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La agricultura familiar y escolar, alternativa para evitar una crisis alimentaria
- 11/05/2022 00:00
- 11/05/2022 00:00
La promoción de alternativas de producción agrícola sostenibles y amigables con el medioambiente, es uno de los programas que desarrolla la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tanto para Panamá como para el resto de América Latina y el Caribe, a fin de incentivar programas nacionales que garanticen el nexo de la producción de familias a mercados formales e institucionales para beneficio del sistema público de educación.
Najla Veloso, coordinadora regional en programas de alimentación escolar en América Latina y Caribe-Brasil, en una entrevista con La Estrella de Panamá indicó que los gobiernos de varios países, entre ellos Panamá, han desarrollado planes y legislaciones que buscan garantizar el fortalecimiento y consolidación de los programas nacionales de alimentación escolar en la región.
Según Veloso, lo que pretende la FAO es incentivar la capacitación y el intercambio de experiencias con los países de la región, para que la alimentación escolar no sirva como un plan de asistencia social a las poblaciones vulnerables, sino como un derecho de todos.
“Una alimentación y nutrición adecuadas en etapa escolar permiten a los niños crecer con salud, y la enseñanza de buenos hábitos alimenticios debe ser primordial para los padres y docentes, pues una mala nutrición, tanto por déficit (desnutrición) o por exceso (sobrepeso y obesidad), puede tener resultados indeseados a corto y largo plazo”, constató.
El programa nacional de alimentación escolar lo que busca es ofrecer comida a los estudiantes en las escuelas, pero, “que ellos mismos, junto con los docentes y padres de familia, puedan producir sus propios alimentos ante el alza [de precio] de los mismos”, dijo.
Para Veloso lo importante es comprender el alcance que tiene el programa, ya que la idea es fomentar el crecimiento estudiantil y su permanencia en la escuela.
“Es un programa que ayuda y favorece la salud y la nutrición de los estudiantes, ya que se puede sembrar desde arroz, frijol, frutas, verduras y legumbres, hasta criar pollos y cerdos, entre otros, a fin de suplir todas las necesidades nutricionales de los estudiantes y sus familias”, detalló.
Respecto a Panamá, Veloso mencionó que el programa “Estudiar sin Hambre”, implementado por el Ministerio de Educación (Meduca) y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida) y la existencia de una ley sobre agricultura familiar aprobada en marzo de 2020, tiene potencialidad para continuar avanzando en el país, pese a que fue detenido debido a dos años de confinamiento por la pandemia.
“Definitivamente un nuevo desafío es el retorno paulatino a la normalidad, y el llamado es a que cada vez más las naciones fomenten legislaciones que establezcan las bases del compromiso necesario con la calidad de la alimentación de las futuras generaciones”, matizó la coordinadora de la FAO.
En esa misma línea, Augusto Valderrama, ministro del Mida, quien estuvo acompañado de otras autoridades del Gobierno de Panamá y representantes del Comité nacional de diálogo de agricultura familiar (Conadaf) y del coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica, realizó el acto de lanzamiento de la Política Nacional de Agricultura Familiar, luego de haberse establecido un reglamento que impulsa la agricultura familiar sostenible en el país, en el Decreto Ejecutivo No. 112 del 9 de julio de 2021.
“Junto a otros ministerios, mediante el plan Colmena, se trabaja con varios programas para alinear fuerzas con esa tarea que se ha propuesto el Gobierno Nacional en disminuir las desigualdades y fortalecer los sectores que han sido golpeados en esta pandemia, como la agricultura familiar y las poblaciones indígenas”, agregó el ministro.
Por su parte, José Bernardo González, director de Desarrollo Rural del Mida, explicó que este paquete de políticas comprende varias leyes, decretos y programas que incorporan a los agricultores familiares en la estrategia de desarrollo del país.
“Con estos marcos normativos estamos reforzando el reconocimiento de la agricultura familiar como un medio de vida y la visibilización de las personas que viven de esta actividad, a través de la creación de un sistema de registro que nos va a permitir la focalización adecuada de las políticas públicas, como investigación, asistencia técnica, financiamiento, seguros, inversión productiva, así como la vinculación a mercados que son fundamentales para salir de la pobreza, incluyendo los mercados de compras públicas, como el programa Estudia sin Hambre”, indicó el funcionario.
Adoniram Sanches Peraci, coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica y Panamá, indicó que la agricultura familiar en Panamá representa cerca de 80% de los productores agropecuario y se constituye en un sector clave para la seguridad alimentaria y la nutrición del país, al producir la mayor parte de los alimentos que se consumen diariamente. Sin embargo, es también uno de los sectores que más sufre con los impactos de las desigualdades que enfrentan las zonas rurales, lo que afecta especialmente a las comunidades indígenas, jóvenes y mujeres.
“Para alimentar una población que enfrenta el desafío del cambio climático y las particularidades sanitarias de nuestro tiempo, la producción agrícola debe intensificarse de una manera sostenible, y la innovación es la clave para que esto ocurra”, expresó Sanches Peraci.
Es importante tomar en cuenta que para una adecuada nutrición, el requerimiento energético total de un niño se puede dividir en los diferentes tiempos de comida. Según las guías de alimentación de la FAO y adoptadas por el Ministerio de Salud de Panamá la proporción sugerida es:
1. El desayuno: es una de las comidas más importantes del día y debería cubrir, al menos, el 20% a 25% de las necesidades nutricionales. Se deben servir alimentos nutritivos como lácteos, frutas y panes integrales.
2. La merienda: debe abarcar al menos de 10% a 15% de las necesidades nutricionales. Es un tiempo de comida entre el desayuno y el almuerzo o entre el almuerzo y la cena.
3. Almuerzo: es el momento del día en que se come la comida más consistente y debe aportar al menos 25% - 35% de las necesidades nutricionales diarias.
4. Cena: debe cubrir de 25% a 30% de las necesidades nutricionales. Debe ser consumida no muy tarde para evitar que la proximidad al momento de dormir impida que los niños descansen apropiadamente.
En esta misma línea José Pío Castillero, viceministro administrativo de Educación, destacó que la buena práctica del trabajo entre agricultura y educación –en el programa piloto Estudiar sin Hambre, que lleva alimentos saludables a los estudiantes de las áreas más vulnerables– contribuyó a reducir la inseguridad alimentaria en estas áreas, convirtiendo los centros educativos en espacios de promoción de hábitos alimenticios saludables y cuidado del medioambiente. Al tiempo que impulsa compras públicas enfocadas en la inclusión de las familias de las zonas rurales en mercados y en condiciones de empleo y asociación.
“El trabajo interinstitucional es sumamente importante para el desarrollo de estos programas de alimentación escolar, para promover e incentivar la agricultura y asegurar la oferta de alimentos saludables y suficientes para la población estudiantil”, agregó.