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- 20/09/2021 00:00
Transformación del sistema de salud
Han pasado 14 años desde que la Mesa de Salud, en el marco del Diálogo por la Concertación Nacional, entregara al Ejecutivo de aquel entonces un documento que contenía todos los aspectos que necesaria y obligatoriamente debían tenerse en cuenta para la reestructuración integral del Sistema Sanitario y alcanzar la cobertura universal de salud. El documento contenía los acuerdos logrados con amplia participación de la población de todas nuestras provincias y comarcas.
En aquellos Acuerdos de la Concertación, se propuso como Misión del Sistema de Salud “Garantizar la Cobertura Universal de servicios de salud humanizados, integrales, inclusivos y de calidad a toda la población, a través del Sistema Público Unificado de Salud, mediante la conformación de una red de servicios de salud, articulada por niveles de atención y grados de complejidad, con asignación de recursos financieros adecuados, tecnología actualizada y apropiada, dispensados por recurso humano suficiente, capacitado e idóneo”. Lamentablemente, aquellos acuerdos fueron archivados y no se avanzó.
Ocho años después de la publicación de los “Acuerdos de la Concertación”, otra concertación, esta vez la Mesa de Diálogo para la transformación del sistema de salud, identificó, también mediante un proceso altamente participativo, los siguientes problemas relevantes en el sistema de salud: “la falta de acceso a los servicios de salud con equidad; carencia de recursos humanos, de insumos sanitarios y medicamentos; falta de coordinación institucional intra y extra sectorial; carencia de infraestructuras óptimas; falta de sistemas adecuados de información técnica y sistemas financieros que sustenten los procesos de planificación para los modelos de gestión y provisión de servicios integrales. Todo esto conduce, a un modelo de servicios de salud con una visión centrada en la enfermedad, deshumanizado, separándose del concepto de integralidad, que beneficie verdaderamente a la población”. Es decir, que, desde los acuerdos previos, se había avanzado poco o nada.
Hoy en día, luego de la administración de tres diferentes Gobiernos y en el medio de una cuarta; esos siguen siendo los problemas sentidos, y nuevamente expresados por la población panameña; esta vez en los espacios de diálogo que ha propuesto el Gobierno al convocar, comprometiéndose con los resultados, el Pacto Bicentenario para cerrar brechas. Yo hago votos porque esta vez no pase lo mismo y las propuestas de más de 180 mil ciudadanos que han participado, se conviertan en políticas de Estado que nos permitan garantizar esa cobertura universal de servicios de salud humanizados que reclaman los panameños.
Y no hace falta ponernos a inventar, para luego esgrimir excusas por nuestra incapacidad para concertar y avanzar, argumentando que estamos frente a una tarea titánica. Por supuesto que se trata de una empresa compleja, pero en estos catorce años los panameños hemos generado experiencias aleccionadoras, abundante y suficiente material escrito, incluyendo una propuesta de anteproyecto de ley para la Transformación del Sistema Público de Salud de Panamá, el cual lógicamente debe ser revisado y sometido al escrutinio público. Esta propuesta de anteproyecto de ley, que está disponible para el examen de todos, garantiza el cumplimiento de las obligaciones constitucionales del Estado y recoge las aspiraciones de toda la sociedad panameña, como, por ejemplo: “que el Sistema Público de Servicios de Salud estará centrado en los usuarios; que el sistema se mantendrá público, sin privatización; que el acceso será universal y efectivo, sin exclusiones…”.
Entonces, llegó la hora de aprovechar la oportunidad que nos ofrece el lanzamiento del Pacto del Bicentenario “Cerrando Brechas”, el cual, según se anunció, buscaba y busca alcanzar acuerdos nacionales en materia de salud, seguridad social, educación, economía, seguridad y servicios básicos, para sentar las bases de un mejor Panamá.
Es la hora de avanzar de forma efectiva hacia la transformación pendiente del sistema público de salud, unificando los equipos que han trabajado en este proceso, aprovechando los materiales producidos y las fortalezas de todos. No es el momento de la lucha por protagonismos individuales, políticos, gremiales o empresariales. Estamos obligados a sumar y multiplicar.
Pero no cantemos victoria, recordemos, como señalé al inicio de esta glosa, que han pasado catorce años desde que la Mesa de Salud, en el marco del Diálogo por la Concertación Nacional, entregara al Ejecutivo de aquel entonces un documento que contenía la hoja de ruta para avanzar, y no lo hizo. Tal vez por lo ambicioso de este propósito, amén de la falta de un genuino compromiso político, es que no hemos sido capaces de cumplir con el discurso. Aprovechemos la coyuntura, apoyemos y vigilemos el desarrollo de este nuevo Pacto para cerrar brechas, ejerciendo a la vez, nuestro derecho y deber de participar activamente del proceso de transformación de nuestro sistema de salud.