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- 28/05/2014 02:08
El ‘trabajólico’
La cultura empresarial pareciera promover sutilmente conductas adictivas hacia el trabajo. Estimulan a los trabajadores por medio de oportunidades de desarrollo, paquetes de prestaciones superiores a las de la ley e incremento en la compensación económica, por citar algunas. Las personas ven en ello la posibilidad de avanzar, tener éxito y alcanzar un mejor nivel de vida. Sin embargo, entregarse de lleno a tan maravilloso mundo laboral tiene un precio: vivir para trabajar.
La situación descrita no sólo es promovida por algunas empresas, sino también es fortalecida por la sociedad, la familia, los amigos y por el que trabaja. Lograr un desarrollo laboral, intelectual y económico dentro del área profesional es un privilegio que en la actualidad pocas personas alcanzan. Sin embargo, la situación constituye un problema cuando el trabajo va más allá de ganarse la vida o de realizarse profesionalmente, y se convierte en una adicción capaz de ocasionar serios problemas físicos, personales, familiares, sociales e incluso laborales.
La adicción al trabajo al igual que las demás adicciones, se supone es un alejamiento del mundo real. La persona utiliza el trabajo para esconder, negar y escapar de sus problemas personales. Se trata de un fenómeno que ha existido siempre. El trabajólico o trabajoadicto, proviene del término inglés workaholic. Otros términos usados son: ergómano o ergomaníaco. A partir de los años 80 comenzó a ser catalogado como enfermedad debido a las repercusiones que tiene en la vida personal y en la salud.
Se presenta una creciente compulsión por trabajar, dentro de la cual hay que aumentar las horas de trabajo diarias. Ello tiene como fin lograr el mismo efecto estimulante de la actividad sobre el estado de ánimo. Como resultado la vida de las personas afectadas se torna cada vez más tensa.
Se manifiestan enfermedades que afectan sistemas y órganos donde el estrés, el miedo y la angustia hacen estragos. Así, no es extraño que la persona se vea afectada por gastritis, úlcera, infarto, hipertensión arterial o dermatitis nerviosa, padecimientos que provocan otras tantas dolencias en forma de dolores de cabeza, cegueras pasajeras, parálisis y ardor en la piel, entre otros.
El perfil del adicto al trabajo puede resumirse en cuatro características: Adicciones múltiples: No existe ningún adicto que tenga una sola adicción. En particular, es común que la adicción al trabajo esté acompañada de la compulsión por complacer a otros, al tabaquismo y al consumo de sustancias estimulantes. Negación: La negación a la adicción al trabajo es quizás la más compleja.
Dada la alta aprobación social que la conducta y sus consecuencias tienen para el adicto, le resulta muy difícil a éste tomar conciencia de su dificultad cuando manifiestan: ‘Ya sé que soy adicto al trabajo, pero sería peor tener una adicción a las drogas’. Autoestima irregular: Los adictos al trabajo tienen una autoestima devaluada o a la inversa. Presentan muchas dificultades para aceptarse realmente como son. Siempre realizan grandes esfuerzos por rendir más de lo que podrían naturalmente.
Y como suelen creer que los demás no los aceptarían como son, siempre tratan de incrementar sus logros. Incapacidad para relajarse: Funcionan bien con la adrenalina muy alta. Esta continua descarga de adrenalina es una de las causas de su dificultad para relajarse. Tienen siempre una larga lista de tareas que necesitan realizar.
Entre los consejos para aliviar esta enfermedad es el referente a la abstinencia. Si es posible dejar de trabajar por un tiempo. Después que no afecte su presupuesto. Aprender a identificar la conducta adictiva ayuda a controlar el desencadenamiento de la adicción repetida. Esto permite obviar el detonante antes que se desarrolle la conducta adictiva. Regular actividades constituye un plan adecuado al cual pueden ajustarse. El programa debe incluir número de horas dedicadas al trabajo, a la recreación, a la familia, al descanso, al juego, entre otras más.
Si se ha identificado con alguna o varias de las características mencionadas es tiempo de reflexionar y de valorar el verdadero sentido de su vida, de consultar al médico y si es necesario, someterse a una terapia psicológica. Retome e incremente las actividades recreativas, pues permitirá despejarse y olvidarse por momentos del trabajo, antes de que éste se adueñe de su vida y de su entorno familiar.
PSICÓLOGA