• 25/07/2024 23:00

Sufrimiento del pueblo humilde y trabajador

Alarmante es la situación en la que viven miles de panameños. Panamá es uno de los países más desiguales del mundo, a pesar del crecimiento económico. La pobreza por ingreso (ingresos que no alcanzan el mínimo requerido para adquirir una canasta de alimentos, bienes y servicios básicos) es creciente. La pobreza general se ubicó en 21.8% (971,135 personas) en 2021 y la pobreza extrema alcanzó al 9.5% de la población.

Una realidad de la pobreza es que afecta los derechos fundamentales de la población. Entre las consecuencias directas de la pobreza está el hambre y la desnutrición, como también la salud. La pobreza hace casi imposible que muchas personas accedan a servicios básicos como la educación, vivienda digna o agua potable. Además de la niñez, otros grupos de población afectados en mayor medida por la pobreza son la juventud, las mujeres, los pueblos indígenas, la población afrodescendiente y las personas con discapacidad.

En este marco, uno de los problemas que más preocupa a los panameños es el desempleo y el alto costo de vida. Se proyecta que el desempleo en el país tendrá una tasa próxima al 10%, cifra subestimada según economistas. En términos concretos se desconoce cuál es la tasa real de desempleo, máxime cuando el gobierno de Mulino, Asamblea Nacional y alcaldías han planteado el despido de miles de funcionarios. Por ejemplo, medios de comunicación plantean que “se están rompiendo botellas. 37% empleados menos en la alcaldía y 67% en el Miviot”. Tal como denuncia Frenadeso. “Sin negar la existencia de botellas y altos salarios de asesores y consultores, lo que no dicen es que se trata de trabajadores que, en su inmensa mayoría, se les vencieron sus contratos el pasado 30 de junio y sabían que no serían nombrados nuevamente”. Lo que no dicen es que están abriendo espacio para meter a los suyos.

En cuanto al costo de vida de la canasta básica ampliada (alimentos y otros bienes y servicios necesarios), para una familia de cuatro integrantes, se estima en B/. 1,828.83 mensuales. El precio de los alimentos refleja un incremento vertiginoso, con ello es evidente la pérdida del poder adquisitivo de los panameños.

Por otro lado, en los últimos días se ha recrudecido la política de desalojo forzoso a pobladores a los que el Estado no ha tenido la capacidad y voluntad de resolverles el problema de la vivienda y el hábitat. Mocona-FB ha denunciado que en el caso de Changuinola “donde se desaloja, reprime y criminaliza a poblaciones humildes que, al no tener respuesta efectiva ante la crisis habitacional, asumen su derecho de lograr vivienda digna ...”. Sin duda ello constituye una flagrante violación a los derechos fundamentales de la población.

El otro tema es el minero. Esta semana el ministro de Ambiente manifestó su intención de dar el visto bueno a la transnacional minera FQM para que “saque lo más pronto del país el concentrado (120 mil toneladas)”, desconociendo el mandato del pueblo panameño: “no a la minera”. Lo que viene es lucha para que se cumpla el mandato del pueblo de cierre definitivamente de la mina.

En materia migratoria, las acciones adoptadas por el gobierno panameño siguiendo las directrices de la embajada norteamericana ya dan como resultado más de una decena de muertos que fallecieron en el río, víctimas de la política aplicada en la frontera de Darién.

En medio del sufrimiento del pueblo humilde y trabajador, en la Asamblea Nacional impera los mismos métodos de antaño para establecer los “acuerdos” y “pactos” entre “viejos” y “nuevos” para definir la configuración y nombramiento de quienes presidirán las comisiones. Esto ha sido presentado por los medios de comunicación social como todo un show y algunos intentan excluir a Mulino de lo que está pasando, cuando él mismo manifestó a los medios que “se sentía cómodo con esta Asamblea”.

Conusi - Frenadeso
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