• 02/03/2025 00:00

Orígenes de la murga del Carnaval de Las Tablas

No se puede concebir el Carnaval panameño sin murga. Este género, cuyos orígenes se remontan al Carnaval de Cádiz, en Panamá tuvo sus comienzos en la capital, para luego desarrollarse hasta su forma musical actual a mediados del siglo pasado en los carnavales de Las Tablas, en medio de la rivalidad entre las tunas de Calle Arriba y Calle Abajo.

La definición más antigua de murga que hemos encontrado en nuestro país, gracias al profesor Mario García Hudson, se refiere a “una banda de pocos instrumentos que es parte esencial del carnaval”, la cual fue escrita en la carátula de un disco de 78 RPM del sello Grecha, donde aparece impreso el tema titulado Pescao (1950), autoría del cubano-panameño Máximo Arrates Boza para el carnaval de 1919, señalando que es un himno de Momo en Panamá, y que “ningún carnaval se considera un éxito si esta danza no es ejecutada un sinnúmero de veces”. Existe otra producción discográfica de 78 RPM del sello Víctor (1937), titulada Llegó la murga, que es una danza de Armando Boza.

Según estos hallazgos, las primeras murgas surgidas en Panamá son producto de un fenómeno transcultural musical desarrollado durante el carnaval capitalino, siendo la danza un género preponderante, cuya popularidad para entonces era notable, herencia del género afrocubano denominado danza criolla.

La instrumentación de aquel primer formato de murga en la primera mitad del siglo XX estaba dada por trompetas, trombones, saxofones, bombo y redoblante, por lo que amerita documentar los antecedentes de los instrumentos de viento en nuestro país desde finales del siglo XIX.

Según el maestro Eduardo Charpentier Herrera (1969), la idea de formar bandas de música en Panamá comenzó con la Ley del 18 de enero de 1863, la cual llamaba a servicio militar a los habitantes del istmo entre los 16 y 50 años y autorizaba al Poder Ejecutivo a fundar bandas de música. Así, el 1 de noviembre de 1867 se funda oficialmente la Banda de Música de La Guardia del Estado Soberano de Panamá, bajo la dirección del francés Jean Marie Dubarry, momento en que formábamos parte de los Estados Unidos de Colombia. En noviembre de 1903, al convertirse Panamá en república, cambió su nombre a Banda Republicana, bajo la dirección de Santos Jorge Amatriam, el creador de nuestro himno nacional. Igual de importantes han sido la Banda del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Panamá, fundada el 14 de agosto de 1891 y la Escuela Nacional de Música, creada a mediados de 1903.

En la península de Azuero, en la segunda década del siglo XX, arribó el actor y tenor español Francisco Cebamanos, miembro de la Compañía de Teatro María Antonia, la cual salió de España en 1912 para una gira en América. Cebamanos llegó a tierras chitreanas por invitación de José Márquez, donde abrió una escuela de música, lo cual también hizo en La Villa de Los Santos (Díaz López, 1998).

Según nos comenta el maestro Miguel Leguízamo (2023), dentro de los músicos formados por Cebamanos se destacaron: Manuel Consuegra, Ramón y Alfredo Fajardo, Heberto López, Encarnación Ávila, Miguel Leguízamo padre y su persona. Algunos de ellos se dedicaron a formar bandas musicales en cuarteles de la Policía Nacional y colegios secundarios, como a dirigir orquestas de música popular.

A mediados de la década de 1950, en La Villa de Los Santos, Manuel Consuegra junto con Ramón Fajardo organizaron un grupo que interpretaba música típica, lo que motivó a la directiva de la tuna de Calle Arriba de Las Tablas, conocida como Los Diecisiete, que los amenizara durante el Carnaval de 1952 (La Prensa, 2008). Así nació el primer formato de murga en el Carnaval tableño, aunque para ese momento aún no había sido bautizado como murga.

Según el profesor Juan Vega (2021), el primero en llamar murga al formato musical que interpretaba las tonadas del Carnaval tableño fue el profesor Luis Suman Carrillo, músico capitalino educado en el Conservatorio Nacional.

Suman Carrillo llegó a Las Tablas como profesor de ciencias del Colegio Secundario y contrajo matrimonio con Elizabeth Vásquez, reina de Calle Abajo de Las Tablas en 1953. Fue además el fundador de la banda de música del Cuerpo de Bomberos de Las Tablas (Alba, 2020).

Las tunas llegaron a ser tan grandes que las voces de las cantalantes no podían ser escuchadas. Por ello, las dirigentes de Calle Abajo aceptaron la propuesta de Suman Carrillo, quien ofreció acompañarlos reemplazando las cantalantes por trompetas, mientras que el estribillo era cantado junto con líneas melódicas de los saxofones. Suman Carrillo escuchaba las tonadas de las cantalantes y después de tomar el dictado musical hacía los arreglos musicales. En el Carnaval de 1958 por primera vez acompañaron a la tuna de Calle Abajo de Las Tablas con un grupo al que nombraron Murga del 58, conformado por los tres tambores de rigor: caja, pujador y repicador; sumados a dos trompetas, tres saxofones, un trombón, bombo y redoblante (Velarde, 2005).

Dos años más tarde, Juan Vega asumió la dirección de la Murga del 58 hasta 1964 y a partir de 1965 pasó a dirigir la murga de Calle Arriba, mientras que Consuegra inició la dirección de la murga de Calle Abajo hasta 1995. Ambos grupos fueron contratados a lo largo del país, convirtiéndose en el modelo para el nacimiento de decenas de murgas hoy existentes.

Desde sus inicios, las murgas del Carnaval tableño han interpretado tonadas dentro del formato musical tradicional del tambor corrido (compás 6/8) y tambor norte o tuna-norte (compás 2/4), concluyéndose así que a pesar de la introducción de instrumentos diferentes a los tradicionales no hemos perdido la identidad de nuestro tambor de calle.

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