El académico

Dumas Alberto Myrie Sánchez
Licenciatura en Geografía e Historia.
Maestría en Geografía Regional de Panamá.
Docente en el Ministerio de Educacióny en instituciones de educación superior. Artículos de opinión en El Panamá América, La Estrella de Panamá y revista cultural Lotería. Autor de los libros “Memorias de un bardo” y “Escritos de un sobreviviente”.

En medio de prosas inicia en el mundo de las letras, el académico. Sus memorias de niño son gratas al escribir cartas a sus enamoradas, perseguida por cualquier incidente en su carrera de bardo, que le hiciera olvidar el incidente en la bicicleta de su casa a temprana edad. En ese acontecimiento estuvo acompañado de su primo. Jugaban en el patio con dicho juguete, y por no ser muy diestros con el equilibrio, a ambos se les olvidó que al final del terreno se encontraban sendas palmas de pixvae. Al final ambos niños terminaron con sus cabezas incrustadas con el veneno de las espinas de la palma de pixvae. Aquello fue semanas de mucho dolor. En medio de esta coyuntura su vida escolar en kínder se detiene con la invasión a Panamá y sus visitas al Rey de Plaza Amador. Recuerda como todo niño aquel incidente en un juego de éxtasis, en medio del puente de las Américas, que la sorpresa por la vista a una señora causó una alegría. Son cosas de niños. En lo académico su formación incluía ver grandes maestros a su alrededor. En su sangre venía ser aquel que escribiera la historia escrita de su humilde pueblo, Nuevo Arraiján. Pero, tenía que sentir en carne propia la virtud de ser un hijo del señor y del servicio que se le asignaba de ahora en adelante bajo los designios del altísimo. En este momento de trauma por su accidente en su alma vive una película que relata cada episodio ya sea bueno o malo. Cada episodio de estos vividos en su interior, no se alejan del entorno más cercano de nuestro académico, al cual no se pueden desvincular su postura un poco ortodoxa en ese momento. Nuestro académico cuenta que su voz interior le decía que volver a cumplir un propósito era una prioridad. Luego de muchos vaivenes vuelve con un alto ímpetu a la escuela, nuestro académico. Pero lo que realmente marcaría la vida académica de nuestro formador sería pasar horas tras horas en la biblioteca con un buen libro. No era tiempo para improvisar. Nuestro académico cuenta que con 18 años cumplidos la educación en jóvenes y adultos más que una oportunidad era la ventana para descubrir la experiencia de ser un autodidacta. Estaba solo frente al mundo. Solo tenía una oportunidad y la aprovechó. Nuestro académico cuenta que siguió el mismo rumbo en el pregrado y eso lo llevó al éxito. Nuestro académico cuenta que su tesis de grado sobre su pueblo, la motivación de su abuelo como un actor social de esta comunidad y el ser un formador de otros alumnos en el pregrado le permitió seguir los caminos trazados por el señor. Nuestro académico reconoce las enseñanzas de sus maestros y el no ser un simple instrumento de trabajo en la escuela media. Por eso incluye en sus proyectos de vida, la palabra viva de sus queridos formadores y el de crear un propio archivo vertical que contara estas historias. Esta práctica de guardar noticias la adquirió en una de sus tantas visitas a platicar con gente que lo apreciaba. Nuestro académico se lleva el cariño de sus alumnos y quienes compartieron un buen momento de plática de alto nivel intelectual. La mayor felicidad para nuestro académico es que su obra intelectual sea consultada por esta juventud ansiosa de una revolución de ideas.

Lo Nuevo