• 20/11/2024 02:41

Para cosechar hay que sembrar primero

Sin duda alguna que el estilo de José Raúl Mulino ha sorprendido positivamente al país [...] Queremos un cambio, pero no cosmético. Real y con posibilidades de ejecutarse...

Todos coincidimos en que el país requiere de cambios profundos; por cierto, muy profundos. Son muchas las tareas acumuladas por los malos gobiernos que han postergado la atención adecuada porque no atendieron los problemas encontrados. Prefirieron acumularlos, dejándolos para el próximo gobernante.

Lo vemos con el puente de las Américas que, por su falta de mantenimiento oportuno, de repente ocurre una desgracia allí de gran magnitud. Se aprecia en las escuelas que se caen a pedazos porque no son reparadas oportunamente. En los tantos puentes en el interior que se atienden cuando finalmente se desplomaron porque no le dieron el mantenimiento preventivo. En el Idaan, por muchos años politizado -como tantas otras entidades de atención al público-, que con tanta frecuencia nos deja sin agua en la capital y casi que sin una gota en las barriadas nuevas. Carreteras recién construidas que, por una falta de inspección adecuada, terminan inutilizables antes del año de haberse construido. En todo esto ha habido dinero perdido por la corrupción que cada día nos socava más.

Hemos vivido de parche en parche. Tapando temporalmente los huecos, pero nunca yendo al fondo del problema. Ni hablar de la salud, en particular el Seguro Social que, a pesar de sus miles de millones de presupuesto, cada vez está peor en la atención a los asegurados y la falta de insumos y medicamentos es escandalosa. Y a la Dirección General de Ingresos (DGI), entidad a la que se le pide recaude más, pero evita enfocarse en los grandes contribuyentes expertos en evadir lo que tienen que pagar.

Ahora, el Gobierno Nacional pretende cambiar lo que tenemos de seguridad social, quizás usando la misma táctica de antes: el gastado parche. No bastan las buenas intenciones del presidente Mulino que, al menos, se ha atrevido a afrontar la difícil situación del Seguro Social. Lo preocupante es que el problema radica en que las propuestas no van a la raíz del problema. Se quedan en la superficie.

¿Se habrán preguntado que el Seguro Social, para que sea una entidad verdaderamente autónoma e independiente, requiere de una ley que garantice estas características de gobernanza adecuada y moderna para evitar la injerencia que sobre sus decisiones aún tiene el Órgano Ejecutivo y la clase política del país? ¿Por qué antes que todo no se prepara una ley que garantice esa autonomía e independencia de la cual la Caja ha carecido, así como la que existe para la administración del Canal de Panamá?

Las propuestas presentadas, a mi juicio buenas para iniciar la discusión de resolver el gran problema que tenemos, no han ido acompañadas de propósitos gubernamentales para enderezar el rumbo del aparato estatal, y para modernizarse y eliminar las distorsiones que han existido por tantos años. Ello daría credibilidad en cualquier cambio que se pretenda hacer.

¿Ha seguido el sistema de escoger notarios y cónsules como siempre ha estado? Nos hablan de reducir el tamaño del Estado, pero siguen creando nuevas entidades que generan más nombramientos con altos salarios. ¿Y las exageradas jubilaciones de algunos antiguos jefes de la Fuerza Pública?

Sin duda alguna que el estilo de José Raúl Mulino ha sorprendido positivamente al país. Su presentación semanal es muy bien vista, sobre todo porque los dos últimos gobernantes (Varela y Cortizo) preferían ignorar lo que la gente pensaba. Pero, la confianza que ese estilo presidencial diferente causa en la población se irá desvaneciendo cuando vea que, siendo tan públicos los actos de corrupción del gobierno anterior, aún tras más de 4 meses de Mulino en el poder, todavía no hay nadie encausado del nefasto gobierno de Cortizo/Carrizo/Benicio. O cuando vemos que el Ejecutivo accede a otorgar un presupuesto inflado e innecesario a la Asamblea Nacional, tal como se ha hecho en anteriores administraciones. Queremos un cambio, pero no cosmético. Real y con posibilidades de ejecutarse. No como la ilusa campaña de las elecciones donde nos prometían que vendría más ”chenchén”, a sabiendas del caótico estado de las finanzas públicas que dejaría Cortizo. Estamos poniendo la carreta antes que los bueyes que la halarán. Para modificar el sistema de seguridad social, hay que meter antes mucho empuje a las reformas del Estado. De no ocurrir ello, quizás se logren aprobar las reformas a la Caja de Seguro Social, pero el problema se trasladará a algunos años más. Ni pensar en los 25 años de que nos habla el ministro de Economía y Finanzas.

*El autor es analista político

Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones