Este domingo 16 de febrero se efectuó en el boulevard Panamá Pacífico el XXV Festival de Cometas y Panderos, organizado por Aprochipa.
El Gobierno aceptó -quizá a regañadientes- ser país “puente” de migrantes, pese a que hace unos meses había señalado que no lo haría. Sin duda, las presiones de Estados Unidos han surtido efecto y Donald Trump ha implementado una dura y novedosa operación al deportar a Panamá a más de un centenar de migrantes de varias naciones asiáticas. Las personas que han arribado al suelo panameño son originarias de Irán, China, Afganistán, Vietnam o India. ¿Cuánto tiempo y recursos estará dispuesto el país para resolver la repatriación de estas personas? ¿Cómo será la dinámica? ¿Qué tanto Estados Unidos asumirá la operación? Se necesitan muchas respuestas: los vuelos seguirán llegando desde el norte: ya van dos. Y lo más lamentable es que entre las personas expulsadas no se ha precisado si hay niños o jóvenes. Este tema de cooperación internacional requiere ser explicado con claridad al país. Además se puede perder el enfoque humanitario. Entre los diferentes frentes que debe atender el presidente José Raúl Mulino es la transparencia, valor que debe proyectar y cuyo apego a él se demuestra en acciones, no con palabras. Los retos que enfrenta el país son grandes pero decisivos para la convivencia. Entendamos que la opacidad solo beneficia a los enemigos de la democracia. Un sociedad a oscuras, es un país sin rumbo.