Las mujeres y el Libertador

Actualizado
  • 19/03/2023 00:00
Creado
  • 19/03/2023 00:00
Sin restarle méritos a nuestro Libertador, no hubiera podido llevar la vida que vivió, ni hacer todo lo que hizo sin estas mujeres
Retrato idealizado de Manuela Sáenz 1797-1856 Obra del artista Marco Salas Yepes (1919-1994).

Tuve el honor de ser invitada por la Sociedad Bolivariana de Panamá el 8 de marzo, como parte del programa de su reunión mensual, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, con una reflexión sobre las mujeres en la vida de Simón Bolívar. Sin restarle méritos a nuestro Libertador, no hubiera podido llevar la vida que vivió, ni hacer todo lo que hizo sin estas mujeres. También quise resaltar las mujeres que, después de su muerte, han hecho realidad y han luchado por los principios y valores del pensamiento y el latino americanismo bolivariano, así como las mujeres de nuestra Sociedad Bolivariana, que mantienen viva la llama de su pensamiento. Son heroínas que poco conocemos, porque la historiografía tradicional siempre les ha asignado un rol secundario o las ha condenado al anonimato, pero su valía va mucho más allá.

Una de las primeras mujeres que tuvo gran influencia en su vida fue la esclava Hipólita, que fue su nana y lo amamantó, y a quien él consideraba su verdadera madre. Los niños esclavos parientes de Hipólita fueron sus compañeros de juegos. Ser hijo adoptivo de esclavos lo convirtió en un caribeño indómito, de temperamento sensual, seductor, bailarín y sobre todo, un pensador original que no se resignaba a imitar a nadie, contrario a lo que se podía esperar de un mantuano aristocrático. Definitivamente, un señorito afrancesado no hubiera podido convertirse en el soldado incansable, aguerrido y experto jinete que fue.

María Teresa Rodríguez del Toro Alayza fue su primera y única esposa, que murió de fiebre amarilla a ocho meses de casados. Su muerte colocó a Bolívar en el camino de la política en vez de ser hacendado, como había creído que era su destino. Si María Teresa no hubiera muerto, hubiésemos tenido un hacendado en vez de un Libertador. Ante la pérdida de su amada esposa, el joven Simón se desespera y se embarca para España, a entregar sus pertenencias a su suegro y visitar los sitios que compartió con María Teresa, cuando fue feliz.

Al cabo de más de un año de sufrir su duelo, en París apareció en escena una mujer que lo cambiaría todo y le devolvería las ganas de vivir: Fanny du Villars, su prima y amor parisino de juventud. Fanny se codeaba con los grandes intelectuales y le transmitió el ideario revolucionario de la filosofía de las luces y el republicanismo. Con su experiencia, cumplió el rol de amante, madre y guía, lo alejó del vicio del juego y en cierta oportunidad, hasta le ayudó a pagar sus deudas.

Manuelita Sáenz fue una de las mujeres que más influencia tuvo en la vida del Libertador. Su importancia no radica en haber tenido una relación sentimental con Simón Bolívar, sino que fue una combatiente que rompió con las estrictas normas vigentes en ese entonces, vistió uniforme militar, aprendió a usar armas y desarrolló tácticas de espionaje para ayudar a los planes independentistas. Sin ella tampoco tendríamos Libertador, ya que le salvó la vida a Bolívar en el Palacio de San Carlos en 1828 enfrentándose a doce asesinos, espada en mano, para darle tiempo al Libertador de escapar por una ventana y salvar su vida. Por este acto el mismo Bolívar le dio el título “Libertadora del Libertador”.

Muchas otras mujeres hicieron posible los logros de Bolívar, aportando a la causa con donativos, sirviendo de espías y participando en todas las actividades bélicas, como María Josefa Canelones, Juana Béjar, Simona Amaya, Juana Escobar y Matilde Anaruy, incluyendo a la panameña Rufina Alfaro de Los Santos, quien dio el primer grito de independencia el 10 de noviembre de 1821.

En Panamá muchas mujeres siguen luchando por la libertad de la patria, inspiradas en los valores y el pensamiento de Bolívar, que no pierden vigencia con el tiempo, sino que cada día se hacen más necesarios y forman parte importante del proyecto feminista.

Al despuntar el siglo XXI, el rugido del feminismo estremeció las bases mismas de nuestras sociedades y las mujeres pasamos del silencio a la palabra. A pesar de que el feminismo es una revolución sin violencia, de carácter pacífico, resulta ser un proyecto colectivo y emancipador con vocación internacional, muy similar al proyecto libertador de Bolívar. Es una posición filosófica y una lucha contra el patriarcado, no contra el hombre. No se trata de hacer lo mismo que los hombres, sino de reemplazar el patriarcado en el mundo por una gerencia del poder equitativa, en donde los valores de la mujer y el hombre, valores femeninos y masculinos… tengan el mismo peso en la sociedad. Cierto es que los logros obtenidos han sido enormes para las mujeres, pero aún hay huellas que dejar en el camino.

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