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Conflicto entre recursos naturales y actos colectivos
- 16/07/2017 02:06
- 16/07/2017 02:06
Diferentes expresiones socioambientales o acciones colectivas han tenido lugar en América Latina en las últimas décadas. Algunas de éstas responden a los efectos ambientales de ciertas actividades tales como la minería, las hidroeléctricas, turismo en costas, la instalación de actividades contaminantes; así como , la lucha urbana por el acceso a la tierra y el agua, la problemática sobre la disposición de los residuos sólidos urbanos e industriales, entre otros reclamos de justicia ambiental.
El presente artículo intenta generar el debate desde la reflexión teórica y con base en información empírica y evidencias que permitan entender y explicar el accionar social frente a la lucha ambiental.
Los conflictos de carácter socioambiental dan lugar a diversas clases de manifestaciones sociopolíticas o el surgimiento de organizaciones con diferentes grados de institucionalidad, variados métodos de participación, diferentes métodos de organización, diversas acciones colectivas y discursos varios frente a las relaciones de poder con el Estado.
Igualmente, se dificulta la correspondencia entre las acciones colectivas realizadas en el contexto de las luchas ambientales y el resto de los movimientos sociales clasistas de la región que han mantenido sus discursos y accionar en pro de cambiar la racionalidad social dominante.
Esto genera un movimiento ambiental con acciones dispersas, temporales y que se disuelven en el sistema político vigente. Es decir que desde la teoría clásica marxista, el movimiento ambiental en Panamá no logra constituirse en un movimiento social revolucionario. Al contrario, se establece en un movimiento defensivo y reactivo, en constante ruptura, incapaz de constituirse en un movimiento alternativo a las relaciones sociales hegemónicas.
Como bien lo plantea Leff: ‘El movimiento ambientalista es un campo disperso de grupos sociales que, antes de solidarizarse por un objetivo común, muchas veces se confrontan, se diferencian y se dispersan, tanto por el fraccionamiento de sus reivindicaciones como por la compresión y uso de conceptos que definen su estrategia política' (Leff; 2006, 30).
Esta visión de un movimiento ambientalista fragmentado, localista en sus luchas y enfrentado a sus pares, está relacionado al hecho de que presentan posturas diferenciadas, a partir del uso que le asignan a la naturaleza y la estrategia política manifiesta.
Por otro lado, es importante resaltar la importancia de las diferencias como alternativa a la homogenización del capitalismo, a través de la globalización.
CONFLICTO AMBIENTAL Y SUS ACCIONES COLECTIVAS
La invasión militar estadounidense a Panamá en 1989, no sólo cambió un régimen militar por uno discursivamente democrático: marcó también el inicio de la puesta en marcha del modelo neoliberal a través de las nuevas estructuras políticas de acuerdo al consenso de Washington.
De esta manera, surge un discurso de desarrollo y modernización económica en el país, donde el sector privado obtiene el control de las actividades económicas dirigidas por el Estado (privatizaciones de las empresas estatales).
Para el caso ambiental, estos compromisos empiezan a ejecutarse con la implementación del ‘Programa de Desarrollo y Modernización de la Economía' (1991), conocido nacionalmente como ‘Plan Ford', donde se propuso un programa de reformas de las empresas públicas, argumentando que la intervención del Estado en la producción y en el mercado había retrasado el crecimiento y desarrollo de la economía.
Los gobiernos siguientes han contemplado continuar con esta visión de desarrollo, implementando megaproyectos (hidroeléctricas, minerías, nuevos desarrollos inmobiliarios). Dentro de éstos se destacan: la integración energética con Colombia,-- proyecto que pone en peligro el bosque protegido más grande de la región, considerado Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera, ubicado en la provincia de Darién---; la carretera del Atlántico panameño, denominada por el Ministerio de Obras Publicas ‘La conquista del Atlántico'.
Estos megaproyectos advierten la toma por parte del capital de todos los recursos existentes (minerales, madera, costa, agua, tierras) en esta región del país, al igual que la posible explotación del yacimiento de cobre más grande de Latinoamérica: Cerro Colorado.
También debe considerarse la reincorporación a la Cuenca Hidrográfica del Canal de los ríos Coclé del Norte e Indio para el servicio del capital mundial.
¿MOVIMIENTO AMBIENTAL PANAMEÑO, MOVIMIENTO ANTI SISTÉMICO?
La toma de los recursos naturales por el capital nacional y extranjero, se manifiesta en momentos históricos donde se plantea el uso racional de los recursos naturales, como medida plausible ante el inminente cambio climático.
Estas medidas suelen trascender y afectar las economías de los Estados, situación que les lleva al replanteamiento de modelos de explotación ‘sostenibles' o también denominados ‘verdes', como la construcción de hidroeléctricas que afectan comunidades campesinas e indígenas pero se ofrecen como ambientalmente amigables.
Según un estudio hemerográfico de los últimos siete años se produjeron por lo menos 90 conflictos de carácter ambiental y por lo menos 70 acciones colectivas ambientales por año en Panamá. De acuerdo a la base de datos creada como producto de la investigación los conflictos ambientales más frecuentes en el país son aquellos generados por el agua, (represas o para el consumo humano), seguidos por la minería metálica, la deforestación (humedales, bosques todos con el propósito inmobiliario), el turismo de sol y playa, manejos de desechos sólidos y la contaminación.
Esta coyuntura parece hacer surgir nuevamente a los campesinos e indígenas como actores políticos protagónicos en el país.
Paralelamente, este nuevo escenario de conflictos ambientales genera propuestas desde el Estado para proteger y manejar los recursos naturales procurando la incorporación de estos actores al desarrollo nacional. Ejemplo de ello son el Plan Hídrico Nacional, la incorporación de nuevas fuentes hídricas, el Plan de Sanidad Básica 100-0, 100% agua, Un Millón de Hectáreas Reforestadas y el Plan de Desarrollo de los Pueblos Indígenas [Día15]. Estas políticas estatales mediatizan e imposibilitan el desarrollo de un discurso anti sistémico desde los movimientos ambientales y debilitan sus procesos organizativos.
Por tanto, no estamos frente a un movimiento capaz de insertarse en la dinámica del resto del movimiento social clasista de la región.
La conflictividad ambiental en Panamá, ---que se traduce en un deterioro y escasez de los recursos naturales---, ha aumentado en número las acciones colectivas que se registran en el país Sin embargo, los movimientos ambientales locales no logran descodificar las relaciones económicas imperantes en el mercado capitalistas y que son adversas a la justicia social y a la igualdad de las diferencias. Para lograr ese salto de lo cuantitativo a lo cualitativo, es vital que los movimientos ambientales nacionales incorporen al debate y a la construcción de su discurso los temas de territorio y la territorialidad como el espacio donde no sólo se construyen identidades sino donde antagonizan modelos de mercados opuestos: modelo de mercado comunitario versus un modelo de mercado global.
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La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.
El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.