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- 26/10/2024 00:00
Usurpación de identidad y suplantaciones de identidad en internet
El uso o empleo de la identidad de una persona no es nada nuevo, y hoy en día, en Panamá y en otros países, puede castigarse con base en los siguientes hechos: a) Supresión o alteración de identidad de menores de edad en los registros del estado civil (art. 205), que es un delito contra el estado civil, b) Usurpación de identidad de otra persona para obtener algún beneficio económico, castigada en la estafa agravada, y c) Usurpación del estado civil (art.401) delito de falsedades personales, en España, que protege la personalidad y la identidad y los derechos y acciones civiles individuales que le son inherentes.
A medida que ha ido evolucionando la cibercriminalidad, la suplantación por internet relacionada con fraudes y estafas ha sido motivo de preocupación de los países, de la cual no escapa el nuestro, ya que en la reciente propuesta legislativa aprobada sobre cibercriminalidad, de la cual la Universidad de Panamá presentó sus observaciones, se incluirá de manera especial la suplantación de identidad en internet, para castigar hechos que provocan daños económicos o patrimoniales.
Al abordar la suplantación de identidad por internet, se suele confundir con la usurpación de identidad, pues ambos hechos tienen en común que consisten en que una persona finge ser otra persona y, por tanto, se atribuye la identidad de la misma; sin embargo, podemos apreciar que en la usurpación de identidad -hecho que no es reciente- estamos ante una falsedad, que consiste en apropiarse de la identidad de otro, de sus derechos y cualidades, emplear su nombre, sus datos, como por ejemplo, para cobrar dinero de este, o hacerse pasar por el padre o el hijo, o usar su nombre para otro para recibir una herencia, hecho que es sumamente grave.
Por su parte, en la suplantación de identidad, de fecha reciente, es un delito informático, en que se finge ser otra persona, de manera superficial, nombre, imagen de alguna persona en línea, es ocasional y para un fin determinado (Padilla Marshall), mientras que difiere de la usurpación, ya que se hace de manera continua y permanente, se adquiere el estatus totalmente legal de la identidad de la persona, es una apropiación completa de la identidad de todas las características, datos de la personalidad e identidad individual (Corcoy Bidasolo, 2011, Padilla Marchal).
En la suplantación de identidad, el sujeto se hace pasar por otra persona con el fin de cometer fraudes, delitos contra la intimidad, acoso virtual, entre otros, y los ciberdelincuentes emplean la ingeniería social e inteligencia artificial, manipulando a las personas, ganándose su confianza, para obtener información confidencial.
La suplantación de identidad es un delito que no solo trae graves daños económicos a sus víctimas, sino que también pone en riesgo la identidad digital, en otras palabras, la imagen que la persona representa y proyecta en la red, su reputación digital que se va formando por la información que comparte en internet o los rastros y huellas cuando navega en la red, todo ello que lo identifica y ofrece un perfil en la red, por lo que también afecta los derechos humanos digitales de las personas.
El modus operandi de los ciberdelincuentes en la suplantación de identidad digital son múltiples y pueden consistir en el envío de correos electrónicos engañosos (pshishing), mensajes WhatsApp, anuncios, llamadas telefónicas (vishing) y comprende: a ) la creación de un perfil falso con la identidad de otra persona, a la que le suelen añadir imágenes para que parezca real, b) se hackean las cuentas de una persona haciéndose pasar por él, es decir, a través de phishing o malware, spoofing, smishing, entre otros, y c) por la suplantación o impersonación de marca conocida, se crean perfiles falsos de marcas o empresas conocidas para realizar defraudaciones, y con ello se manipula o engaña a la persona para que use una determinada plataforma maliciosa, para que ceda información personal con fines delictivos, de clonar tarjetas, acceder a cuentas bancarias, entre otros.
Para terminar, como usuarios de internet es necesario que seamos más cautelosos y estemos alertas a ese bombardeo constante de correos, llamadas y mensajes maliciosos; tengamos control de los datos que subimos en internet o compartimos en las redes sociales, que pueden ser utilizados por los cibercriminales, y que además las empresas, instituciones bancarias, entre otras, adopten medidas para una gestión y política antifraude.