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Seguir desde temprano la ruta de la ciencia
- 29/07/2022 00:00
- 29/07/2022 00:00
Desarrollo de un método de detección rápida de la covid-19, medalla de oro internacional por la creación de un sistema para disminuir enfermedades por hongos, cofundador de BioPwr, la primera biofábrica de Panamá; participación en estudios sobre cáncer y alzhéimer... Cuando Daniel Viquez repasa los proyectos en los que ha participado, pareciera que se trata de un veterano de la ciencia y no de un chico de 22 años, recién graduado de la universidad.
Viquez analiza por un instante su precocidad científica, ríe y explica: “Me gustaba la tecnología y las ciencias, es a lo que me quería dedicar y empecé desde temprano”.
Por eso, cuando conoció el Programa para la Identificación y Seguimiento del Talento Académico (PISTA) de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), siendo un estudiante de 15 años en San Miguelito, no vaciló, se inscribió de inmediato, fue admitido y la experiencia se convirtió en el punto de partida de su viaje por el mundo de las ciencias.
Un camino con metas trazadas, como la que cumplió hace unos meses, cuando se licenció en biotecnología, rama interdisciplinaria de las ciencias biológicas que consiste en aplicar la tecnología en sistemas biológicos y organismos vivos microscópicos para la creación o modificación de productos o procesos.
A continuación, Viquez explica más detalles de su especialidad científica, los proyectos en los que participa y también comparte algunos consejos para otros jóvenes que tengan las ciencias, tecnología e innovación dentro de sus intereses académicos.
La biotecnología es una ciencia muy amplia y esa es una de las características que más me gusta, porque cuentas con muchas posibilidades al poder apuntar a diferentes áreas, como la salud, con el tratamiento de enfermedades; la agricultura, mejorando cultivos; o desarrollando trabajos investigativos a nivel de bioinformática, entre muchas otras opciones.
Al principio, en la escuela, me gustaba la programación de computadoras o alguna ingeniería similar, pero gracias a mi participación en el programa PISTA de la Senacyt, conocí la biotecnología y me gustó aún más porque es muy parecido a programar, pero en cosas vivas; eso me atrapó por completo. Y más adelante, aún durante mi etapa escolar, fui seleccionado para la iniciativa Jóvenes Científicos, también de la Senacyt, y gracias a esta experiencia me convencí de que lo mío era la biotecnología, carrera que estudié en la Universidad Latina de Panamá, donde está disponible.
En Panamá hay varios centros que hacen biotecnología, como el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, donde se enfocan más en el campo de las enfermedades; el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá, para ver el desarrollo de mejores sistemas de producción de alimentos; o el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (Indicasat AIP), donde también trabajan muchas investigaciones sobre enfermedades. Allí en Indicasat AIP tuve la oportunidad de participar como estudiante en proyectos que analizaban diferentes compuestos y proteínas para combatir enfermedades como el cáncer y el alzhéimer. Y en Panamá también estamos trabajando en una nueva propuesta sobre biotecnología, una biofábrica, que es un nuevo concepto en el país.
Muchos países cuentan con biofábricas, que son sitios enfocados en la innovación. Esta se desarrolla empleando equipos altamente especializados que ayudan al investigador a disminuir el tiempo que toma haciendo experimentos y dejando que el sistema automatizado haga el trabajo manual para así poder dedicar mayor tiempo a las fases de análisis y optimización de experimentos. Hablo de robots automatizados, computadoras avanzadas o del concepto de inteligencia artificial, facilitando que los esfuerzos se concentren en la tarea de idear. Los beneficios son que las investigaciones se pueden desarrollar más rápidamente y se pueden obtener mejores resultados. Formo parte del grupo que ha comenzado este laboratorio, BioPwr, en colaboración con FabLab EcoEstudio y la organización internacional The Bridge Biofoundry. Con el trabajo de esta biofábrica, tenemos una gran posibilidad de llegar a un mercado científico que va creciendo, como el de la biotecnología, gracias a que, por la pandemia, nos hemos dado cuenta de lo importante que es la ciencia. Actualmente estamos equipando el laboratorio, con la meta de empezar a trabajar en cuanto sea posible.
Fui líder del equipo de iGEM Panamá, un grupo de la universidad que formamos para participar en 2021 en iGEM Latinoamérica, una competición científica de biología sintética que buscaba soluciones a problemas de la región y en la que participamos con un sistema que ideamos para disminuir las enfermedades causadas por hongos en los papeles conservados en las bibliotecas. Estos hongos pueden provocar enfermedades respiratorias y en la piel. Ganamos la medalla de oro con nuestra propuesta. Y durante la pandemia, también formé parte del equipo que desarrolló un sistema de detección rápida de la covid-19, propuesta que ganó la Convocatoria de respuesta rápida a la covid-19 en Panamá, de la Senacyt.
Estos programas fueron mi primera interacción con el ámbito de la ciencia en Panamá, cuando apenas estaba en octavo grado. Gracias a mi participación en estas iniciativas pude tener un panorama claro sobre qué se podía hacer en el campo de la ciencia en Panamá, conocer cursos disponibles, las diferentes disciplinas científicas y a especialistas que nos daban clases de alto nivel. Los tutores fueron una gran guía, nos impulsaban a investigar más, a leer artículos científicos y encontrar la línea de la ciencia que nos gustara más.
Que se apoyen en los docentes para recibir orientación, y los exhorto a que conozcan los programas de la Senacyt para que los aprovechen, como fue mi caso; no solo los programas de becas, sino otras iniciativas formativas. Deben estar pendientes de las convocatorias en la página de internet de la Senacyt. Que una de sus metas, durante la etapa de formación escolar o universitaria, sea conectar con investigadores científicos y participar en proyectos de impacto, antes de graduarse.