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Con el nombre de Instituto Nacional de Cultura y Deporte (Incude), nació esta institución en 1970, mediante el Decreto Ley N° 144 de 2 de junio de 1970, y luego se separó los aspectos de Deporte y Cultura, con la Ley N° 63 de 1974 y surgió el Instituto Nacional de Deportes (INDE). Luego en el 2007 adopta el nombre de Instituto Panameño de Deportes (Pandeportes). Ha tenido más de 30 Directores Generales, entre ellos Rigoberto Paredes (su primer director), Tomás Gabriel Altamirano Duque, Jack Cardoze Amador, Hernán Arias, Carlos Pinto Arosemena, René González, Víctor D’anello, Roberto Arango, Ramón Cardoze Quintero, Rubén Cárdenas y los tres últimos, Eduardo Cerda, Héctor Brands y Luis Denis Arce.
El objetivo de su creación fue contribuir a través del deporte y la recreación, a la formación corporal, espiritual y moral del niño, mujer y hombre panameño, a fin de hacerlos seres más completos en cuerpo y mente, y promover la práctica de actividades deportivas, con la finalidad de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de la población panameña.
Es claro que los fines de esta institución, no eran para el desarrollo exclusivo, de un solo nivel de oferta deportiva como la competitiva y alto rendimiento, sino el desarrollo integral de la práctica del deporte y la recreación, la cual ha sido abandonada, para querer construir desde la azotea y no desde las bases, lo cual es una calamidad.
Desde su inicio, por ley, es la máxima autoridad deportiva del país, aunque no en pocas ocasiones, ha querido ser desconocida su jurisdicción, por algunos pocos “dirigentes deportivos” y por algunos de sus propios directores generales, pero fue bien protegida, irónicamente no por el esfuerzo de las autoridades políticas nacionales, sino por las demandas interpuestas por dirigentes deportivos que obtuvieron cinco pronunciamientos favorables a la misma por la Corte Suprema de Justicia de Panamá.
Igualmente, en un momento de su historia, se intentó ignorar las facultades de Pandeportes, con la complacencia perezosa de la conducción política del país, pero tuvo la oposición férrea de algunos de sus directores generales que terminaron abandonados por los politiqueros del momento, interesados más, en el show deportivo, que en el respeto a las instituciones y al ordenamiento jurídico nacional. Por esta actitud se llegó incluso a arrodillar al país ante personas naturales y jurídicas extrañas al terruño, que tenían más una intención chantajista, que sustento en su planteamiento. Ello finalmente quedó demostrado en fallo del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS-CAS) del COI de 14 de febrero del 2014, que estableció “no basta solo el reconocimiento o registro en el COI, sino que el COP tiene la obligatoriedad de cumplir con el derecho interno del país donde está domiciliado (su estatuto debe estar aprobado por el ministerio de Gobierno e inscrito en el Registro Público y también su junta directiva tiene que estar inscrita, para que sus actos tengan legitimidad en la República de Panamá.).” En la actualidad hay intentos de olvidar intencionalmente, “aquellas noches negras en nuestro deporte”, aunque hay que reconocer, que hoy en esos horizontes en ocasiones hay menos insensatez.
A sus 54 años Pandeportes tiene una ley orgánica deficiente y resoluciones de su Consejo Nacional que por confusas le restan facultades a esta institución, por decir lo menos y son letra muerta, pues no son cumplidas, al priorizar la ficción en la estructuración de las organizaciones deportivas a nivel nacional. Además, las direcciones provinciales no pueden colaborar en el desarrollo de la actividad deportiva en sus respectivas provincias, pues no cuentan con ninguna condición material o económica para hacerlo. Al igual sus centros especializados, como el de capacitación y medicina deportiva, totalmente deficientes como su ley.
Hoy, a sus 54 años, Pandeportes es un mero administrador de coliseos y suministrador de fondos de los contribuyentes, para que sigan las anarquizantes prácticas en esta materia. Los gobiernos no entienden que esta institución debería, integralmente, coordinar las actividades y el desarrollo del deporte a todo nivel. Por ello, no deberían mirar a esta institución y al deporte de manera subalterna y dedicar tiempo y esfuerzo en las evaluaciones y planes que son necesarios implementar.
Hay que comprender que nuestra población en general y sobre todo nuestra juventud no puede ser condenada a ser futbolistas o peloteros, ellos tienen derecho a poder practicar cualquier disciplina deportiva sin discriminación, ni limitante y sin tener la necesidad de querer o pretender ser un atleta de alto rendimiento o un competidor.
Las futuras dirigencias políticas de nuestro país, deben mirar la práctica del deporte como un elemento fundamental del sistema educativo, que su práctica es salud, corrector de desequilibrios sociales y creador de hábitos favorecedores de la inserción social y además, entender que la práctica de las disciplinas deportivas implica una serie de valores (disciplinarios, éticos y humanos) que deben ser motivados y enseñados desde la escolaridad. Esas son las bellas funciones que Pandeportes tiene y con energía y voluntad debe coordinar con los diferentes estamentos de la vida nacional, entre ellos corregimientos, distritos, provincias, escuelas y universidades.