Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 27/05/2024 00:17
- 26/05/2024 21:42
El nuevo gobierno que entra el próximo 1 de julio promete un giro de 180° en la política migratoria.
En los últimos cinco años, los migrantes ingresan a Tapón de Darién, un peligroso tramo que conecta la frontera de Panamá y Colombia. Tras varios días sorteando los peligros de la selva virgen, llegan a los albergues donde se alojan, reciben atención médica y alimentos. Desde Darién son transportados en buses hacia la frontera con Costa Rica para que retomen su viaje a Norteamérica. La crisis migratoria ha costado más de $70 millones a Panamá.
Todo parece indicar que con la llegada de José Raúl Mulino, a la Presidencia de Panamá, los vientos cambian de dirección, mejor dicho, la política migratoria cambia de enfoque. Los que logren ingresar al país por la selva darienita serán repatriados, anunció el presidente electo.
“Para que sepan los de allá y los que quisieran venir, que aquí el que llega se va a devolver a su país de origen”, como explicó el gobernante electo a inicios del mes de mayo.
Panamá cuenta con el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), que está encargado de custodiar las fronteras de Costa Rica y Colombia. En total, son 5 mil agentes. Un poco más de mil han sido asignados en puestos de control en la provincia de Darién.
Para Irene Cabrera, coordinadora del Observatorio de Migraciones de la Universidad de Externado, Colombia, citada por el diario BBC Mundo, la idea de la repatriación como medida para reducir el flujo migratorio es, por lo menos, “un eufemismo”.
“Los recursos de devolución de personas en la frontera son muy difíciles de enfrentar, cuando se cumple con el debido proceso”, agregó al diario británico.
Aunque, lo que se busca es que no ingresen al país. La meta es el cierre de la frontera. “La frontera es grande, pero se puede trabajar, se puede lograr.. Hay que evitar la migración ilegal”, explicó Frank Ábrego, el ministro designado para la seguridad de los panameños. Las nuevas autoridades han iniciado los estudios para preparar un plan migratorio.
El gobierno panameño carece de recursos para continuar sosteniendo el flujo de migrantes. “No tenemos los recursos para manejar esta cantidad de migrantes ilegales y se lo hicimos saber a la OIM. Lo entiende y estamos muy contentos de poder trabajar juntos para reducir”, dijo Javier Martínez-Acha, ministro designado de Relaciones Exteriores.
Martínez-Acha se reunió en la capital panameña con la directora general de la OIM, Amy Pope. Aunque, el “concepto filosófico” de cierre de la frontera no fue abordado en la reunión.
La selva darienita es conocida como una de las más peligrosas del mundo. Tiene 500 kilómetros cuadrados de bosques tropicales, montañas escarpadas y caudalosos ríos. La travesía puede durar hasta 8 días.
Al hacerse el trayecto en medios de transportes poco seguros (canoas, por ejemplo), los migrantes son vulnerables a la deshidratación, enfermedades (dengue o malaria), ataques de animales salvajes y ahogamientos. Los que sobreviven llegan a las comunidades exhaustos y necesitados de atención médica.
Pero, los peligros van más allá de los naturales. El área se ha convertido en refugio de grupos criminales que comenten actos de violencia, abuso sexuales, robo, trata de personas y redes del narcotráfico.
Desde enero hasta el 23 de mayo de 2024, un total de 159, 810 personas cruzaron la selva darienita. La mayoría eran venezolanos (102,737), ecuatorianos (11,666) y colombianos (10,167). Lo hicieron, además, los haitianos (9,638), chinos (9,589), indios (1,483), cubanos (3t1) y otras nacionalidades (14,159).
Solo en el mes de mayo de 2024, han llegado 20,543 migrantes. Hay 16,447 adultos y 4,096 menores de edad.
El año pasado - 2023 - un poco más de medio millón de personas cruzó la selva, en su camino hacia Estados Unidos. Un cifra que representó un increment de 52% con relación al 2022 y una crisis migratoria sin precedente en la historia.
Muchos de los migrantes van en grupos familiares con niños y niñas. En los cuatro primeros meses de 2024, un total de 30 mil niños cruzaron la frontera. Esto representa 40% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Para el 2024, los pronósticos apuntan a un aumento de 20% en el flujo migratorio irregular. El fenómeno mostraría la misma dinámica que el año anterior donde los sudamericanos protagonizaron el éxodo.
Se conoce el número de los migrantes que ingresan al país, que llegan a los albergues. Pero, difícilmente se sabrá el número de los que perecieron en la selva.
La migración masiva ha tenido otros efectos negativos. A su paso por una reserva ecológica, denominado “Patrimonio de la Humanidad”, los migrantes han dejado toneladas de basura, erosión, deforestación e impacto en las fuentes hídricas. Para sanear el área se requerirán inversiones millonarias y años de trabajo.