• 14/01/2025 16:36

Panamá existe por y para el Canal (parte II)

¿Qué más sabe Trump? Si un país en vías de desarrollo depende completamente de tus infraestructuras y de los productos que te vende y te compra, ¿qué votará después en las asambleas de Naciones Unidas y en su Consejo de Seguridad? ¿A quién apoyará en caso de conflicto?

Este nuevo “feudalismo corporativo panameño” enclavado en la junta directiva, olvidó que la Constitución panameña exige que todo lo referente a la situación canalera sea objeto de referéndum, a fin de consultar la opinión popular e impedir lo que pueda desviarse de ese cauce, y los últimos administradores del Canal, con el beneplácito de los gobernantes, replicaron modelos de externalización que usaban en sus empresas para recortar “gastos” en contratación de trabajadores panameños, poniendo en riesgo geopolítico a la institución, con el fin de aumentarse el salario en la junta directiva y sus respectivas dietas.

La junta directiva del Canal, en su pensamiento orientado a los mercados, no desarrolló la gestión comercial alineada con la otra cara de sus stakeholders críticos: la economía de Estados Unidos es muy fuerte por su poderío militar. La estrategia militar de Estados Unidos está principalmente fundamentada en que la Marina estadounidense controla todos los océanos del mundo. Hasta hoy esto quiere decir que Estado Unidos puede invadir otros países, mas no puede ser invadido, también que controla el comercio internacional.

De lo que no hay duda es de que, en este siglo XXI, estamos en una nueva guerra fría comercial entre China Popular y Estados Unidos de América, una lucha entre las dos grandes potencias por la hegemonía mundial, y Panamá cobra relevancia nuevamente. Hay unos escenarios clave y en disputa en esta particular guerra comercial: el mar de China, el océano Índico, el Canal de Panamá y el océano Ártico, todos ellos lugares clave para el comercio mundial y en los que tener la hegemonía militar puede suponer la diferencia entre dominar el mundo o no.

En esta nueva guerra fría, la lucha comunismo-capitalismo se ha superado, incluso podemos decir que la ideología política ya no es el elemento que teje las alianzas, sino que es la pura economía quien asume ese papel. Visto todo esto, la iniciativa One Belt, One Road es la columna vertebral económica y comercial que espera llevar en los próximos años a China Popular al siguiente nivel, y a establecerse como la indiscutible potencia comercial del mundo.

¿Qué está pasando con la insistencia de Donald Trump con Panamá? En octubre de 2020, la flota china se convirtió en la más grande del mundo, con unos 350 buques de guerra y submarinos, incluidos más de 130 grandes navíos de superficie, y eso sin contar con los pesqueros de arrastre que abundan en el océano Pacífico que desean como fin último de la era de Xi Jinping ser la primera potencia mundial cuando celebren el centenario de la fundación de la República popular China en 2049.

¿Qué más sabe Trump? Si un país en vías de desarrollo depende completamente de tus infraestructuras y de los productos que te vende y te compra, ¿qué votará después en las asambleas de Naciones Unidas y en su Consejo de Seguridad? ¿A quién apoyará en caso de conflicto? La iniciativa One Belt, One Road es algo que trasciende la simple economía y que es mucho más serio de lo que pueda parecer. Esperemos que no quedemos votando en contra de Israel en el Consejo de Seguridad, porque no tenemos insumos quirúrgicos, medicinas o repuestos de las máquinas de hemodiálisis en el Seguro Social.

Según Trump, las empresas extractivistas mineras, puertos, electricidad y constructoras del partido estatal de China Popular están, hace un tiempo, enclavadas en Panamá, en asociación comercial hegemónica con la aristocracia política panameña.

En estos momento, cinco de los diez bancos más grandes del mundo por valor de capitalización bursátil son de la República Popular China. Ojalá las cuotas obrero-patronal de la Caja de Seguro Social manejadas por las administradoras de fondos de pensiones privadas de Panamá no queden en dichos bancos y nos coaccionen con las mismas para votos a favor o en contra en el Consejo de Seguridad de la ONU.

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