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- 05/12/2015 01:00
El virus del neoliberalismo en la educación
‘Una educación crítica y liberadora debe tender a construir una civilización solidaria, libre de opresión y desigualdad social ', papa Francisco. Cómo podemos calificar este mandato del mundo católico, si en las escuelas privadas exclusivas de Panamá hay que aportar donaciones desde $3000 hasta $25 000. Otros centros educativos solo pagan mensualidades, pero fuera del alcance de una clase media baja que tiene un nivel de vida ligeramente por debajo del nivel medio.
Lo más censurable es que el Ministerio de Educación les aprueba el programa curricular a las escuelas privilegiadas, y las públicas tienen un programa curricular antiquísimo. ¿Dónde está la prosperidad con equidad que tanto cacareaba el presidente Varela en la Cumbre de las Américas?
Personalmente he solicitado a algunos amigos de la dirigencia magisterial me ilustren sobre sus propuestas de educación, pero nadie me ha contestado. ¡Docentes! No todo puede ser conquistas salariales e infraestructuras.
El neoliberalismo que enmarca y orienta esta situación se convirtió en un virus que ingresó al organismo, en este caso a nuestra sociedad. Tiene dos opciones: que encuentre las defensas bajas para multiplicarse o quedarse en un estado de vida latente, esperando el momento en que bajen las defensas. Las defensas se bajan en el tejido social con el cansancio, o cuando nuestros dirigentes y nuestro pueblo se someten, porque se desesperanzaron. El estrés no nos permite planificar una estrategia calculada, con la mente fría, debido a los múltiples problemas que atendemos. La soledad nos invade cuando nuestros compañeros se rinden y solo quieren estar bien cuando haya poder. La depresión se apodera de nosotros cuando no encontramos salida al problema. La mala alimentación, se traduce en el desconocimiento y la falta de actualización política. Por esas razones penetra el virus del neoliberalismo en un tejido social inmunodeprimido. Se introduce en los métodos pedagógicos y en las teorías científicas. Así se afianzan progresivamente ideas y actitudes que fundamentan la conducta maligna y extremadamente materialista entre los seres humanos.
En el razonamiento neoliberal, la inclusión del individuo como ser social es medida por su inserción en el mercado como consumidor. Somos valorados en la medida en que ostentamos mercancías de valor, subordinando principios y valores espirituales y morales. De ahí se deriva una ética cruel, que destaca una competitividad tergiversada, que solo trae egoísmo, envidia, celos. El consumo, los símbolos de riqueza y poder son guiados por la supuesta mano invisible del mercado. Tal desenfreno agota a los organismos de consolidación social, como los movimientos reivindicativos, la sociedad civil, los sindicatos, las asociaciones de barrio. Las oenegés y los partidos políticos, no se escapan.
El patrón adoptado ya no es el de la solidaridad, sino el del consumismo ególatra. Este virus llegó a algún tejido social debilitado. Allí se posó y le inyectó su código viral a toda la sociedad. He allí el origen de los focos de protestas callejeras todas las semanas. Es el sistema inmunológico de la sociedad haciendo la batalla, peleando contra el virus, con el objetivo de defenderse y matar al bicho. Nuestra propuesta educativa para matar al virus, está dirigida a una generación que está cambiando. A desarrollar un modelo que fomente un pensamiento crítico, analítico, reflexivo para suscitar nuevas prácticas emancipadoras de solidaridad.
Proponemos la configuración de una red de organizaciones e instituciones docentes y culturales que promuevan el debate teórico. Eliminar las diferencias académicas entre escuela de titularidad pública y escuela privada. Establecer jornadas únicas, donde existan tutorías para los estudiantes. Solo así crearemos una sociedad diversa y creativa que progresa para bien de todos.
Los educadores tienen un compromiso con esta sociedad. Encontrar los mejores recursos para despertar la pasión y comenzar un camino de estar entre los jóvenes con vocación, humanidad y estilo pedagógico. Todo educador está llamado a cambiar, a ser capaz de comunicarse con los jóvenes que tiene delante. Ser muy competentes y calificados. Es imperativo regresar a alguna prueba de medición adecuada a nuestra realidad, no a la PISA, que está hecha a la medida para el proyecto Tuning, y considerarla como la medición anual del PIB. Su humildad los debe llevar a aceptar la evaluación y que no las tema. Y sobre todo su salario debe subir considerablemente, si reúnen todas estas características.
El neoliberalismo en la educación es uno de los más peligrosos para el futuro de nuestro pueblo.
FINANCISTA