El presidente Laurentino Cortizo termina su gestión. Como acto de agradecimiento llamó a un grupo de periodistas, dirigentes de los diversos medios de comunicación social para despedirse. Recordó lo difícil que fue la pandemia y cómo Panamá logró sobrellevarla. Sus más de 845 giras recorriendo el país y su enfermedad. Pero la reunión con los periodistas fue para agradecer el apoyo que, pese a que en muchas ocasiones no estuvo de acuerdo con algún escrito o comentario, nunca llamó a un dueño de medio para reclamarle. “Yo no soy rey, no soy un dictador”, expresó orgulloso de su actuar. Consideró que la transición con el nuevo gobierno ha sido muy fluida, recordarndo que dio instrucciones a todos sus funcionarios para que le entregasen a la nueva administración todo como es, “sin maquillajes”. Cortizo dice que esta transición será de lo más normal y fluida, como nunca ha ocurrido en un cambio de Gobierno. Se va a su casa a disfrutar sus cuatro nietos y no hizo falta la mención del taburete que le regaló un campesino en una gira cuando era candidato y quien le recomendó sentarse en él, porque algo debe tener la silla presidencial que a todos los presidentes les pasa algo. El taburete, dijo, lo envió ya a su oficina y que para él “fue un honor servirle a mi país especialmente en un momento complicado”. La despedida de Cortizo fue anecdótica, sobre todo, porque estuvo preñada de recuerdos que generaron muchas risas entre los periodistas. Se va Cortizo, a quien hay que reconocerle, al margen de lo que cualquiera pueda pensar de su administración, que fue garante de que aquí se respetara la libertad de prensa y de expresión. ¡Así de simple!

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