la pandemia, sabiendo ya quiénes pondrían cuerpo a los personajes. “Creo que funciona a favor saber quién es tu actor, porque ya le puedes poner cara al personaje y ya te lo imaginas, es más fácil ir creando el personaje cuando ya tiene un cuerpo”, asegura.
“Son tres personajes, el de bridezilla sabía que lo iba a hacer Enithzabel y eso me funcionó bien porque la conozco muy bien y ya me imaginaba cómo iba a decir los textos, cómo iba a actuar. Y los otros dos los escribí pensando que podíamos hacerlos Stella o yo, cualquiera de los dos. Cuando Stella leyó el libreto inmediatamente dijo yo quiero este personaje”.
Lorelai, Farida y Sylvia han sido amigas toda su vida, desde niñas. Se graduaron juntas de la escuela e incluso trabajaron juntas por un tiempo.
Lorelai, la novia, “es un personaje más grande que la obra misma, es un personaje totalmente absurdo. Lorelai es una persona dominante, manipuladora, posesiva de sus amigas, fija su mente en lo que quiere hacer y es capaz de cualquier cosa con tal de lograrlo.
Para Farida su trabajo es su vida. Ella no tiene familia ni hijos, ni siquiera una mascota. A pesar de ser talentosa es muy insegura y no quiere tener nada que la ancle. Por eso ella no tiene relaciones permanentes y la única ancla son sus amigas. Sylvia, en tanto, quiere tener el control absoluto de todo, mientras que sus amigas son incontrolables. Farida y Silvia siempre terminan corriendo los caprichos de Lorelai, de repente ella sabe algo de sus amigas que ellas quieren ocultar...
Ya para este año, habiéndose restablecido las funciones presenciales, cayó en manos del director Edwin Cedeño, quien propuso algunos ajustes. “Edwin nos dirigió y convirtió esta obra en una cosa maravillosa que ya estrenamos”, cuenta.
Pero al igual que en “Cinco mujeres con el mismo vestido” y “La madre que me parió”, en “Bridezilla” aunque una boda es el disparador, los temas que se desgranan son otros.
“La obra trata de los secretos, la amistad y los límites en la amistad, del ¿hasta cuándo? Y de realmente qué es capaz uno de hacer por una amiga”, señala la actriz.
Y es que a la hora de hablar de la amistad femenina, las alabanzas no son suficientes. Siempre se mira el desprendimiento, la lealtad y el cariño sin medida. Sin embargo, no siempre es así.
“Tengo el pensamiento de que es muy edulcorado el tema ese de las amistades femeninas. Sí, se dice mucho que las mujeres vivimos más años si tenemos una red de amigas alrededor, pero en general, el tema se trata de forma muy eufemística”, comenta. “Todas las relaciones humanas cercanas son difíciles y son relaciones en las que uno tiene que trabajar, así sea con tu pareja, con tu familia cercana, tu madre, tu padre, tus hermanos, y pasa exactamente lo mismo con las amigas. Y no sé por qué esa discusión no la queremos tener en esa sociedad”, cuestiona.
Y es que hay veces que pasa por nuestra mente matar a las amigas, o al menos mandarlas de paseo “y uno llega a preguntarse ¿quién es esta persona?, ¿qué me une a mí con estas personas que de repente conocimos hace mucho tiempo, pero que son muy diferentes ahora. Pero efectivamente algo nos une y ese algo es el amor entre amigas, que nos une más allá de que compartamos ideas políticas, pensamientos, maneras de ver la vida, nos une el amor que nos tenemos por haber compartido toda la vida juntas”.
Y es que tal vez, de acuerdo con Pérez Burgos, “no estamos conscientes de la importancia que tiene la amistad femenina y la ponemos en una casilla que no le corresponde. Y creo que así mismo como se ha romantizado y se ha idealizado el amor con tu pareja –el final feliz llega hasta la boda, nadie habla de después– lo mismo ha pasado con la amistad femenina, que solamente llega hasta esos momentos en que estamos juntas y nos acompañamos con una copa de vino, nos reunimos y salimos del estrés, pero al igual que en la relación de pareja, esa relación también requiere trabajo y requiere sacrificio. Es una relación más, entre dos seres humanos que es difícil en algunos momentos, hay momentos con las amigas que son duros y que en muchas ocasiones terminan en el final de la amistad, igual que con la pareja”, sostiene.
Porque llega el momento en que hay que poner límites. “Nos cuesta decir que no porque caemos en el síndrome de querer que todo el mundo nos quiera y no querer quedar mal con nadie, para que nadie tenga nada malo que decir de nosotros. Estoy segura que la mitad de los psicólogos que atienden gente en terapia, lo que le enseñan a la gente es a poner límites. Porque no es bueno para uno no tener límites. Siempre hay que ponerse límites, con todo el mundo, no solo con las amigas”, considera.
¿Hasta dónde llegaría Isabel Pérez Burgos en nombre de la amistad? “Creo que tengo mis límites bastante bien definidos, no haría nada que fuera en contra de mis propios principios. Llegaría hasta donde pueda sin ofender o sin traspasar mis propios límites morales o de seguridad, algo que no me vaya a poner a mí en peligro o a otra persona en peligro”, afirma.
Y usted, ¿hasta dónde llegaría en nombre de la amistad?
“Bridezilla” se presentará los jueves, viernes y sábados de mayo y junio. La manera más sencilla de conocer las fechas disponibles es a través de la página teatroestación.net donde podrá ver las fechas, precios de los boletos e inmediatamente podrá hacer su reserva y compra. Le invitamos a ver “Bridezilla”. Si no va, no se enterará si habrá bodorrio para Lorelai.