- 17/01/2020 00:00
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El Ministerio de Seguridad se vio obligado a tomar una medida urgente como consecuencia de la masacre de la cárcel La Joyita. Debemos estar claros que es obligación del Estado garantizar la seguridad de las personas que se encuentran recluidas en los centros penitenciarios.
Pienso que en esa etapa cumplía una función experimental, era algo como un ensayo y error para ver la efectividad que pudiera tener ese cuerpo legal, introduciendo a custodios civiles. Pero los problemas que en los centros penitenciarios sobrepasaron las novedades que trajo una ley de hace 16 años, impidiendo su contención. Los custodios civiles, pienso que aunque hayan tenido un entrenamiento idóneo, no están en la capacidad de atender centros penitenciarios de gran volumen de personas y que además son peligrosas. ¡Esos centros no son conventos de monjas!
Pienso que frente a lo ocurrido en La Joyita en diciembre y ante la obligación del gobierno de garantizar el orden y seguridad del personal y de los internos, es lo más apropiado. Pero se hace necesario que se dote de tecnología de punta y de controles permanentes para evitar el ingreso de armas, droga y alcohol. Es imperante los controles, y los mecanismos de resocialización de los individuos a quienes se les ha definido su situación legal.
Se debe a que es una fuente de dinero sucio, obtenido por violar lo protocolos y la ley permitiendo facilidades para los detenidos, quienes obtienen un grupo de privilegios de forma irregular, olvidando que se encuentran en una cárcel y que su estadía sea lo más cercano a un Sistema Penal Acusatorio.
En la administración que yo estuve (2009-2014) presentamos una ley en esa dirección porque era urgente que el sistema penitenciario estuviera en manos de especialistas y personas capacitadas en sistema penitenciario. Participé en la creación de un borrador de ley, mal puedo criticar que la propuesta está mal porque soy creyente de que un cuerpo colegiado es un auxilio para el control que se requiere en los centros penitenciarios. Por supuesto que eso va concatenado con otras herramientas técnicas y científicas modernas.
En el 2010 se creó el Ministerio de Justicia, que fue separado del Ministerio de Gobierno; en aquella época los custodios de las cárceles estaban bajo el paraguas del Ministerio de Seguridad y un 90% correspondían a la Policía Nacional. Cuando se da la separación de Seguridad y Gobierno, los custodios entran a tener un poco más de control, no olvidemos que nosotros somos suscriptores de convenios internacionales, principalmente en materia de derechos humanos, y los organismos internacionales exigen que exista mayor respeto a los derechos humanos y cárceles seguras que, obviamente, un custodio civil maneja mejor estos temas que un policía. La Carrera Penitenciaria empieza con el apoyo de las Naciones Unidas y se presentaron los programas para preparar los custodios civiles con conocimiento en seguridad.
Considero que un nuevo sistema de seguridad penitenciaria no debe estar bajo la estructura de la Policía Nacional, sino más bien crear una estructura autónoma. La Academia de la Policía tendrá que adoptar sus planes al manejo de centros penitenciario porque no es lo mismo un curso para policía que un curso para custodios de las cárceles; es decir, una carrera penitenciaria que involucra personal más calificado, como psiquiatras y psicólogos.
Es un tema importante y delicado. En los últimos años se ha tenido la práctica de mandar a las cárceles policías que son castigados dentro de la institución. En el caso de los custodios civiles no hay problemas, porque ese es su trabajo, pero en el caso de los policías no tiene resultado positivo y este es parte de los elementos que han contribuido a la corrupción porque esos policías no se sienten identificados con la labor que se requiere dentro de las cárceles. A esto se suma que debes lidiar con detenidos vinculados al crimen organizado que buscarán la forma de penetrar las estructuras de cualquier forma, incluso, a través de amenazas. El mismo sistema, tal como está diseñado actualmente, facilita la corrupción dentro de las cárceles.
En primer lugar reactivar por completo el sistema de videovigilancia y tener, al menos, tres centros de vigilancia y que la vigilancia no sea solo a los detenidos, sino también a los que vigilan. A esto hay que sumarle tecnología para contrarrestar el grado de corrupción, que los funcionarios tengan presente que siempre hay alguien que los vigila y no será fácil caer en la tentación de la corrupción. También es necesario aplicar constantes rotaciones y contar con protocolos de conducta y donde uno de los protocolos no se cumpla, tomar todas las medidas necesarias.