Eficiencia y botellas

La demagogia es lo que prima en cada campaña electoral y, aunque es el deseo de arreglar todo, la realidad es que es imposible en cinco años. Pero hay prioridades. Los últimos gobiernos subieron la planilla estatal en miles, si se compara el crecimiento desde el 2000 a la fecha. Pero independientemente de que el Estado emplee a esas personas, lo real es que hay que generar las suficientes plazas de trabajo para albergarlas. Y ese será el primer y gran reto de la actual administración. Nada se puede hacer si no hay trabajo. Las medidas de contención del gasto en funcionamiento en todo el gobierno y el impulso de la inversión estatal es el camino. Así la empresa privada que realizará estos proyectos podrá absorber una cantidad de estos nuevos desempleados que se están produciendo desde el sector público. Hasta los últimos días del gobierno de Cortizo, la cantidad de empleados públicos era de 255,360 funcionarios. ¿Es una cantidad alta? Nadie puede responder con certeza si lo es, pero lo que sí es correcto afirmar es que en muchos entes hay o había de sobra, mientras que en otros escaseaba y escasea. Si comparamos el porcentaje de la población económicamente activa que emplea Noruega en el sector público, por ejemplo, el porcentaje anda por el 30 por ciento. Si hacemos esa medición en Panamá, la cifra no llega al 20 por ciento. Pero a diferencia de Noruega, la eficiencia es la que cuenta, mientras acá la “botella” toma su lugar. Hay que adecentar el sector público y que trabaje la cantidad que sea necesaria, pero que trabaje. ¡Así de simple!