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Dilema de los procesos hacia la igualdad de las mujeres
- 08/03/2015 01:01
- 08/03/2015 01:01
¿Deben las diferencias entre mujeres y hombres ser tomadas en consideración también y hasta en las políticas y acciones realizadas por los Estados? A ésta pregunta la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de septiembre de 1995 respondió con un rotundo y global sí.
IV CONFERENCIA MUNDIAL SOBRE LA MUJER 1995
Hoy, veinte años después, luego de varias evaluaciones (a los 5, 10 y 15 años) y a las puertas de otra evaluación (Organización de las Naciones Unidas, New York , CSW 59 del 9 al 20 de marzo de 2015) es interesante examinar y reflexionar qué fue de tal esperanzada acción mundial que prometía importantes cambios no solo para las mujeres, sino para todas las sociedades.
La conferencia celebrada en Beijing, China, en septiembre de 1995 fue la mayor de las realizadas en la historia de la ONU, la más grande e importante sobre las mujeres, como indican los simples números: 181 países, casi 50,000 personas entre la conferencia de los gobiernos y el foro no gubernamental, produjo la mayor expectación a nivel mundial, acalorados debates, se llegó a ella sin un documento final como era tradición acordar y produjo reservas sobre distintos asuntos que iban desde la ‘cuestión del aborto’ pasando por lo de los derechos humanos universales e inalienables, la herencia, la opción sexual hasta asuntos económicos y financieros, por citar algunos de los más ásperos y controversiales.
Como se reconoció en el mismo documento, la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer se realizaba en el ‘umbral del nuevo milenio’, en el marco del cincuentenario de la ONU y en su letra y espíritu se recogen todos los consensos globales respecto a distintos grandes temas (desarrollo social, niñez, ambiente, educación, derechos humanos, población) , alcanzados en los años noventa.
Así como los avances registrados en las acciones hacia las mujeres desde la primera conferencia (México) en 1975, pasando por la de 1980 (Copenhague) hasta la de Nairobi en 1985 en la que se evaluó el ‘Decenio de la Mujer’.
Y sin embargo como tantos otros asuntos, respecto a importantes dimensiones de la condición de las mujeres no se pasó de la retórica o en el mejor de los casos de las buenas intenciones.
POR QUÉ NO HUBO UNA V CONFERENCIA MUNDIAL…
Si bien es cierto todas las conferencias sobre las mujeres significaron concretos avances, la singularidad de Beijing 95 puede ser sintetizada en el compromiso de los Estados de todo el orbe y de importantes organismos internacionales de modificar la concepción y realización de sus políticas y acciones por la vía de hacerlas desde y con enfoque de género, es decir con una conceptualización en la que la diferencia femenina no es equivalente a subalternidad, con participación informada, democrática y protagónica de las mujeres y sus organizaciones, e intentando garantizar que la ejecución de tales no sea la mera reproducción de desigualdades sociales que se pensaban eran producto de diferencias biológicas entre mujeres y hombres.
POST BEIJING 95
Es seguro que por ello el Post Beijing 95 fue desde sus inicios objeto de ataques furibundos y de miradas mal interesadas.
Así , en el mismo evento la delegación del Vaticano elaboró un documento declarando sus doce reservas, fundamentalmente dirigidas a las cuestiones sexuales y reproductivas, a su concepción de los derechos humanos y ratificando punto por punto la posición asumida en 1994 en la Conferencia de El Cairo sobre Población y Desarrollo.
Como expresión global del complejo estado de los debates sobre la condición de las mujeres, Alda Facio y Marieme Helié Lucas (socióloga argelina) en sendos artículos de la época señalan la colusión y coincidencia de los fundamentalismos religiosos (musulmanes y cristianos) en la formación de un frente internacional contra el avance de los derechos de las mujeres.
En cada evaluación de la citadas, ha resultado relevante el contexto social global como seno en el que se disminuyen o potencian los consensos como Beijing 95, así a los cinco años, un publicación feminista sostenía: ‘No se ha abierto el espacio para establecer cuáles han sido los cambios efectivos, ni para el análisis profundo de los obstáculos’.
Si ello se ha dado en algún momento, no sólo ha quedado oculto al conocimiento de quienes seguíamos el proceso, sino que no se ha plasmado en el producto final de tanto trabajo.
RENDICIÓN DE CUENTAS
En este sentido, se ha dado una carencia absoluta de balance y de rendición de cuentas, que era lo que todas y todos esperábamos.
En dicha sesión no hubo interés de la mayoría de los gobiernos para evidenciar el conjunto de las falencias y así posibilitar cambios de rumbo. Pues si bien es verdad en todos los países se realizaron algunos loables esfuerzos, hubo siempre más retórica que acción estratégica.
Tales condiciones no hicieron más que prolongarse, así en la evaluación del año 2005 en los que la esperanza era ‘…ir más allá de Beijing 95’ al reconocimiento de la importancia estratégica del compromiso de los Estados: ‘…Beijing fue de muchas formas más que una Conferencia; fue la expresión de la capacidad de las mujeres y sus movimientos de manifestar y negociar sus experiencias, conocimientos, aspiraciones y parte de sus utopías’ (G. Vargas) siguió la constatación de que habían faltado mecanismos, recursos y justicia económica.
EL APOYO QUE NO SE HIZO REALIDAD
‘La ayuda prometida por los bancos, las agencias de cooperación y los países desarrollados no llegó como debiera haberlo hecho, los gobiernos tampoco asignaron suficientes recursos —ni materiales, ni institucionales, ni humanos— para la implementación de la PAM; las Naciones Unidas fueron perdiendo la ‘capacidad instalada’ del sistema para dar cuenta de todos sus compromisos y, por si fuera poco, en este mismo periodo, las fuerzas conservadoras y los fundamentalismos... fueron adquiriendo más poder’ (L. Garrido).
Dicho en breve, de los luminosos días del compromiso inicial solo quedaban las evidencias de una ausencia de acción estratégica real en un marco de ascendentes fundamentalismo, extensión de la guerra, del neoliberalismo y de las desigualdades económicas y sociales a nivel global.
E incluso hubo en ella que defender que el carácter de la reunión era para evaluar lo cumplido y no para revisar lo aprobado como pretendieron los sectores del fundamentalismo. Con tal contexto era impensable una V conferencia.
VEINTE AÑOS NO ES NADA…
Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es un buen momento para celebrar nuestros avances, hacer el inventario de desafíos y pendientes, reconocer la memoria valiosa de las que antes lucharon y para recordar que ningún compromiso con las mujeres ha sido honrado sin previo reclamo.