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- 28/12/2019 00:00
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Cambio climático es el término utilizado para transmitir la idea de la transformación que está sufriendo el clima global, debido al aumento de las temperaturas y los fenómenos e impactos asociados con esta transformación.
Las manifestaciones del cambio climático en los trópicos incluyen variaciones en los patrones e intensidad de las lluvias, pérdida de arrecifes de coral debido al aumento en la temperatura del mar, una mayor ocurrencia de incendios forestales, reducción en los rendimientos de la producción agrícola y el aumento del nivel del mar.
De todos estos eventos, el que quizás suponga una mayor amenaza para la infraestructura urbana sea el aumento esperado del nivel del mar, debido a los fenómenos de inundación y recesión costera que este genera.
La inundación es el proceso por el cual el aumento del nivel del mar hace que las aguas lleguen hasta la tierra, sin causar ningún cambio en la superficie.
Por otro lado, la recesión costera es el proceso por el cual las costas arenosas o fangosas tienden a erosionarse. En este último caso se estima que, por cada metro de aumento esperado del nivel del mar, las costas arenosas retroceden entre 50 a 100 metros, (Climate Council, 2014).
De acuerdo con la organización Climate Council de Australia, se estima que el aumento esperado del nivel del mar para el resto de este siglo puede estar entre 0.4 a 1 metro, y que ya durante el siglo XX se habría dado un aumento de 17 cm (1.7 mm/año), mientras que durante lo que va del siglo XXI el aumento se ha acelerado a 3.2 mm/año.
Globalmente entre 93 a 310 millones de personas residiendo en áreas con alturas de 10 m sobre el nivel del mar o menos se verán afectadas, al igual que propiedades e infraestructuras con un valor estimado entre 3 mil a 11 mil billones de dólares.
Solo en Estados Unidos se prevé que en los próximos 20 años se deberán invertir más de 400 billones de dólares, para defender a las comunidades del aumento del nivel del mar, existiendo condados donde los costos de la inversión para protegerse de esta acción del mar para 2040 se encuentran entre 500 mil y un millón de dólares por habitante, (Center for Climate Integrity, 2019).
Además de los presupuestos de inversión en infraestructura para protección de las comunidades, estudios realizados en áreas proyectadas a ser inundadas en Miami Dade para el 2032, indican que las propiedades en estas zonas han estado perdiendo valor (33 dólares cada año por metro cuadrado de área residencial). Eso significa que una casa de 600 m² de aquí al 2040 habrá perdido aproximadamente 19,800 dólares de su valor (McAlpine, 2018), debido a estar en una zona que se espera quede bajo el agua o se inunde más frecuentemente debido al aumento del nivel del mar.
En el caso de Panamá, los estudios indican que durante el siglo XX el aumento del nivel del mar fue de aproximadamente 20 cm para el Pacífico (Puerto de Balboa), mientras que se proyecta que de aquí a final de siglo el aumento será mayor a los 50 cm, (Kwiecinski, 2008).
La población que podría ser afectada, solo en la ciudad de Panamá, podría estar entre unas 374,521 personas y unas 133,581 viviendas, incluyendo infraestructura clave como, el Aeropuerto de Tocumen y el Puerto de Balboa, áreas de desarrollo inmobiliario de alto standing como Costa del Este, Santa María y San Francisco, además de sitios de patrimonio histórico como el Casco Antiguo y Panamá Viejo.
La zona de humedales del este de Panamá es una de las áreas más afectadas. El hecho de que al mismo tiempo sea una de las zonas de mayor expansión urbana de la ciudad de Panamá, junto a las proyecciones de construcción de carreteras y una línea del metro hacia esa zona, generan mayor presión y urgencia por hacer compatible el rumbo de la planificación y expansión urbana con los impactos esperados de un fenómeno como este.
En el caso de Panamá se requiere la realización de estudios que permitan establecer con precisión cuáles podrían ser los impactos esperados de este aumento del nivel del mar para las comunidades costeras, base sobre la cual se deberán identificar las inversiones y políticas que serán necesarias implementar para hacer frente a esta amenaza.
Las inversiones, para proteger a las comunidades costeras y adaptarnos a los impactos de la conducta del mar debido al calentamiento global, resultan costosas pues en muchos casos implican la construcción de infraestructuras como rompeolas, mejoras en los sistemas de drenaje, instalación de bombas y cambios en los códigos de construcción. El elevado coste obliga a que se tenga que realizar una planeación y programación de su ejecución con mucha anticipación.
Se espera que en el 2040 las secuelas de este aumento del nivel del mar empiecen a ser más evidentes. Frente a este escenario urge iniciar los procesos de planificación urbana y territorial que permitan implementar adecuadamente las medidas de adaptación necesarias.
¿Será que finalmente la urgencia climática obligue, de una vez por todas, a entender a los panameños sobre la necesidad de planificar nuestro futuro?