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- 23/07/2023 00:00
Panamá: oportunidad para la industria de semiconductores
La creciente vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales y el estado volátil de la geopolítica están llevando a los fabricantes de chips de semiconductores de EE. UU. a buscar alternativas para cubrir funciones críticas en su proceso de fabricación. Hoy, tienen una nueva oportunidad en un socio estable y confiable cerca de casa: Panamá.
Los chips son el petróleo del siglo XXI y EE. UU. ha priorizado su importancia para la seguridad nacional a través de la Ley CHIPS. Los fabricantes de chips de América están buscando expandir la capacidad doméstica para ayudar a garantizar el suministro de estos bienes estratégicos.
Sin embargo, la industria a menudo depende de empresas que están a miles de kilómetros de distancia para completar las etapas finales de su fabricación de chips, conocidas como Ensamble, Pruebas y Empaque (ATP, por sus siglas en inglés). Muchos de estas instalaciones y almacenes de ATP están concentrados en Asia Oriental y el Sudeste Asiático.
Recientemente, Estados Unidos y Panamá hicieron un importante anuncio de una alianza estratégica para el fortalecimiento de la cadena de valor de semiconductores. Panamá fue escogido como uno de tan solo un puñado de países que se beneficiarán de fondos del Departamento de Estado para explorar formas de ampliar capacidad en ATP. La visita de la secretaria de Comercio de los Estados Unidos, Gina Raimondo, a Panamá refuerza esta intención de colaboración estratégica.
Para diversificar el riesgo en la cadena de suministro, al mismo tiempo que se mejora la seguridad nacional de los EE. UU., Panamá puede ser la solución preferida para los fabricantes de chips de los EE. UU., un centro hemisférico para ATP y un nodo de distribución global para la industria.
Panamá ofrece la oportunidad perfecta para que las empresas de semiconductores creen instalaciones y almacenes de ATP a medida a menos de 900 millas de algunas de las plantas de semiconductores más grandes del mundo ubicadas en los Estados Unidos. Como Panamá está directamente al sur de los EE. UU., tiene una ventaja de zona horaria, esencial para la coordinación empresarial, que las opciones asiáticas no pueden igualar.
Además de la proximidad, Panamá ofrece a los fabricantes de chips de EE. UU. varias otras ventajas, siendo la principal entre ellas, la estabilidad. Panamá es un socio estratégico probado de los EE. UU. y más importante aún, está en una región del mundo que no está experimentando tensiones de alto riesgo. Invertir en Panamá como un centro de ATP también es una propuesta beneficiosa para los estados de EE. UU. que buscan expandir las exportaciones de tecnología a la región.
Cualquier centro de distribución de ATP debe tener capacidades logísticas de clase mundial y Panamá sobresale en esto.
El Canal de Panamá es el nodo logístico más importante del mundo, proporcionando un valioso acceso a suministros globales. La comunidad internacional depende de Panamá para proporcionar estabilidad política y económica para asegurar la operación ininterrumpida del paso marítimo. Esto a su vez impulsa las decisiones políticas del país, garantizando previsibilidad y estabilidad, lo que lo convierte en un destino atractivo para inversiones a largo plazo. Las 185 empresas multinacionales que mantienen sus sedes regionales en Panamá dan fe de esto.
Panamá también tiene la mejor infraestructura aérea de América Latina, según el Foro Económico Mundial, con vuelos comerciales y de pasajeros directos a las principales ciudades americanas, y un centro regional para el transportista de carga global DHL.
Además del agradable clima de Panamá, el país tiene un clima regulatorio favorable.
Panamá ofrece un Régimen Especial de Servicios de Manufactura para Multinacionales (EMMA), que proporciona una amplia gama de incentivos a los inversores extranjeros. Este régimen se alinea bien con los objetivos de los EE. UU. de crear prosperidad económica en casa mientras se apoya a los socios en el extranjero. Por ejemplo, permite a las empresas estadounidenses establecer manufacturas en Panamá mientras mantienen la capacidad de facturar a los consumidores desde sus sedes en EE. UU. Una mayor estabilidad para los inversores está garantizada por las leyes de Panamá, que protegen las inversiones extranjeras de los cambios regulatorios y fiscales durante 10 años.
Panamá tiene un tratado de libre comercio con los Estados Unidos y acuerdos comerciales que involucran a más de 60 países, incluyendo la UE, Singapur, Israel y Corea del Sur.
El componente más importante en todo esto, por supuesto, son las personas. El Gobierno panameño ha establecido una red de instituciones para apoyar la formación de la fuerza laboral y el desarrollo del capital humano. Por ejemplo, el Instituto Técnico Especializado Superior es un campus de última generación que impulsa asociaciones público-privadas para desarrollar la fuerza laboral del sector tecnológico. La Universidad Tecnológica de Panamá, que produce 4000 graduados de alto nivel al año, cuenta con seis instalaciones de investigación, incluyendo el Centro de Ingeniería Experimental, el Centro de Investigación Eléctrica, Mecánica e Industrial; y un Centro de Innovación y Transferencia de Tecnología. Del mismo modo, la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación promueve la expansión de la productividad de la fuerza laboral en asociación con los sectores privado y público. Además, Panamá continúa asociándose activamente con la academia de los EE. UU. para expandir sus capacidades.
A medida que las apuestas en las guerras de chips del siglo XXI se intensifican, las empresas estadounidenses necesitan socios confiables, estables, capaces y cercanos en la industria de los semiconductores. Panamá es la respuesta.