- 20/12/2012 01:00
- 20/12/2012 01:00
H ace un par de años, alertaba en mis escritos y presentaciones radiales que si: ‘La Justicia se fundamenta en el respeto de los Derechos Humanos’. La justicia en Panamá, va por muy mal camino. Si los ciudadanos no asumimos inmediata conciencia de los peligros que entraña el ignorar los Derechos Humanos, como la base fundamental de la convivencia pacífica, son muy graves los peligros que se ciernen sobre nuestra nación. Temprana y permanentemente, el presente Gobierno ha ido desarrollando una política represiva que nos permite afirmar que cuando estábamos contra Noriega, estábamos mejor. Una política, desarrollada con el concurso de personajes seleccionados por sus proclividades totalitarias, y que han ido más allá de convertirse en epígonos del norieguismo, para convertirse en ‘neo-norieguistas’
Entendiendo por ‘neo-norieguista’ la corriente antidemocrática, antipopular y antinacional que se ha desatado en todos los terrenos, impulsada por connotadas figuras que se han adentrado en los Órganos del Estado, instituciones autónomas y semiautónomas, para desarrollar sus propósitos represivos en lo económico, lo social y lo político.
La designación como Procuradora General de la licenciada Ana Belfon, cuya trayectoria como fiscal durante los años más álgidos del noriegato, se caracterizó por su atropello permanente de los Derechos Humanos, viene a reconfirmar el carácter abiertamente autoritario, autocrático y represivo del Gobierno que preside el empresario Ricardo Martinelli Berrocal.
Los nombramientos de a dedo y los constantes escándalos de corrupción que azotan día a día la administración de justicia, confirman que el tema de la reforma judicial JAMÁS ha sido considerado en orden de prioridad en la Agenda de Estado del gobierno, que la transparencia e independencia judicial no constituye para nada uno de los temas fundamentales y que la suprema labor de administrar justicia responde más y más, a intereses particulares o político partidistas.
Los nuevos escándalos que emergen en el sistema de justicia a través de la actuación de la Corte Suprema de Justicia, las Procuradurías, las Fiscalías y Personerías, las Corregidurías, los Juzgados Nocturnos, la Policía, Migración, para no mencionar los abusos de autoridad y extralimitación de funciones de los policías que olvidan que son solo agentes de la autoridad, nos demuestran que una clase política parasitaria, sin interés alguno por resolver los problemas de la justicia, marcan el camino que conduce a una ola de atropellos de nuestros de Derechos Humanos.
Las acciones del actual gobierno derivan en un aumento de la ya vapuleada esperanza ciudadana, hacia un cambio en la justicia. Los neo-norieguistas no tienen respeto a los Derechos Humanos. No tratan con el respeto debido la dignidad inherente al ser humano. Desprecian los derechos y las garantías que consagran la Constitución Política, los tratados y convenios internacionales de Derechos Humanos.
O controlamos con civismo sus irracionalidades o nos hundirán en la violencia que les recrea.
PERIODISTAS@LAESTRELLA.COM.PA