Un voto de confianza para cerrar brechas

De acuerdo con estudios recientes, hay diversas tendencias que están deteriorando la confianza social y la credibilidad institucional en los sistemas democráticos de muchos países alrededor del mundo. Por ejemplo, según el más reciente informe del Foro Económico Mundial de enero de este año 2024, en el corto plazo tanto la desinformación como la polarización social son dos de los principales riesgos del mundo, incluso por encima de los riesgos relacionados a crisis económicas o temas ambientales.

Panamá no escapa de esta realidad. El pasado mes de noviembre tuvimos en nuestro país una crisis multicausal, cuyo detonante fue la oposición al contrato Ley con Minera Panamá, teniendo no solo las movilizaciones ciudadanas más importantes en muchas décadas, sino también cierres totales de vías durante semanas, que tuvieron impactos en muchas partes del país, sobre todo en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro.

Partiendo de elementos sociológicos y de ciencia política, es necesario que tanto los académicos, activistas y tomadores de decisiones de diversos sectores y sobre todo la clase política, realicemos una lectura profunda (que vaya más allá de la actual dinámica electoral) de lo sucedido el año pasado, tanto en sus causas, su desenvolvimiento y sus consecuencias, para poder incorporar lecciones aprendidas y que nuestro sistema democrático pueda ser fortalecido ante la nueva realidad que se impone, tanto en nuestro país como a nivel mundial.

Algunos de los primeros pasos en ese sentido, se apalancan en un plan de acción aprobado por Consejo de Gabinete a finales de febrero pasado, a fin de cumplir el fallo de la Corte Suprema de Justicia y en donde, ante la finalización de la vida jurídica de la concesión minera, el Estado como titular de la actividad define como prioridad inmediata la preservación ambiental y gestión segura tanto del sitio donde operaba el proyecto Cobre Panamá como las zonas aledañas al mismo.

Este plan conformado por 19 líneas de acción agrupadas en tres estrategias y siete ejes transversales, se fundamenta en incorporar elementos técnicos de corto y largo plazo, tanto para el proceso de cierre ordenado de la mina, como en la defensa del país ante los procesos de arbitrajes internacionales y en la tarea de repensar nuestra dinámica económica al no contar ya con el aporte de la minería metálica en nuestro PIB.

La ejecución de estas 19 líneas de trabajo mediante acciones concretas y no solo palabras sobre un papel, nos permiten retomar, reconstruir y fortalecer lazos de confianza social mínimos, en donde ponderemos lo que nos une por encima de lo que nos separa y que permitan que estos elementos técnicos puedan producir resultados tangibles en plazos adecuados.

Los panameños tenemos antecedentes robustos en donde el diálogo permitió lograr acuerdos para superar desafíos y situaciones difíciles. Si hacemos la lectura apropiada del momento histórico, con voluntad y capacidad que se demuestren mediante acciones concretas, sobre todo desde la clase política, una vez más, como en ocasiones anteriores, podremos alcanzar acuerdos importantes.

Así como estamos sentando las bases para un plan de cierre ordenado de la mina, a partir de estas acciones, también podremos impulsar el cierre de brechas de confianza que nos permitan construir juntos ese mejor presente y futuro para todos.