• 22/02/2025 00:00

Retos en la implementación de políticas públicas en la enseñanza del inglés

En Panamá, la enseñanza del inglés se hizo obligatoria en 2003 en los centros educativos públicos y privados del nivel primario y secundario de enseñanza.

El inglés es un idioma que se habla ampliamente en Panamá, especialmente en algunas industrias y zonas. En Panamá, estudiar inglés puede ayudar a mejorar la comunicación, el intercambio cultural y el acceso a mejores empleos, información y recursos.

En Panamá se han elaborado diferentes programas para enseñar la educación bilingüe y un mejor desempeño de los maestros y profesores de inglés especialmente en el ámbito educativo público. Uno de estos programas se llamó Panamá Bilingüe, exclusivamente para docentes panameños. Más de 70 mil panameños entre estudiantes y docentes fueron capacitados en el idioma inglés a través de este programa que ejecutó la administración del expresidente Juan Carlos Varela. Igualmente, el programa English for Life (EFL) fue una iniciativa educativa a nivel nacional con el propósito de fortalecer las habilidades en el idioma inglés en 52 centros escolares. Este proyecto surgió en 2005 gracias a una colaboración entre el Ministerio de Educación (Meduca) y el sector privado. En su fase inicial, benefició a 2.500 estudiantes de escuelas públicas, además de ofrecer cursos a otras 2.500 personas a través de universidades e instituciones especializadas en la enseñanza del inglés. Aunque en el 2017 el programa Panamá Bilingüe intentó evolucionar como nueva política de Estado, con el cambio de administración en 2019, el programa fue descontinuado.

Ahora más que nunca es esencial que adoptemos la enseñanza del inglés, su cátedra y su seguimiento responsable desde las trincheras de la política pública o de Estado; sin embargo, hay retos presentes que debemos considerar:

A. Falta de recursos y desigualdad

Uno de los problemas más recurrentes es la brecha educativa entre áreas urbanas y rurales. Mientras que en la ciudad suele haber más acceso a docentes calificados, laboratorios de idiomas y tecnología, en el interior del país y comunidades indígenas estos recursos son escasos o inexistentes. Además, las escuelas privadas suelen ofrecer programas de inglés más avanzados en comparación con las escuelas públicas, lo que amplía la desigualdad en las oportunidades laborales y académicas de los estudiantes al graduarse.

B. Capacitación docente insuficiente

Para garantizar una enseñanza de calidad, es fundamental contar con docentes bien preparados. Sin embargo, en Panamá, los maestros de inglés enfrentan dificultades como:

-Falta de programas de formación continua.

-Escasa exposición a hablantes nativos o materiales auténticos en inglés.

-Bajos salarios y condiciones laborales que no motivan la especialización.

Es importante destacar que algunos programas gubernamentales han intentado capacitar a docentes en el extranjero, pero la continuidad y el impacto real de estas iniciativas depende del respaldo político y la inversión sostenida. Es deplorable, porque son muchos los docentes de inglés que no dominan el idioma, pero están dando clases en nuestras escuelas oficiales, reforzando el atraso. En 2018, uno de los periódicos locales publicó que, “una de las pruebas de que el programa insignia del actual gobierno no despegó es que solo el 1,5 % de los capacitados pudo obtener una certificación de Cambridge, un revés para lo planificado”. Es imperativo que los docentes de inglés se preparen y sepan enseñar la cátedra con excelencia.

C. Resistencia cultural y lingüística

En algunos países, la enseñanza del inglés genera debates en torno a la identidad cultural y el desplazamiento del idioma materno. En comunidades indígenas o regiones con fuerte arraigo cultural, la enseñanza del inglés puede percibirse como una amenaza a la lengua y tradiciones locales, lo cual es algo totalmente entendible debido a un concepto que en sociolingüística y estudios de antropología llamamos “memoria colectiva” que, según Maurice Halbwachs (1925), es el conjunto de recuerdos compartidos por un grupo social que se transmite a través de generaciones. En el ámbito sociolingüístico, este concepto se entrelaza con el idioma y sus usos de varias maneras.

Además, existe la percepción de que aprender inglés favorece una visión colonialista o elitista. Por esta razón, algunas políticas han intentado equilibrar la enseñanza del inglés con el fortalecimiento de las lenguas nacionales o indígenas, este pudiese ser el caso de nuestras comarcas.

D. Evaluación y seguimiento de los programas

Muchas iniciativas gubernamentales lanzan programas de enseñanza del inglés sin un mecanismo claro para evaluar su impacto a largo plazo. Sin métricas adecuadas, es difícil determinar si los estudiantes realmente mejoran su nivel de inglés o si los recursos se están utilizando de manera eficiente.

Algunas de las principales fallas en la evaluación incluyen:

Falta de pruebas estandarizadas de inglés en la educación pública.

Poca recolección de datos sobre la efectividad de los métodos de enseñanza.

●Cambios de gobierno que interrumpen o rediseñan los programas sin evaluar los anteriores.

Para que las políticas públicas sean realmente efectivas, es necesario garantizar financiamiento sostenible, diseñar estrategias culturalmente sensibles y establecer mecanismos de evaluación rigurosos a largo plazo. Los mecanismos de evaluación rigurosos permitirán hacer ajustes según los resultados obtenidos. No obstante, es clave que los docentes también podamos ocupar los espacios activamente en la política pública y velar con ferocidad por una educación bilingüe de calidad.

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