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- 18/11/2022 00:00
Recordando al padre Antonino Mejía, tatarabuelo
Antonino Mejía Arosemena nació el 10 de mayo de 1818 en esta ciudad, según registro eclesiástico, fruto del matrimonio de Andrés Mejía y Manuela de Arosemena, celebrado en la iglesia de la Merced en 1781. Según descendientes, desde temprana edad mostró interés por la vida religiosa, lo que no agradaba a su padre, que prefería se dedicara a negocios familiares. Es así como Antonino se casa el 12 de diciembre de 1846 en la iglesia de la Merced con Manuela Rucabado Moreno, hija de Bernardo Rucabado y Juana Moreno, casados en 1814 en la misma iglesia.
De ese matrimonio nace, en 1857, Laura Mejía Rucabado, su última hija; dos años después, muere Manuela. Su funeral fue celebrado en la parroquia San Felipe Neri, por el presbítero Ramón de la Guardia, según registro de defunción que menciona a su esposo.
Contaban que Antonino interpretó la temprana partida de su esposa como una señal y recuerdo de la llamada de Dios a la vida religiosa, acogiéndola. Esta hija, Laura Mejía Rucabado, se casó con Adolfo Arosemena Guardia, primo segundo, según registro matrimonial, de donde provienen tataranietos de Antonino que aún viven. Antonino fallece en 1876 y su funeral lo realiza el obispo José Telésforo Paul en la Catedral; su lápida se encuentra en la iglesia de La Merced con la inscripción “Antonino Mejía, Canónigo suplente, Vicario General de la Diócesis en Sede Vacante, nació el 10 de Mayo de 1819, murió el 26 de Diciembre de 1876, su familia honra su memoria”. La lápida de su esposa, en la iglesia San Felipe Neri, dice: “Goza Manuela, de tu Dios la gloria, Allá en el alto Cielo, Y no borres jamás de la memoria, A deudos sin consuelo, Murió el 21 de nov. de 1859, Recuerdo de su amante esposo A. M.”.
Esta información proviene de relatos familiares, de investigación de registros eclesiásticos digitalizados del sitio FamilySearch y de visitas a las iglesias mencionadas, principalmente. El libro “Historia Eclesiástica de Panamá 1815 – 1915”, del doctor Alberto Osorio Osorio, contiene información sobre el servicio del vicario Mejía a su Diócesis; principalmente en las páginas 259 y en la sección 69 “Gobierno Eclesiástico de Monseñor Jované y del Padre Antonino Mejía, Vicarios Capitulares”, páginas 296, 297, 301 y 302.
Al parecer, la vida religiosa del padre Mejía es conocida solo en la historia eclesiástica y por sus descendientes, por eso, aunque su nombre es citado en recientes libros sobre genealogía de las familias Arosemena y De la Guardia, esta no se menciona. Según el libro del Dr. Osorio, Mejía, junto con otros sacerdotes, encabezaban la lista de quienes se marcharon antes de admitir que el Estado de Mosquera tuviese injerencia en las cosas de la Iglesia. También indica que, a la muerte del obispo Vázquez, en enero de 1870, el arzobispo de Bogotá nombró vicario capitular al canónigo Antonino Mejía, tomando posesión ante el Capítulo Catedral el 24 de marzo de 1870, haciéndose cargo del Obispado.
Según esta fuente, “El padre Mejía hizo lo mejor en el corto plazo del interregno”; también “... se empeñaba en que su gobierno eclesiástico fuese fructuoso...”; “Especial preocupación mostró para reparar la Catedral...”. A la llegada del nuevo obispo, se refirió a esta tierra como “obligado tránsito a los moradores de las naciones orientales i occidentales, de razas, hábitos i creencias tan distintas”, pidiendo a Dios que “la iglesia panameña se eleve… a un grado tal de esplendor que pueda citarse en lo futuro como ejemplo, mereciendo los aplausos y la admiración del mundo entero”. Posteriormente, el nuevo obispo lo nombró vicario del departamento de Chiriquí, con sede en David. Transcurría una época muy difícil para la Iglesia panameña; además era tiempo del Concilio Vaticano I en Roma.